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el 9 jun 2012
El ministro Néstor Schneider, miembro de la comunidad de los Testigos de Jehová, dijo en Crespo, de donde es oriundo, que no se trata de una cuestión médica sino de fe, con fundamento en la Biblia.
En declaraciones al Canal 6 “Entre Ríos” de Crespo, Schneider remontó el precepto que impide aceptar transfusiones a un relato bíblico sobre Noé. Dijo que Dios le concedió comer carne, y en esto la humanidad lo siguió, pero con prohibición expresa de ingerir la sangre, que debía ser derramada en el suelo.
Se trata del precepto que siguen los musulmanes y los judíos para desangrar por ejemplo los pollos que van a comer, tarea que debe hacer el rabino en el caso de los judíos.
La sangre no debe ingerirse porque es sagrada, representa el alma y no debe usarse sino en los sacrificios, de acuerdo con la interpretación del texto bíblico del libro del Génesis.
Como en aquella época no había transfusiones, los testigos de Jehová ratifican su fidelidad a Dios mediante un compromiso individual firmado de no aceptar transfusiones.
Luis Salum, del comité de enlace de los testigos para los hospitales, dijo por su parte que están formando un comité con la misión de recorrer las capitales de provincia y buscar médicos y anestesiólogos para acercarles tratamientos alternativos a las transfusiones.
Aclaró que no aceptan la curación por la fe ni consultan curanderos, sino que han puesto confianza en la ciencia.
“Le explicamos a los médicos que hay aparatos como los recuperos de sangre mediante estimulación de ls médula ósea para producir más glóbulos rojos o medicación para detener una hemorragia masiva”.
Dijo que los documentos que portan los testigos en que dejan sentado su rechazo a las transfusiones están certificados ante un escribano y hay además personas, como sus hijos o esposa, que los hacen valer llegado el momento.
“Estamos en contra la eutanasia, los testigos no queremos ser mártires, al contrario, amanos la vida. Nos atenemos al principio bíblico que es abstenerse a la sangre”.
Los testigos cristianos de Jehová son una religión, algunos la consideran una secta, que está inscripta en el registro de cultos legales en la Argentina.
Se presentan como los últimos de una larga serie de creyentes que ha seguido fielmente la voluntad de Dios a partir de Abel, hijo de Adán y Eva asesinado por Caín. El principal de esos fieles fue Jesucristo.
Modernamente se iniciaron en 1874 en los Estados Unidos, gracias a la acción de Carlos Taze Russel, que en 1887 fue presidente de la “Watch Tower and Tract” en Pensilvania. Predican de casa en casa con gran tenacidad un mensaje sobre el reino de Dios. No creen en la inmortalidad del alma, el infierno de fuego ni el purgatorio.
Russel era un cristiano ferviente, que terminó por rechazar la eternidad de las penas en el infierno. Rehízo cálculos anteriores y concluyó que la segunda venida de Cristo se produciría en el año 1874, cuando fundó la Zion´s Watch Tower Society.
Russel adaptó en sentido cristiano la doctrina de los siete querubines del ismaelismo, doctrina musulmana heterodoxa, y estableció la serie que comienza con Abel, y no con Adán, sigue con Enoch, Noé, Abraham, Moisés, Jeremías, Juan el Bautista y Jesús.
La secta se fundaba en predicciones que en algunos casos parecieron cumplirse, como que en 1914 se iba a iniciar un conflicto general al que seguirían muchas otras guerras, como preanuncio del juicio final. Estas profecías provocaron un resurgimiento de la secta después de la Primera Guerra Mundial.
La organización es económicamente muy solvente. Publica en 165 idiomas ayudas para estudiar la biblia, además de las revistas Atalaya (Watch Tower) y Despertad, que tienen en conjunto un tiraje de 28 millones de ejemplares quincenales y se distribuyen en 200 países.
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