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lunes, 2 de enero de 2012

Repaso Escuela del Ministerio Enero-Febrero 2012

Ministerio del Reino Febrero 2012

Ministerio del Reino Febrero

Muestro Ministerio del Reino Enero

Ministerio Enero 2112 Mexico y USA

Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático del año 2012 Semana 2 de Enero


2 de en. Lectura de la Biblia: Isaías 24 a 28 
Núm. 1: Isaías 27:1-13
Núm. 2: Podemos estar seguros de que Jehová se interesa por nosotros (Isa.57:15)
Núm. 3: ¿Qué propósito tiene la vida humana? (rs pág. 429 párr. 3-pág. 430 párr. 4)

 (Isaías 24:1-28:29)
24 ¡Mira! Jehová vacía la tierra y la deja asolada, y ha torcido la faz de ella y ha esparcido a sus habitantes. 2 Y tiene que llegar a ser lo mismo para el pueblo como para el sacerdote; lo mismo para el siervo como para su amo; lo mismo para la sierva como para su ama; lo mismo para el comprador como para el vendedor; lo mismo para el prestador como para el que toma prestado; lo mismo para el que toma el interés como para el que paga el interés. 3 Sin falta la tierra será vaciada, y sin falta será saqueada, porque Jehová mismo ha hablado esta palabra. 4 La tierra se ha dado al duelo, se ha desvanecido. La tierra productiva se ha marchitado, se ha desvanecido. Los encumbrados del pueblo de la tierra se han marchitado. 5 Y la mismísima tierra ha sido contaminada bajo sus habitantes, porque han pasado por alto las leyes, han cambiado la disposición reglamentaria, han quebrantado el pacto de duración indefinida. 6 Por eso la maldición misma se ha comido la tierra, y a los que la habitan se les considera culpables. Por eso los habitantes de la tierra han decrecido en número, y muy pocos hombres mortales han quedado. 7 El vino nuevo se ha dado al duelo, la vid se ha marchitado, todos los alegres de corazón se han puesto a suspirar. 8 Ha cesado el alborozo de las panderetas, ha quedado suspendido el ruido de los altamente jubilosos, ha cesado el alborozo del arpa. 9 No beben vino con canción; el licor embriagante se les pone amargo a los que lo beben. 10 El pueblo desierto ha sido derribado; toda casa ha sido cerrada para que no se entre. 11 Por [falta de] vino hay un clamor en las calles. Todo regocijo ha desaparecido; el alborozo de la tierra se ha ido. 12 En la ciudad ha quedado una condición pasmosa; la puerta ha sido triturada hasta quedar hecha un simple montón de ripios. 13 Porque así llegará a ser en medio de la tierra, entre los pueblos, como el vareo del olivo, como la rebusca cuando ha terminado la vendimia. 14 Ellos mismos alzarán la voz, clamarán gozosamente. En la superioridad de Jehová ciertamente clamarán agudamente desde el mar. 15 Por eso en la región de la luz tienen que glorificar a Jehová, en las islas del mar el nombre de Jehová, el Dios de Israel. 16 Desde la extremidad de la tierra hay melodías que hemos oído: “¡Decoración al Justo!”. Pero yo digo: “¡Para mí hay flacura, para mí hay flacura! ¡Ay de mí! Los que en sus tratos son traicioneros han tratado traidoramente. Aun con traición los que en sus tratos son traicioneros han tratado traidoramente”. 17 Pavor y el hueco y la trampa están sobre ti, habitante de la tierra. 18 Y tiene que suceder que cualquiera que huya del sonido de lo que se ha temido con pavor caerá en el hueco, y cualquiera que suba de dentro del hueco será apresado en la trampa. Porque las mismísimas compuertas de lo alto realmente serán abiertas, y los fundamentos de la tierra se mecerán. 19 Absolutamente ha reventado la tierra, absolutamente ha sido sacudida la tierra, absolutamente ha sido puesta en bamboleo la tierra. 20 Absolutamente se mueve con inseguridad como un borracho la tierra, y ha oscilado de acá para allá como una choza de vigilancia. Y su transgresión se ha hecho pesada sobre ella, y tiene que caer, de modo que no volverá a levantarse. 21 Y en aquel día tiene que suceder que Jehová dirigirá su atención al ejército de la altura en la altura, y a los reyes del suelo sobre el suelo. 22 Y ciertamente serán reunidos como con la acción de reunir a prisioneros en el hoyo, y serán encerrados en el calabozo; y después de una abundancia de días se les dará atención. 23 Y la luna llena ha quedado corrida, y el [sol] relumbrante se ha avergonzado, porque Jehová de los ejércitos ha llegado a ser rey en el monte Sión y en Jerusalén y enfrente de sus hombres de edad madura, con gloria.

25 Oh Jehová, tú eres mi Dios. Te ensalzo, elogio tu nombre, porque has hecho cosas maravillosas, consejos desde tiempos primitivos, en fidelidad, en confiabilidad. 2 Porque has hecho de una ciudad un montón de piedras, de un pueblo fortificado una ruina desmoronadiza, de la torre de habitación de extraños que no sea ciudad, la cual no será reedificada aun hasta tiempo indefinido. 3 Por eso los que son un pueblo fuerte te glorificarán; el pueblo de las naciones tiránicas te temerá. 4 Porque has llegado a ser una plaza fuerte para el de condición humilde, una plaza fuerte para el pobre en la angustia que tiene, un refugio contra la tempestad de lluvia, una sombra contra el calor, cuando el soplo de los tiránicos es como una tempestad de lluvia contra una pared. 5 Como el calor en un país árido, tú reduces el ruido de extraños; el calor, con la sombra de una nube. La melodía misma de los tiránicos queda suprimida. 6 Y Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos, en esta montaña, un banquete de platos con mucho aceite, un banquete de [vino mantenido sobre] las heces, de platos con mucho aceite, llenos de médula, de [vino mantenido sobre] las heces, filtrado. 7 Y en esta montaña él ciertamente se tragará la cara de la envoltura que está envuelta sobre todos los pueblos, y la obra tejida que está entretejida sobre todas las naciones. 8 Él realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo [lo] ha hablado. 9 Y en aquel día uno ciertamente dirá: “¡Miren! Este es nuestro Dios. Hemos esperado en él, y él nos salvará. Este es Jehová. Hemos esperado en él. Estemos gozosos y regocijémonos en la salvación por él”. 10 Porque la mano de Jehová se asentará en esta montaña, y Moab tiene que ser pisoteado en su lugar como cuando se pisotea un montón de paja en un estercolero. 11 Y él tiene que dar palmadas hacia fuera con las manos en medio de él como cuando el nadador da palmadas hacia fuera para nadar, y tiene que abatir su altivez con los movimientos mañosos de sus manos. 12 Y la ciudad fortificada, con tus altos muros de seguridad, la tiene que echar abajo; tiene que abatir[la] —poner[la] en contacto con la tierra— al polvo.

26 En aquel día se cantará esta canción en la tierra de Judá: “Tenemos una ciudad fuerte. Él pone la salvación misma por muros y antemural. 2 Abran las puertas para que entre la nación justa que mantiene conducta fiel. 3 La inclinación que está bien sostenida la salvaguardarás en paz continua, porque en ti se hace que uno confíe. 4 Confíen en Jehová para siempre, porque en Jah Jehová está la Roca de tiempos indefinidos. 5 ”Porque él ha echado abajo a los que habitaban la altura, el pueblo elevado. Lo abate, lo abate hasta la tierra; lo pone en contacto con el polvo. 6 El pie lo hollará, los pies del afligido, los pasos de los de condición humilde”. 7 La senda del justo es rectitud. Tú que eres recto, tú allanarás el mismísimo derrotero de un justo. 8 Sí, por la senda de tus juicios, oh Jehová, hemos esperado en ti. Por tu nombre y por tu memoria ha sido el deseo del alma. 9 Con mi alma te he deseado en la noche; sí, con mi espíritu dentro de mí sigo buscándote; porque, cuando hay juicios procedentes de ti para la tierra, justicia es lo que los habitantes de la tierra productiva ciertamente aprenden. 10 Aunque se muestre favor al inicuo, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura actuará injustamente, y no verá la eminencia de Jehová. 11 Oh Jehová, tu mano ha llegado a estar elevada, [pero] ellos no [la] contemplan. Contemplarán y se avergonzarán ante el celo por [tu] pueblo. Sí, el mismísimo fuego para tus propios adversarios se los comerá. 12 Oh Jehová, tú nos adjudicarás paz, porque aun todas nuestras obras nos las has ejecutado. 13 Oh Jehová Dios nuestro, otros amos fuera de ti han actuado como dueños de nosotros. Solo por ti haremos mención de tu nombre. 14 Están muertos; no vivirán. Impotentes en la muerte, no se levantarán. Por lo tanto, has dirigido tu atención para aniquilarlos y destruir toda mención de ellos. 15 Has añadido a la nación; oh Jehová, has añadido a la nación; te has glorificado. Has extendido a gran distancia todos los confines del país. 16 Oh Jehová, durante angustia ellos han dirigido su atención a ti; han derramado un susurro [de oración] cuando tuvieron de ti disciplina. 17 Tal como una mujer en preñez se acerca a dar a luz, está con dolores, clama en sus dolores de parto, así nos hemos puesto nosotros a causa de ti, oh Jehová. 18 Hemos llegado a estar en preñez, hemos tenido dolores de parto; por decirlo así, hemos dado a luz viento. Ninguna salvación verdadera logramos en cuanto a la tierra, y ningún habitante procede a caer [en nacimiento] para la tierra productiva. 19 “Tus muertos vivirán. Cadáver mío... se levantarán. ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de malvas, y la tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan [en nacimiento]. 20 ”Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores, y cierra tus puertas tras de ti. Escóndete por solo un momento hasta que pase la denunciación. 21 Porque, ¡mira!, Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta por el error del habitante de la tierra contra él, y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.”

27 En aquel día Jehová, con su espada dura y grande y fuerte, dirigirá su atención a Leviatán, la serpiente deslizante, aun a Leviatán, la serpiente torcida, y ciertamente matará al monstruo marino que está en el mar. 2 En aquel día canten a ella: “¡Una viña de vino espumante! 3 Yo, Jehová, la salvaguardo. Cada momento la regaré. Para que nadie dirija su atención contra ella, la salvaguardaré aun de noche y de día. 4 No hay furia que tenga yo. ¿Quién me dará zarzas [y] malas hierbas en la batalla? Ciertamente pisaré las tales. Ciertamente prenderé fuego a las tales a la vez. 5 De otro modo, que eche mano a mi plaza fuerte, que haga paz conmigo; paz haga conmigo”. 6 En los [días] venideros Jacob se arraigará, Israel echará flores y realmente brotará; y simplemente llenarán la superficie de la tierra productiva de producto. 7 ¿Como con el golpe de uno que lo golpea tiene uno que golpearlo? ¿O como con el degüello de los suyos a quienes mataron se le tiene que matar? 8 Con un grito espantador contenderás con ella cuando la envíes. Él [la] tiene que expulsar con su soplo, uno fuerte en el día del viento del este. 9 Por lo tanto, mediante esto quedará expiado el error de Jacob, y este es todo el fruto [cuando] él quite su pecado, cuando haga todas las piedras del altar como terrones de creta que han sido pulverizados, de manera que no se levanten los postes sagrados ni los estantes de incienso. 10 Pues la ciudad fortificada estará solitaria, la dehesa será dejada sola y abandonada como un desierto. Allí pacerá el becerro, y allí se echará; y él realmente consumirá las ramas mayores de ella. 11 Cuando se hayan secado sus tallitos, las mujeres que vienen [los] quebrarán, los encenderán. Pues no es un pueblo de agudo entendimiento. Por eso su Hacedor no le mostrará misericordia, y su propio Formador no le mostrará favor. 12 Y en aquel día tiene que ocurrir que Jehová vareará [el fruto], desde la corriente caudalosa del Río hasta el valle torrencial de Egipto, y así ustedes mismos serán recogidos uno tras otro, oh hijos de Israel. 13 Y en aquel día tiene que ocurrir que se tocará un cuerno grande, y los que estén pereciendo en la tierra de Asiria y los que estén dispersados en la tierra de Egipto ciertamente vendrán y se inclinarán ante Jehová en la montaña santa de Jerusalén.

28 ¡Ay de la corona eminente de los borrachos de Efraín, y de la flor marchita de su decoración de hermosura que está sobre la cabeza del valle fértil de los que han sido vencidos por el vino! 2 ¡Mira! Jehová tiene a alguien fuerte y vigoroso. Cual tempestad atronadora de granizo, tempestad destructiva, cual tempestad atronadora de aguas poderosas, inundantes, él ciertamente efectuará un echar abajo a tierra con fuerza. 3 Con los pies serán holladas las coronas eminentes de los borrachos de Efraín. 4 Y la flor marchita de su decoración de hermosura que está sobre la cabeza del valle fértil tiene que llegar a ser como el higo temprano antes del verano, que, cuando lo ve el que está viendo, mientras todavía está en la palma de su mano, se lo traga. 5 En aquel día Jehová de los ejércitos llegará a ser como corona de decoración y como guirnalda de hermosura para los restantes de su pueblo, 6 y como espíritu de justicia al que se sienta en el juicio, y como poderío [a] los que apartan la batalla de la puerta. 7 Y estos también... a causa del vino se han descarriado y a causa del licor embriagante han andado errantes. Sacerdote y profeta... se han descarriado a causa del licor embriagante, se han confundido como resultado del vino, han andado errantes como resultado del licor embriagante; se han descarriado en su ver, han tambaleado en cuanto a decisión. 8 Porque todas las mesas mismas se han llenado de sucio vómito... no hay lugar [sin él]. 9 ¿A quién instruirá uno en conocimiento, y a quién hará uno entender lo que se ha oído? ¿A los que han sido destetados de la leche, a los quitados de los pechos? 10 Porque es “mandato sobre mandato, mandato sobre mandato, cordel de medir sobre cordel de medir, cordel de medir sobre cordel de medir, aquí un poco, allí un poco”. 11 Porque mediante los que tartamudean con los labios y mediante una lengua diferente él hablará a este pueblo, 12 a aquellos a quienes ha dicho: “Este es el lugar de descanso. Den descanso al fatigado. Y este es el lugar de desahogo”, pero quienes no estuvieron dispuestos a oír. 13 Y para ellos la palabra de Jehová ciertamente llegará a ser “mandato sobre mandato, mandato sobre mandato, cordel de medir sobre cordel de medir, cordel de medir sobre cordel de medir, aquí un poco, allí un poco”, a fin de que vayan y ciertamente tropiecen [y caigan] hacia atrás y realmente sean quebrados y cogidos en lazo y atrapados. 14 Por lo tanto, oigan la palabra de Jehová, fanfarrones, gobernantes de este pueblo que está en Jerusalén: 15 Porque ustedes han dicho: “Hemos celebrado un pacto con la Muerte; y con el Seol hemos efectuado una visión; la avenida repentina, inundante, en caso de que pase, no vendrá a nosotros, porque hemos hecho de una mentira nuestro refugio, y en la falsedad nos hemos ocultado”; 16 por lo tanto, esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: “Aquí voy a colocar como fundamento en Sión una piedra, una piedra probada, el precioso ángulo de un fundamento seguro. Nadie que ejerza fe será sobrecogido de pánico. 17 Y ciertamente haré del derecho el cordel de medir, y de la justicia el instrumento de nivelar; y el granizo tiene que barrer el refugio de una mentira, y las aguas mismas inundarán el mismísimo escondrijo. 18 Y el pacto de ustedes con la Muerte ciertamente será disuelto, y aquella visión de ustedes con el Seol no subsistirá. La avenida repentina, inundante, cuando pase... ustedes también tienen que llegar a ser para ella un lugar de holladura. 19 Cuantas veces pase, se los llevará, porque mañana a mañana pasará, durante el día y durante la noche; y tiene que llegar a ser solo razón para trepidación, para hacer [que otros] entiendan lo que se ha oído”. 20 Porque el lecho ha resultado demasiado corto para estirarse uno en él, y la sábana tejida misma es [demasiado] angosta cuando se envuelve uno. 21 Porque Jehová se levantará tal como en el monte Perazim, se agitará tal como en la llanura baja cerca de Gabaón, para hacer su hecho —su hecho es extraño— y para obrar su obra —su obra es extraordinaria—. 22 Y, ahora, no se muestren escarnecedores, para que no se pongan fuertes sus ataduras, porque hay un exterminio, aun algo ya decidido, que he oído de parte del Señor Soberano, Jehová de los ejércitos, para toda la tierra. 23 Presten oído y escuchen mi voz; presten atención y escuchen mi dicho. 24 ¿Es acaso todo el día que ara el arador para sembrar, que afloja y rastrilla su suelo? 25 ¿Acaso, cuando ha allanado su superficie, no esparce entonces ajenuz y riega el comino, y no tiene que meter trigo, mijo y cebada en el lugar designado, y espelta como su lindero? 26 Y uno lo corrige conforme a lo que es recto. Su propio Dios lo instruye. 27 Pues no es con instrumento de trillar que se hace la pisa del ajenuz; y sobre el comino no se hace que dé vueltas la rueda de carreta. Porque es con una vara que generalmente se bate el ajenuz, y el comino con un palo. 28 ¿Acaso el mismísimo material para hacer pan generalmente se tritura? Pues nunca sigue pisándolo uno incesantemente. Y tiene que poner en moción el rodillo de su carreta, y sus propios corceles, [pero] no lo tritura. 29 Esto también es lo que ha procedido de Jehová de los ejércitos mismo, quien ha sido maravilloso en consejo, quien ha obrado grandiosamente en trabajo eficaz.


Núm. 1: Isaías 24:1-13
24 ¡Mira! Jehová vacía la tierra y la deja asolada, y ha torcido la faz de ella y ha esparcido a sus habitantes. 2 Y tiene que llegar a ser lo mismo para el pueblo como para el sacerdote; lo mismo para el siervo como para su amo; lo mismo para la sierva como para su ama; lo mismo para el comprador como para el vendedor; lo mismo para el prestador como para el que toma prestado; lo mismo para el que toma el interés como para el que paga el interés. 3 Sin falta la tierra será vaciada, y sin falta será saqueada, porque Jehová mismo ha hablado esta palabra. 4 La tierra se ha dado al duelo, se ha desvanecido. La tierra productiva se ha marchitado, se ha desvanecido. Los encumbrados del pueblo de la tierra se han marchitado. 5 Y la mismísima tierra ha sido contaminada bajo sus habitantes, porque han pasado por alto las leyes, han cambiado la disposición reglamentaria, han quebrantado el pacto de duración indefinida. 6 Por eso la maldición misma se ha comido la tierra, y a los que la habitan se les considera culpables. Por eso los habitantes de la tierra han decrecido en número, y muy pocos hombres mortales han quedado. 7 El vino nuevo se ha dado al duelo, la vid se ha marchitado, todos los alegres de corazón se han puesto a suspirar. 8 Ha cesado el alborozo de las panderetas, ha quedado suspendido el ruido de los altamente jubilosos, ha cesado el alborozo del arpa. 9 No beben vino con canción; el licor embriagante se les pone amargo a los que lo beben. 10 El pueblo desierto ha sido derribado; toda casa ha sido cerrada para que no se entre. 11 Por [falta de] vino hay un clamor en las calles. Todo regocijo ha desaparecido; el alborozo de la tierra se ha ido. 12 En la ciudad ha quedado una condición pasmosa; la puerta ha sido triturada hasta quedar hecha un simple montón de ripios. 13 Porque así llegará a ser en medio de la tierra, entre los pueblos, como el vareo del olivo, como la rebusca cuando ha terminado la vendimia.


 Núm. 2: Podemos estar seguros de que Jehová se interesa por nosotros (Isa.57:15)



(Isaías 57:15) Porque esto es lo que ha dicho el Alto y Excelso, que está residiendo para siempre y cuyo nombre es santo: “En la altura y en el lugar santo es donde resido, también con el aplastado y de espíritu humilde, para revivificar el espíritu de los de condición humilde y para revivificar el corazón de los que están siendo aplastados.



w10 15/11 págs. 17-19 Jehová escucha el clamor del abatido


Jehová escucha el clamor del abatido

TAL como observó el sabio rey Salomón, “el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos” (Ecl. 9:11). Quizás nos sobrevenga una tragedia o un problema grave que nos trastorne por completo la vida. Por ejemplo, la muerte repentina de un familiar cercano es devastadora. Hay quienes pasan semanas e incluso meses sumidos en el dolor y la desesperación. A veces se sienten tan confundidos que ni siquiera se atreven a orar a Jehová.


En esas circunstancias, lo que uno necesita es ánimo, apoyo y cariño. El salmista David cantó estas consoladoras palabras: “Jehová está sosteniendo a todos los que van cayendo, y está levantando a todos los que están encorvados” (Sal. 145:14). Otro escritor bíblico señaló que nuestro Padre celestial tiene su mirada “discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Cró. 16:9). Y Dios mismo asegura que está “con el aplastado y de espíritu humilde”, y promete “revivificar el espíritu de los de condición humilde y [...] el corazón de los que están siendo aplastados” (Isa. 57:15). Pero ¿cómo les da apoyo y consuelo a quienes se sienten abatidos?




“Una palabra a su tiempo”


Entre los medios que Jehová utiliza para fortalecer a sus siervos está la congregación. De hecho, la Biblia nos anima a hablar “confortadoramente a las almas abatidas” (1 Tes. 5:14). Con sus muestras de interés y cariño, los cristianos pueden tranquilizar a quienes atraviesan momentos de angustia y sufrimiento. Incluso unas pocas palabras pudieran infundirles mucho ánimo, sobre todo si proceden de un amigo sabio y experimentado o de alguien que ha pasado por una situación similar. Sin duda, con este tipo de ayuda práctica Jehová reanima a quienes se sienten deprimidos.


Veamos el caso de un superintendente llamado Alex. Cuando llevaba poco tiempo casado, su esposa murió repentinamente a causa de una enfermedad incurable. Acudió a consolarlo un compasivo superintendente viajante que también había perdido a su esposa, pero se había vuelto a casar. Entre otras cosas, le contó que en muchas ocasiones se había sentido frágil y abrumado. Cuando estaba acompañado en la predicación o en las reuniones, se le levantaba el ánimo, pero tan pronto como llegaba a casa y cerraba la puerta, volvía la soledad. Alex comenta: “¡Qué alivio fue saber que mis sentimientos eran normales y que no era el primero en experimentarlos!”. Como vemos, “una palabra a su tiempo” es de gran ayuda y consuelo durante los momentos de angustia (Pro. 15:23).


Otro anciano que conoce a varios hermanos y hermanas viudos buscó a Alex para darle palabras de aliento. Poniéndose en su lugar, le mostró que Jehová conoce nuestros sentimientos y necesidades. “Con el paso de los meses o de los años tal vez sientas que necesitas una nueva compañera —le comentó—. Si así es, Jehová te da la libertad de hacerlo.” Por supuesto, no todos los viudos que lo desean logran casarse. Pero al reflexionar en lo que le dijo el hermano, Alex comentó: “A veces uno siente que si volviera a casarse estaría traicionando a su esposa o a Jehová. Por eso es un alivio que te recuerden que él te da la oportunidad de empezar de nuevo” (1 Cor. 7:8, 9, 39).


Alguien que experimentó en carne propia muchos sufrimientos y calamidades fue David. En uno de sus salmos aseguró: “Los ojos de Jehová están hacia los justos, y sus oídos están hacia su clamor por ayuda” (Sal. 34:15). No hay duda de que Jehová contesta al debido tiempo el clamor de los abatidos. Y muchas veces lo hace valiéndose de los atinados comentarios de hermanos maduros y compasivos. ¡Qué ayuda tan valiosa!


Las reuniones son una ayuda inestimable


Los cristianos deprimidos son presa fácil de ideas negativas que podrían llevarlos a alejarse de los demás. Pero Proverbios 18:1 advierte: “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta; contra toda sabiduría práctica estallará”. Alex reconoció: “Cuando muere tu pareja, te invaden las ideas negativas. En mi caso no dejaba de preguntarme: ‘¿Pude haber hecho las cosas de otra manera? ¿Debí haber sido más considerado y comprensivo?’. Además, no quería estar solo. No quería seguir así. Y es muy difícil dejar de pensar de ese modo, porque todos los días recuerdas que no hay nadie a tu lado”.


Cuando nos sentimos aplastados, necesitamos más que nunca compañía edificante, y un excelente lugar donde encontrarla es el Salón del Reino. Además, allí exponemos la mente a las enseñanzas positivas y animadoras que nos brinda Dios.


Las reuniones nos permiten ver la situación desde la debida perspectiva. Al reflexionar en los pasajes bíblicos que se citan, la mente se olvida momentáneamente de nuestros sufrimientos y se centra en los asuntos de mayor importancia: la vindicación de la soberanía de Jehová y la santificación de su nombre. Además, en esas ocasiones nos fortalece recordar que Jehová está al tanto de nuestros sentimientos, aunque los demás no se den cuenta de lo angustiados que estamos o no comprendan bien lo que nos pasa. En efecto, él sabe que “a causa del dolor del corazón hay un espíritu herido” y quiere ayudarnos (Pro. 15:13). Tener claro este hecho nos da la motivación y el ánimo para seguir adelante (Sal. 27:14).


Al sufrir la implacable persecución de sus enemigos, David clamó a Dios: “Mi espíritu desmaya dentro de mí; en medio de mí se muestra aturdido mi corazón” (Sal. 143:4). Tal como le sucedió a aquel rey, los problemas pudieran agotarnos física y emocionalmente, y dejarnos aturdidos. Sea que se trate de una enfermedad repentina, un mal crónico o cualquier otra dificultad, podemos estar seguros de que Jehová nos ayudará a aguantar (Sal. 41:1-3). Es cierto que hoy día no nos cura milagrosamente, pero sí nos da la sabiduría y la entereza necesarias para hacer frente a la situación. Recordemos que cuando se sentía abrumado por la presión, David se apoyaba en Jehová. “He recordado días de mucho tiempo atrás —escribió—; he meditado en toda tu actividad; de buena gana me mantuve intensamente interesado en la obra de tus propias manos.” (Sal. 143:5.)


El hecho de que Jehová se haya encargado de que estas palabras formen parte de la Biblia demuestra que comprende nuestros sentimientos y confirma que escucha nuestros ruegos. Si aceptamos su ayuda, “él mismo [nos] sustentará” (Sal. 55:22).







Núm. 3: ¿Qué propósito tiene la vida humana? (rs pág. 429 párr. 3-pág. 430 párr. 4)

¿Qué propósito tiene la vida humana?

Algo que es fundamental para que nuestra vida tenga propósito es reconocer a la Fuente de la vida. Si la vida fuera el producto del azar desprovisto de mente, nuestra existencia necesariamente carecería de propósito, y no habría un futuro seguro para el cual pudiéramos hacer planes. Pero Hechos 17:24, 25, 28 nos informa: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él [...] da a todos vida y aliento y todas las cosas. Porque por él tenemos vida y nos movemos y existimos”. Revelación 4:11, que se dirige a Dios, añade: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”. (Véanse también las páginas 117-124, la sección amplia titulada “Dios”.)

La frustración es el resultado de un derrotero de vida que está en conflicto con los requisitos del Creador y con sus pautas para alcanzar la felicidad. Gálatas 6:7, 8 advierte: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción”. (También Gálatas 5:19-21. Véase además la sección titulada “Independencia”.)

Por haber heredado de Adán el pecado, en la actualidad los humanos no pueden disfrutar de lleno de la vida como Dios se lo propuso en el principio. Romanos 8:20 declara que, como resultado del juicio divino después del pecado de Adán, “la creación [la humanidad] fue sujetada a futilidad”. Respecto a su propia situación como humano pecaminoso, el apóstol Pablo escribió: “Yo soy carnal, vendido bajo el pecado. Porque lo bueno que deseo no lo hago, mas lo malo que no deseo es lo que practico. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Hombre desdichado que soy!”. (Rom. 7:14, 19, 22-24.)

Hallamos la mayor felicidad posible ahora, y nuestra vida adquiere abundancia de significado, si aplicamos los principios bíblicos y ponemos en primer lugar el hacer la voluntad de Dios. No enriquecemos a Dios al servirle; él nos enseña ‘a sacar provecho’ (Isa. 48:17). La Biblia aconseja: “Háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor”. (1 Cor. 15:58.)

La Biblia pone ante nosotros la perspectiva de vida eterna en perfección si ejercemos fe en las provisiones de Jehová para la vida y andamos en Sus caminos. Esa esperanza tiene un fundamento sólido; no llevará a desilusión; la actividad que está en armonía con esa esperanza puede llenar nuestra vida de verdadero significado aun ahora. (Juan 3:16; Tito 1:2; 1 Ped. 2:6.)

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