Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra (Juan 4:34). |
La dedicación es causa de felicidad, pues implica entregarle a Jehová nuestra vida, y como dijo Jesús: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hech. 20:35). Durante su ministerio en la Tierra, el Hijo de Dios vivió de acuerdo con ese principio fundamental y experimentó la alegría de ser generoso. Cuando hacía falta, sacrificaba el descanso, la comida y su comodidad personal para enseñar a la gente el camino a la vida. Y nada le producía tanta satisfacción como complacer a su Padre. Por eso dijo: “Yo siempre hago las cosas que le agradan” (Juan 8:29; Pro. 27:11). Jesús les mostró a sus discípulos la forma de vivir que da más alegrías: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo” (Mat. 16:24). Cuando nos repudiamos —es decir, cuando renunciamos al control sobre nuestra vida—, nos acercamos al Dios de amor. ¿Podríamos estar en mejores manos? w10 15/1 1:16, 17 |
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lunes, 5 de diciembre de 2011
Texto Diario Lunes 5 de Diciembre
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