La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), lograron capturar a los responsables del homicidio cometido en contra de una familia de testigos de jehová. Uno de los asesinos resultó ser el hijo mayor.
Datos proporcionados por las autoridades, los detenidos son Alejandro Pérez Vasconcelos, de 23 años de edad, el cual es vecino de los hoy fallecidos; y Juan Humberto Castañeda Flores, de 31 años, quien es el hijo mayor del matrimonio asesinado y señalado como el autor intelectual.
De acuerdo a la Procuraduría General de Justicia, el móvil del multihomicidio fue el robo.
Los hechos ocurrieron al filo de las 11:00 de la noche del pasado lunes, cuando las autoridades recibieron una llamada telefónica en la que se reportaba que dentro de un de la ciudad de León, se localizaban sin vida cuatro personas.
Al llegar a la vivienda, que también es una panadería, los agentes confirmaron la muerte de quienes respondían a los nombres de Martín Castañeda Gómez de 51 años; Maria Elena Flores Estrada de 54 años; Pedro Ramón Castañeda Flores, de 25 años y María Elma Castañeda Flores de 21 años.
Todas las víctimas presentaban impactos producidos por arma de fuego.
Al entrevistar a Juan Humberto Castañeda, el hijo mayor, declaró que tenía seis meses de no visitar a su familia, pues sus labores se lo impedían y que esa noche alguien le avisó que dos hombres habían entrado a la vivienda, por lo que al acudir al lugar encontró a sus familiares ya sin vida. Dijo que fue en ese momento que se dio cuenta de que se habían llevado el dinero de la caja fuerte.
Sin embargo, testimonios de personas allegadas a la familia comentaron a los detectives que Juan Humberto estaba resentido por no tener los recursos económicos necesarios, que ellos sí tenían, y que además era afecto a tener armas de fuego y a dispararlas incluso fuera de su domicilio.
Al indagar en el círculo social cercano a Juan Humberto, se obtuvo información referente a que un día después del evento delictivo, le dio a guardar varias armas de fuego a distintas personas, a quienes tras identificarlos les aseguraron las armas para someterlas a pruebas periciales.
Una vez completadas las pruebas, se obtuvo un hit balístico respecto de una de ellas, calibre .380, y que fue esta el arma a la cual correspondían tanto los casquillos como las diversas ojivas que se lograron recuperar en la escena del crimen y algunas en los cuerpos de las personas fallecidas.
Con esta información, las autoridades investigadoras intentaron ubicar a los probables homicidas, sin embargo, ya habían desaparecido, por lo cual se montó un operativo de búsqueda que dio resultado al detener a los sujetos horas después sobre la carretera a Santa Rosa Plan de Ayala en León.