Lectura de la Biblia: Proverbios 1 a 6
Núm. 1: Proverbios 6:1-19
Núm. 2: ¿Cómo nos confirma Romanos 8:26, 27 el amor de Dios?
Núm. 3: ¿Tiene que esperar el Reino de Dios la conversión del mundo para empezar a gobernar? (rs pág. 307 párrs. 3, 4)
(Proverbios 1:1-6:35)
Proverbios 11 Los proverbios de Salomón hijo de David, el rey de Israel, 2 para conocer uno sabiduría y disciplina, para discernir los dichos del entendimiento, 3 para recibir la disciplina que da perspicacia, justicia y juicio y rectitud, 4 para dar sagacidad a los inexpertos, conocimiento y capacidad de pensar al joven. 5 El sabio escucha y absorbe más instrucción, y el entendido es el que adquiere dirección diestra, 6 para entender el proverbio y el dicho difícil de entender, las palabras de los sabios y sus enigmas. 7 El temor de Jehová es el principio del conocimiento. La sabiduría y la disciplina son lo que han despreciado los que simplemente son tontos. 8 Escucha, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la ley de tu madre. 9 Porque son una guirnalda de atracción a tu cabeza y un collar fino a tu garganta. 10 Hijo mío, si los pecadores tratan de seducirte, no consientas. 11 Si siguen diciendo: “De veras ven con nosotros. Sí, pongámonos en emboscada por sangre. Sí, acechemos sin causa alguna a los inocentes. 12 Traguémoslos vivos justamente como el Seol, aun enteros, como los que bajan a un hoyo. 13 Hallemos toda suerte de objetos preciosos de valor. Llenemos nuestras casas de despojos. 14 Debes echar tu suerte en medio de nosotros. Llegue a haber una sola bolsa que nos pertenezca a todos”... 15 hijo mío, no vayas por el camino con ellos. Retén tu pie de su vereda. 16 Porque sus pies son los que corren a la maldad consumada, y siguen apresurándose a derramar sangre. 17 Porque es para nada que se tiende la red ante los ojos de cualquier cosa que posee alas. 18 Por consiguiente, ellos mismos se ponen en emboscada por la mismísima sangre de estos; se esconden en acecho por sus almas. 19 Tales son las sendas de todo el que saca ganancia injusta. Ello quita la misma alma de sus dueños. 20 La sabiduría verdadera misma sigue clamando a gritos en la calle misma. En las plazas públicas sigue dando su voz. 21 Clama en el extremo superior de las calles ruidosas. A las entradas de las puertas a la ciudad dice sus propios dichos: 22 “¿Hasta cuándo seguirán ustedes los inexpertos amando la inexperiencia, y [hasta cuándo] tendrán ustedes los burladores que desear para sí la burla consumada, y [hasta cuándo] seguirán ustedes los estúpidos odiando el conocimiento? 23 Vuélvanse ante mi censura. Entonces ciertamente haré que para ustedes salga burbujeando mi espíritu; ciertamente les daré a conocer mis palabras. 24 Porque he llamado, pero ustedes siguen rehusando; he extendido la mano, pero no hay nadie que preste atención, 25 y ustedes siguen descuidando todo mi consejo, y mi censura no han aceptado; 26 yo también, por mi parte, me reiré del propio desastre de ustedes, me mofaré cuando venga lo que los llena de pavor, 27 cuando lo que los llena de pavor venga justamente como una tempestad, y el propio desastre de ustedes llegue aquí justamente como un viento de tempestad, cuando la angustia y los tiempos difíciles les sobrevengan. 28 En aquel tiempo ellos seguirán llamándome, pero yo no responderé; seguirán buscándome, pero no me hallarán, 29 por razón de que odiaron el conocimiento, y no escogieron el temor de Jehová. 30 No consintieron en mi consejo; mostraron falta de respeto a toda mi censura. 31 De manera que comerán del fruto de su camino, y se hartarán de sus propios consejos. 32 Porque el renegar de los inexpertos es lo que los matará, y lo despacioso de los estúpidos es lo que los destruirá. 33 En cuanto al que me escucha, él residirá en seguridad y estará libre del disturbio que se debe al pavor de la calamidad”.
Proverbios 2
Proverbios 2
2 Hijo mío, si recibes mis dichos y atesoras contigo mis propios mandamientos, 2 de modo que con tu oído prestes atención a la sabiduría, para que inclines tu corazón al discernimiento; 3 si, además, clamas por el entendimiento mismo y das tu voz por el discernimiento mismo, 4 si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, 5 en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios. 6 Porque Jehová mismo da la sabiduría; procedentes de su boca hay conocimiento y discernimiento. 7 Y para los rectos atesorará sabiduría práctica; para los que andan en integridad él es un escudo, 8 mediante la observación de las sendas del juicio, y él guardará el mismísimo camino de los que le son leales. 9 En tal caso entenderás justicia y juicio y rectitud, el derrotero entero de lo que es bueno. 10 Cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento mismo se haga agradable a tu mismísima alma, 11 la capacidad de pensar misma te vigilará, el discernimiento mismo te salvaguardará, 12 para librarte del mal camino, del hombre que habla cosas perversas, 13 de los que dejan las sendas de la rectitud para andar en los caminos de la oscuridad, 14 de los que están regocijándose en hacer el mal, que están gozosos en las cosas perversas de la maldad; 15 aquellos cuyas sendas son torcidas, y que son sinuosos en su derrotero general; 16 para librarte de la mujer extraña, de la extranjera que ha hecho melosos sus propios dichos, 17 que está dejando al amigo íntimo de su juventud y que ha olvidado el mismo pacto de su Dios. 18 Porque abajo a la muerte de veras se hunde su casa, y abajo a los que están impotentes en la muerte [bajan] sus senderos trillados. 19 Ninguno de los que tienen relaciones con ella volverá, ni alcanzarán de nuevo las sendas de los que viven. 20 El propósito es que andes en el camino de los buenos y que guardes las sendas de los justos. 21 Porque los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella. 22 En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, serán arrancados de ella.
Proverbios 3
Proverbios 3
3 Hijo mío, no olvides mi ley, y observe tu corazón mis mandamientos, 2 porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos. 3 Que la bondad amorosa y el apego a la verdad mismos no te dejen. Átalos alrededor de tu garganta. Escríbelos sobre la tabla de tu corazón, 4 y así halla favor y buena perspicacia a los ojos de Dios y del hombre terrestre. 5 Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. 6 En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas. 7 No te hagas sabio a tus propios ojos. Teme a Jehová y apártate de lo malo. 8 Llegue a ser ello curación a tu ombligo y refrigerio a tus huesos. 9 Honra a Jehová con tus cosas valiosas y con las primicias de todos tus productos. 10 Entonces tus almacenes de abastecimientos estarán llenos de abundancia; y tus propias tinas de lagar rebosarán de vino nuevo. 11 La disciplina de Jehová, oh hijo mío, no rechaces; y no aborrezcas su censura, 12 porque Jehová censura al que ama, aun como lo hace un padre a un hijo en quien se complace. 13 Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento, 14 porque el tenerla como ganancia es mejor que tener la plata como ganancia; y el tenerla como producto, que el oro mismo. 15 Es más preciosa que los corales, y todos tus otros deleites no pueden ser igualados a ella. 16 Largura de días está en su diestra; en su siniestra hay riquezas y gloria. 17 Sus caminos son caminos de agradabilidad, y todas sus veredas son paz. 18 Es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices. 19 Jehová mismo con sabiduría fundó la tierra. Afirmó sólidamente los cielos con discernimiento. 20 Por su conocimiento las profundidades acuosas mismas fueron partidas, y los cielos nublados siguen goteando lluvia ligera. 21 Hijo mío, no se escapen de tus ojos. Salvaguarda la sabiduría práctica y la capacidad de pensar, 22 y resultarán ser vida a tu alma y encanto a tu garganta. 23 En tal caso andarás con seguridad por tu camino, y ni siquiera tu pie dará contra cosa alguna. 24 Cuando quiera que te acuestes, no sentirás pavor; y ciertamente te acostarás, y tu sueño tendrá que ser placentero. 25 No tendrás que temer ninguna cosa pavorosa repentina, ni la tempestad sobre los inicuos, porque viene. 26 Pues Jehová mismo resultará ser, de hecho, tu confianza, y él ciertamente guardará tu pie de captura. 27 No retengas el bien de aquellos a quienes se les debe, cuando sucede que está en el poder de tu mano hacer[lo]. 28 No digas a tu semejante: “Anda, y vuelve, y mañana daré”, cuando hay algo contigo. 29 No fabriques ninguna cosa mala contra tu semejante, cuando está morando con un sentido de seguridad contigo. 30 No riñas sin causa con un hombre, si no te ha hecho ningún mal. 31 No tengas envidia del hombre de violencia, ni escojas ninguno de sus caminos. 32 Porque el sinuoso es cosa detestable a Jehová, pero Él tiene intimidad con los rectos. 33 La maldición de Jehová está sobre la casa del inicuo, pero él bendice el lugar de habitación de los justos. 34 Si se trata de burladores, él mismo escarnecerá; pero a los mansos mostrará favor. 35 Honra es lo que los sabios llegarán a poseer, pero los estúpidos están ensalzando la deshonra.
Proverbios 4
Proverbios 4
4 Escuchen, oh hijos, la disciplina de un padre, y presten atención, para conocer entendimiento. 2 Porque buena instrucción es lo que ciertamente les daré. No dejen mi ley. 3 Pues yo resulté ser un hijo verdadero para mi padre, tierno y el único delante de mi madre. 4 Y él me instruía y me decía: “Que tu corazón tenga firmemente asidas mis palabras. Guarda mis mandamientos y continúa viviendo. 5 Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento. No te olvides, y no te desvíes de los dichos de mi boca. 6 No la dejes, y ella te guardará. Ámala, y ella te salvaguardará. 7 La sabiduría es la cosa principal. Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento. 8 Estímala altamente, y ella te ensalzará. Te glorificará porque la abrazas. 9 Dará a tu cabeza una guirnalda de encanto; te otorgará una corona de hermosura”. 10 Oye, hijo mío, y acepta mis dichos. Entonces para ti los años de vida llegarán a ser muchos. 11 Yo ciertamente te instruiré aun en el camino de la sabiduría; ciertamente haré que pises en los senderos trillados de la rectitud. 12 Cuando andes, no será estrecho tu paso; y si corres, no tropezarás. 13 Ásete de la disciplina; no [la] sueltes. Salvaguárdala, pues ella misma es tu vida. 14 No entres en la senda de los inicuos, y no andes directamente adelante al camino de los malos. 15 Esquívalo, no pases adelante por él; desvíate de él, y pasa adelante. 16 Porque ellos no duermen a menos que hagan maldad, y su sueño [les] ha sido arrebatado a no ser que hagan tropezar a alguien. 17 Porque se han alimentado del pan de la iniquidad, y el vino de actos de violencia es lo que beben. 18 Pero la senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido. 19 El camino de los inicuos es como las tinieblas; no han sabido en qué siguen tropezando. 20 Hijo mío, de veras presta atención a mis palabras. A mis dichos inclina tu oído. 21 No se escapen de tus ojos. Guárdalos en medio de tu corazón. 22 Porque son vida a los que los hallan y salud a toda su carne. 23 Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida. 24 Quita de ti mismo la tortuosidad del habla; y la sinuosidad de labios aleja de ti. 25 En cuanto a tus ojos, directamente adelante deben mirar, sí, tus propios ojos radiantes deben mirar con fijeza directamente enfrente de ti. 26 Allana el derrotero de tu pie, y establézcanse firmemente todos tus propios caminos. 27 No te inclines a la derecha ni a la izquierda. Quita tu pie de lo que es malo.
Proverbios 5
Proverbios 5
5 Hijo mío, oh de veras presta atención a mi sabiduría. A mi discernimiento inclina tus oídos, 2 para guardar las capacidades de pensar; y que tus propios labios salvaguarden el conocimiento mismo. 3 Porque como panal de miel los labios de una mujer extraña siguen goteando, y su paladar es más suave que el aceite. 4 Pero el efecto que después viene de ella es tan amargo como el ajenjo; es tan agudo como una espada de dos filos. 5 Sus pies van descendiendo a la muerte. Sus mismísimos pasos se asen del Seol mismo. 6 Ella no contempla la senda de la vida. Sus senderos trillados han ido errantes, y ella no sabe [adónde]. 7 Ahora pues, oh hijos, escúchenme, y no se aparten de los dichos de mi boca. 8 Mantén tu camino alejado del lado de ella, y no te acerques a la entrada de su casa, 9 para que no des a otros tu dignidad, ni tus años a lo que es cruel; 10 para que los extraños no se satisfagan de tu poder, ni las cosas que conseguiste con dolor estén en la casa de un extranjero, 11 ni tengas que gemir en tu futuro cuando se acaben tu carne y tu organismo. 12 Y tengas que decir: “¡Cómo he odiado la disciplina, y mi corazón ha tratado con falta de respeto aun la censura! 13 Y no he escuchado la voz de mis instructores, y a mis maestros no he inclinado el oído. 14 Fácilmente he llegado a estar en toda suerte de maldad en medio de la congregación y de la asamblea”. 15 Bebe agua de tu propia cisterna, y chorrillos que salgan de en medio de tu propio pozo. 16 ¿Deben esparcirse afuera tus manantiales, [tus] corrientes de agua en las plazas públicas mismas? 17 Resulten ser para ti solo, y no para los extraños contigo. 18 Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud, 19 una amable cierva y una encantadora cabra montesa. Que sus propios pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente. 20 ¿Por qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña, o abrazar el seno de una extranjera? 21 Porque los caminos del hombre están enfrente de los ojos de Jehová, y él está contemplando todos sus senderos trillados. 22 Sus propios errores atraparán al inicuo, y en las sogas de su propio pecado será asido. 23 Él será el que morirá porque no hay disciplina, y [porque] en la abundancia de su tontedad se descarría.
Proverbios 6
Proverbios 6
6 Hijo mío, si has salido fiador por tu semejante, [si] has dado tu apretón de manos aun al extraño, 2 [si] has sido cogido en un lazo por los dichos de tu boca, [si] has sido atrapado por los dichos de tu boca, 3 toma estas medidas, entonces, hijo mío, y líbrate, porque has caído en la palma de la mano de tu semejante: Ve y humíllate, e inunda con importunaciones a tu semejante. 4 No des sueño a tus ojos, ni adormecimiento a tus radiantes ojos. 5 Líbrate como una gacela de la mano, y como un pájaro de la mano del pajarero. 6 Vete donde la hormiga, oh perezoso; mira sus caminos y hazte sabio. 7 Aunque no tiene comandante, oficial ni gobernante, 8 prepara su alimento aun en el verano; ha recogido su abastecimiento de alimento aun en la siega. 9 ¿Hasta cuándo, oh perezoso, te quedarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10 Un poco más de sueño, un poco más de dormitar, un poco más de cruzar las manos para estar acostado, 11 y tu pobreza ciertamente vendrá justamente como algún vagabundo, y tu carencia como un hombre armado. 12 Un hombre que para nada sirve, un hombre de nocividad, está andando con tortuosidad de habla, 13 guiñando el ojo, haciendo señales con el pie, dando indicaciones con los dedos. 14 La perversidad se halla en su corazón. Está fabricando algo malo a todo tiempo. Sigue enviando meramente contiendas. 15 Por eso de repente vendrá su desastre; en un instante él será quebrado, y no habrá curación. 16 Hay seis cosas que Jehová de veras odia; sí, siete son cosas detestables a su alma: 17 ojos altaneros, una lengua falsa, y manos que derraman sangre inocente, 18 un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr a la maldad, 19 un testigo falso que lanza mentiras, y cualquiera que envía contiendas entre hermanos. 20 Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre. 21 Átalos sobre tu corazón constantemente; enlázalos a tu garganta. 22 Cuando andes, ello te guiará; cuando te acuestes, vigilará sobre ti; y cuando hayas despertado, hará de ti el objeto de su intenso interés. 23 Porque el mandamiento es una lámpara, y una luz es la ley, y las censuras de la disciplina son el camino de la vida, 24 para guardarte de la mujer mala, de la melosidad de la lengua de la extranjera. 25 No desees en tu corazón su belleza, y no vaya ella a atraparte con sus ojos lustrosos, 26 porque a favor de una prostituta [uno se rebaja] a un pan redondo; pero en cuanto a la esposa de [otro] hombre, ella caza hasta un alma preciosa. 27 ¿Puede un hombre recoger fuego en el seno sin que se le quemen las mismas prendas de vestir? 28 ¿O puede un hombre andar sobre las brasas sin que se le chamusquen los mismos pies? 29 Así mismo [ocurre] con cualquiera que tenga relaciones con la esposa de su semejante; nadie que la toque quedará exento de castigo. 30 La gente no desprecia al ladrón simplemente porque comete robo para llenarse el alma cuando tiene hambre. 31 Pero, cuando sea hallado, lo resarcirá con siete veces la cantidad; todas las cosas valiosas de su casa dará. 32 Cualquiera que comete adulterio con una mujer es falto de corazón; el que lo hace está arruinando su propia alma. 33 Una plaga y deshonra hallará, y su oprobio mismo no será borrado. 34 Porque la furia de un hombre físicamente capacitado son los celos, y no mostrará compasión en el día de la venganza. 35 No dará consideración a ninguna clase de rescate, ni mostrará disposición favorable, no importa cuán grande hagas el presente.
Núm. 1: Proverbios 6:1-19
6 Hijo mío, si has salido fiador por tu semejante, [si] has dado tu apretón de manos aun al extraño, 2 [si] has sido cogido en un lazo por los dichos de tu boca, [si] has sido atrapado por los dichos de tu boca, 3 toma estas medidas, entonces, hijo mío, y líbrate, porque has caído en la palma de la mano de tu semejante: Ve y humíllate, e inunda con importunaciones a tu semejante. 4 No des sueño a tus ojos, ni adormecimiento a tus radiantes ojos. 5 Líbrate como una gacela de la mano, y como un pájaro de la mano del pajarero. 6 Vete donde la hormiga, oh perezoso; mira sus caminos y hazte sabio. 7 Aunque no tiene comandante, oficial ni gobernante, 8 prepara su alimento aun en el verano; ha recogido su abastecimiento de alimento aun en la siega. 9 ¿Hasta cuándo, oh perezoso, te quedarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10 Un poco más de sueño, un poco más de dormitar, un poco más de cruzar las manos para estar acostado, 11 y tu pobreza ciertamente vendrá justamente como algún vagabundo, y tu carencia como un hombre armado. 12 Un hombre que para nada sirve, un hombre de nocividad, está andando con tortuosidad de habla, 13 guiñando el ojo, haciendo señales con el pie, dando indicaciones con los dedos. 14 La perversidad se halla en su corazón. Está fabricando algo malo a todo tiempo. Sigue enviando meramente contiendas. 15 Por eso de repente vendrá su desastre; en un instante él será quebrado, y no habrá curación. 16 Hay seis cosas que Jehová de veras odia; sí, siete son cosas detestables a su alma: 17 ojos altaneros, una lengua falsa, y manos que derraman sangre inocente, 18 un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr a la maldad, 19 un testigo falso que lanza mentiras, y cualquiera que envía contiendas entre hermanos.
Núm. 2: ¿Cómo nos confirma Romanos 8:26, 27 el amor de Dios?
(Romanos 8:26-27) De igual manera el espíritu también acude con ayuda para nuestra debilidad; porque el [problema de] lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados. 27 Sin embargo, el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del espíritu, porque este aboga en conformidad con Dios por los santos.
*** w09 1/6 pág. 30 “¿De veras le importo a alguien?” ***
Aun así, a veces nos sentimos tan abrumados por un problema que ni siquiera sabemos qué pedirle a Dios. ¿Impide eso que él sepa lo que nos pasa? Encontramos la respuesta en Romanos 8:26: “El espíritu también acude con ayuda para nuestra debilidad; porque el problema de lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados”. Mediante su espíritu, Dios ha dejado registradas en la Biblia las oraciones de algunos siervos suyos que pasaron por situaciones parecidas a las nuestras. Cuando no sabemos qué decir, Jehová, el “Oidor de la oración”, acepta estas oraciones como si las hubiéramos hecho nosotros (Salmo 65:2).
*** w92 15/9 págs. 16-17 El espíritu de Jehová guía a su pueblo ***
“Con gemidos no expresados”
11 Si un cristiano afronta una prueba que parece ser abrumadora, ¿qué debería hacer? ¡Pedir en oración espíritu santo y dejar que este haga su trabajo! El apóstol Pablo dijo: “El espíritu también acude con ayuda para nuestra debilidad; porque el problema de lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados. Sin embargo, el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del espíritu, porque este aboga en conformidad con Dios por los santos”. (Romanos 8:26, 27.)
12 Los santos por quienes aboga el espíritu de Dios son los seguidores ungidos de Jesús, que abrigan la esperanza celestial. Pero sea que usted haya recibido el llamamiento celestial o tenga la esperanza terrestre, como cristiano puede contar con la ayuda del espíritu santo de Dios. A veces Jehová contesta de manera directa las oraciones específicas. No obstante, puede que en algunas ocasiones usted esté tan angustiado que no encuentre palabras para expresar lo que siente, y solo pueda implorar a Jehová con gemidos no expresados. Es más, tal vez no sepa qué es lo mejor para usted y hasta pudiera pedir algo que no le conviene si no ora por espíritu santo. Dios sabe que usted desea que se efectúe Su voluntad y sabe lo que de veras necesita. Además, hizo que se registraran en su Palabra muchas oraciones que tratan sobre situaciones difíciles. (2 Timoteo 3:16, 17; 2 Pedro 1:21.) De modo que Jehová puede considerar ciertos sentimientos expresados en esas oraciones inspiradas como si fueran expresiones que a usted, como siervo suyo, le gustaría hacer, y puede contestarlas en su favor.
13 Puede que Pablo y sus compañeros no hayan sabido qué pedir en oración cuando estaban sufriendo tribulación en el distrito de Asia. Al estar ‘bajo extremada presión más allá de sus fuerzas, sintieron en ellos mismos que habían recibido la sentencia de muerte’. Pero pidieron que otros rogaran por ellos y confiaron en Dios, que puede levantar a los muertos, y él los libró. (2 Corintios 1:8-11.) ¡Qué consolador es saber que Jehová Dios oye y contesta las oraciones de sus siervos fieles!
Resumen: El amor de Jehová es tan grande que nos otorga la posibilidad de que se escudriñe nuestro corazón para saber que nos aflige o si no sabemos como pedirlo necesitamos
Núm. 3: ¿Tiene que esperar el Reino de Dios la conversión del mundo para empezar a gobernar? (rs pág. 307 párrs. 3, 4)
*** rs pág. 307 párrs. 3-4 Reino ***
¿Tiene el Reino de Dios que esperar la conversión del mundo para tomar el mando?
Sal. 110:1, 2: “La expresión de Jehová a mi Señor [Jesucristo] es: ‘Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies.’ La vara de tu fuerza Jehová enviará desde Sión, diciendo: ‘Ve sojuzgando en medio de tus enemigos.’” (Así que él tendría enemigos que sojuzgar; no toda persona se sometería a su gobernación.)
Mat. 25:31-46: “Cuando el Hijo del hombre [Jesucristo] llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán juntadas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. [...] Y éstos [los que no mostraron amor a sus hermanos ungidos] partirán al cortamiento eterno, pero los justos a la vida eterna.” (Obviamente, no toda la humanidad se convertiría antes que Cristo fuera entronizado; tampoco resultarían ser rectos todos.)