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viernes, 3 de junio de 2011

Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático del año 2011 Semana 6 de Junio

Lectura de la Biblia:  Salmos 34 a 37

Núm. 1: Salmo 35:1-18
Núm. 2: ¿Cumplen profecía bíblica los sucesos que están teniendo lugar hoy día en Israel? (rs pág. 220 párr. 3–pág. 221 párr. 3)
Núm. 3: ¿Qué lección aprendemos de Lucas 12:13-15, 21?


(Salmos 34:encabezamiento-37:40)
 De David,
 
34  en la ocasión en que disfrazó su cordura ante Abimélec, de modo que este lo expulsó, y él se fue. 34 Ciertamente bendeciré a Jehová en todo tiempo; constantemente estará su alabanza en mi boca.  2 En Jehová se jactará mi alma; los mansos oirán y se regocijarán.  3 Oh, engrandezcan ustedes a Jehová conmigo, y juntos ensalcemos su nombre.  4 Inquirí de Jehová, y él me contestó, y de todos mis sustos él me libró.  5 Ellos miraron hacia él y quedaron radiantes, y sus rostros mismos de ninguna manera podían avergonzarse.  6 Este afligido llamó, y Jehová mismo oyó. Y de todas sus angustias Él lo salvó.  7 El ángel de Jehová está acampando todo en derredor de los que le temen, y los libra.  8 Gusten y vean que Jehová es bueno; feliz es el hombre físicamente capacitado que se refugia en él.  9 Teman a Jehová, ustedes sus santos, porque nada les falta a los que le temen. 10 Los mismos leoncillos crinados han tenido poco a la mano y han padecido hambre; pero en cuanto a los que buscan a Jehová, no les faltará ninguna cosa buena. 11 Vengan, hijos, escúchenme; el temor de Jehová es lo que les enseñaré. 12 ¿Quién es el hombre que está deleitándose en la vida, que está amando suficientes días para ver lo que es bueno? 13 Salvaguarda tu lengua contra lo que es malo, y tus labios contra el hablar engaño. 14 Apártate de lo que es malo, y haz lo que es bueno; procura hallar la paz, y sigue tras ella. 15 Los ojos de Jehová están hacia los justos, y sus oídos están hacia su clamor por ayuda. 16 El rostro de Jehová está contra los que hacen lo que es malo, para cortar la mención de ellos de la tierra misma. 17 Clamaron, y Jehová mismo oyó, y de todas sus angustias los libró. 18 Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu. 19 Son muchas las calamidades del justo, pero de todas ellas lo libra Jehová. 20 Él está guardando todos los huesos de aquél; ni siquiera uno de ellos ha sido quebrado. 21 La calamidad dará muerte al inicuo mismo; y a los mismísimos que odian al justo se los tendrá por culpables. 22 Jehová está redimiendo el alma de sus siervos; y ninguno de los que se refugian en él será tenido por culpable.

De David

35 De veras conduce mi causa, oh Jehová, contra mis contrarios; guerrea contra los que guerrean contra mí.  2 Echa mano al broquel y al escudo grande, y levántate, sí, en mi auxilio,  3 y saca la lanza y el hacha doble para encontrarte con los que tras de mí siguen. Di a mi alma: “Yo soy tu salvación”.  4 Sean avergonzados y humillados los que andan en busca de mi alma. Sean vueltos atrás y queden corridos los que están tramando calamidad para mí.  5 Lleguen a ser como el tamo delante del viento, y que el ángel de Jehová [los] vaya empujando.  6 Llegue a ser su camino oscuridad y lugares resbalosos, y que el ángel de Jehová vaya siguiendo tras de ellos.  7 Porque sin causa tienen escondido para mí su hoyo arreglado con red; sin causa lo han cavado para mi alma.  8 Venga sobre él la ruina sin que él [lo]sepa, y préndalo su propia red que escondió; con ruina caiga él en ella.  9 Pero que mi propia alma esté gozosa en Jehová; que se alboroce en su salvación. 10 Que todos mis huesos mismos digan: “Oh Jehová, ¿quién hay como tú, que libras al afligido de uno que es más fuerte que él, y al afligido y pobre del que le roba?”. 11 Testigos violentos se levantan; lo que no he sabido me preguntan. 12 Me pagan con mal por bien, privación para mi alma. 13 En cuanto a mí, cuando ellos enfermaron, mi ropa era saco, con ayuno afligí mi alma, y sobre mi seno mi propia oración se volvía. 14 En cuanto a un compañero, en cuanto a un hermano mío, anduve de acá para allá como uno que está de duelo por una madre. Entristecido, me incliné. 15 Pero ante mi cojear ellos se regocijaron y se reunieron; se reunieron contra mí, derribándo[me] cuando yo no lo sabía; [me] desgarraron y no se quedaron callados. 16 Entre los apóstatas que se mofan por una torta hubo un crujir de sus dientes aun contra mí. 17 Oh Jehová, ¿hasta cuándo seguirás viendo [esto]? Trae de vuelta mi alma, sí, de sus estragos, aun a mi única de los leoncillos crinados. 18 Ciertamente te elogiaré en la congregación grande; entre un pueblo numeroso te alabaré. 19 Oh, que no se regocijen sobre mí los que sin motivo alguno son mis enemigos; en cuanto a los que me odian sin causa, que no guiñen el ojo. 20 Porque no es paz lo que ellos hablan; antes bien, contra los quietos de la tierra cosas de engaño siguen tramando. 21 Y abren ancha la boca aun contra mí. Han dicho: “¡Ajá! ¡Ajá!, nuestro ojo [lo] ha visto”. 22 Tú has visto, oh Jehová. No te quedes callado. Oh Jehová, no te mantengas lejos de mí. 23 Levántate, sí, y despierta [para atender] a mi juicio, oh Dios mío, aun Jehová, a mi litigio. 24 Júzgame conforme a tu justicia, oh Jehová Dios mío, y que no se regocijen ellos sobre mí. 25 Oh, que no digan ellos en su corazón: “¡Ajá, nuestra alma!”. Que no digan: “Lo hemos tragado”. 26 Sean avergonzados y queden corridos todos juntos los que están gozosos a causa de mi calamidad. Sean vestidos de vergüenza y humillación los que se dan grandes ínfulas contra mí. 27 Clamen gozosamente y regocíjense los que se deleitan en mi justicia, y digan constantemente: “Sea engrandecido Jehová, que se deleita en la paz de su siervo”. 28 Y que mi propia lengua profiera en voz baja tu justicia, todo el día tu alabanza.

Al director. Del siervo de Jehová, David.

36 La expresión de transgresión, al inicuo, está en medio de su corazón; no hay pavor de Dios enfrente de sus ojos.  2 Porque ha sido demasiado meloso para consigo mismo a sus propios ojos para descubrir su error de modo que [lo] odie.  3 Las palabras de su boca son nocividad y engaño; ha cesado de tener perspicacia para hacer el bien.  4 Nocividad es lo que sigue tramando sobre su cama. Se aposta en un camino que no es bueno. Lo que es malo no rechaza.  5 Oh Jehová, tu bondad amorosa está en los cielos; tu fidelidad llega hasta las nubes.  6 Tu justicia es como montañas de Dios; tu decisión judicial es una vasta profundidad acuosa. A hombre y bestia salvas, oh Jehová.  7 ¡Cuán preciosa es tu bondad amorosa, oh Dios! Y en la sombra de tus alas los hijos de los hombres mismos se refugian.  8 Beben hasta saciarse de la grosura de tu casa; y del torrente de tus placeres les haces beber.  9 Porque contigo está la fuente de la vida; por luz de ti podemos ver luz. 10 Continúa tu bondad amorosa a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón. 11 Oh, no venga [contra] mí el pie de la altivez; en cuanto a la mano de gente inicua, no haga de mí un errante. 12 Allí han caído los practicantes de la nocividad; los han echado abajo a empujones y no han podido levantarse.

De David.

37 No te muestres acalorado a causa de los malhechores. No envidies a los que hacen injusticia.  2 Porque, como hierba, rápidamente se marchitarán, y como hierba verde nueva se desvanecerán.  3 Confía en Jehová y haz el bien; reside en la tierra, y [en todo] trata con fidelidad.  4 También deléitate exquisitamente en Jehová, y él te dará las peticiones de tu corazón.  5 Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará.  6 Y ciertamente hará salir tu justicia como la luz misma, y tu derecho como el mediodía.  7 Guarda silencio delante de Jehová y espéralo con anhelo. No te muestres acalorado a causa de ninguno que esté logrando éxito en su camino, a causa del hombre que esté llevando a cabo [sus] ideas.  8 Depón la cólera y deja la furia; no te muestres acalorado solo para hacer mal.  9 Porque los malhechores mismos serán cortados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra. 10 Y solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. 11 Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz. 12 El inicuo está maquinando contra el justo, y contra él está crujiendo los dientes. 13 Jehová mismo se reirá de él, porque ciertamente ve que su día vendrá. 14 Los inicuos han desenvainado una espada misma, y han doblado su arco, para hacer caer al afligido y pobre, para degollar a los que son rectos en [su] camino. 15 Su propia espada entrará en su corazón, y sus propios arcos serán quebrados. 16 Mejor es lo poco del justo que la abundancia de los muchos inicuos. 17 Porque los mismísimos brazos de los inicuos serán quebrados, pero Jehová estará sosteniendo a los justos. 18 Jehová está al tanto de los días de los exentos de falta, y la mismísima herencia de ellos continuará aun hasta tiempo indefinido. 19 No serán avergonzados en el tiempo de calamidad, y en los días de hambre quedarán satisfechos. 20 Porque los inicuos mismos perecerán, y los enemigos de Jehová serán como la preciosidad de prados; tienen que acabarse. En humo tienen que acabarse. 21 El inicuo está pidiendo prestado y no paga, pero el justo está mostrando favor y está haciendo regalos. 22 Pues los que están siendo bendecidos por él poseerán ellos mismos la tierra, pero aquellos contra quienes él invoca el mal serán cortados. 23 Por Jehová los mismísimos pasos de un hombre físicamente capacitado han sido preparados, y en su camino Él se deleita. 24 Aunque caiga, no será arrojado abajo, porque Jehová está sosteniendo su mano. 25 Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan. 26 Todo el día él está mostrando favor y prestando, y así es que su prole está en vías de recibir una bendición. 27 Apártate de lo que es malo y haz lo que es bueno, y por lo tanto reside hasta tiempo indefinido. 28 Porque Jehová es amador de la justicia, y no dejará a los que le son leales. Hasta tiempo indefinido ciertamente serán guardados; pero en cuanto a la prole de los inicuos, esta en verdad será cortada. 29 Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella. 30 La boca del justo es la que profiere sabiduría en voz baja, y suya es la lengua que habla justamente. 31 La ley de su Dios está en su corazón; sus pasos no vacilarán. 32 El inicuo se mantiene alerta aguardando al justo, y procura darle muerte. 33 En cuanto a Jehová, él no lo dejará a la mano de aquel, y no lo pronunciará inicuo cuando se le esté juzgando. 34 Espera en Jehová y guarda su camino, y él te ensalzará para tomar posesión de la tierra. Cuando los inicuos sean cortados, tú [lo] verás. 35 He visto al inicuo hecho tirano y extendiéndose cual [árbol] frondoso en terreno nativo. 36 Y sin embargo procedió a pasar, y allí no estaba; y seguí buscándolo, y no fue hallado. 37 Vigila al exento de culpa y mantén a la vista al recto, porque el futuro de [ese] hombre será pacífico. 38 Pero los transgresores mismos ciertamente serán aniquilados juntos; el futuro de los inicuos verdaderamente será cortado. 39 Y la salvación de los justos proviene de Jehová; él es su plaza fuerte en el tiempo de angustia. 40 Y Jehová los ayudará y les proveerá escape. Les proveerá escape de los inicuos y los salvará, porque se han refugiado en él.


Núm. 1: Salmo 35:1-18

De veras conduce mi causa, oh Jehová, contra mis contrarios; guerrea contra los que guerrean contra mí.  2 Echa mano al broquel y al escudo grande, y levántate, sí, en mi auxilio,  3 y saca la lanza y el hacha doble para encontrarte con los que tras de mí siguen. Di a mi alma: “Yo soy tu salvación”.  4 Sean avergonzados y humillados los que andan en busca de mi alma. Sean vueltos atrás y queden corridos los que están tramando calamidad para mí.  5 Lleguen a ser como el tamo delante del viento, y que el ángel de Jehová [los] vaya empujando.  6 Llegue a ser su camino oscuridad y lugares resbalosos, y que el ángel de Jehová vaya siguiendo tras de ellos.  7 Porque sin causa tienen escondido para mí su hoyo arreglado con red; sin causa lo han cavado para mi alma.  8 Venga sobre él la ruina sin que él [lo]sepa, y préndalo su propia red que escondió; con ruina caiga él en ella.  9 Pero que mi propia alma esté gozosa en Jehová; que se alboroce en su salvación. 10 Que todos mis huesos mismos digan: “Oh Jehová, ¿quién hay como tú, que libras al afligido de uno que es más fuerte que él, y al afligido y pobre del que le roba?”. 11 Testigos violentos se levantan; lo que no he sabido me preguntan. 12 Me pagan con mal por bien, privación para mi alma. 13 En cuanto a mí, cuando ellos enfermaron, mi ropa era saco, con ayuno afligí mi alma, y sobre mi seno mi propia oración se volvía. 14 En cuanto a un compañero, en cuanto a un hermano mío, anduve de acá para allá como uno que está de duelo por una madre. Entristecido, me incliné. 15 Pero ante mi cojear ellos se regocijaron y se reunieron; se reunieron contra mí, derribándo[me] cuando yo no lo sabía; [me] desgarraron y no se quedaron callados. 16 Entre los apóstatas que se mofan por una torta hubo un crujir de sus dientes aun contra mí. 17 Oh Jehová, ¿hasta cuándo seguirás viendo [esto]? Trae de vuelta mi alma, sí, de sus estragos, aun a mi única de los leoncillos crinados. 18 Ciertamente te elogiaré en la congregación grande; entre un pueblo numeroso te alabaré.


Núm. 2: ¿Cumplen profecía bíblica los sucesos que están teniendo lugar hoy día en Israel?


*** rs pág. 220 párr. 3 - pág. 221 párr. 3 Judíos ***

¿Cumplen profecía bíblica los sucesos que están teniendo lugar hoy día en Israel?
Eze. 37:21, 22, VV (1960): “Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas las partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey.” (Actualmente Israel no es una nación bajo el mando de un rey de la línea real de David. Lo que tienen es una república.)
Isa. 2:2-4, VV (1960): “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová, como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. [...] Y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” (Actualmente, en Jerusalén, donde anteriormente estaba ubicado el templo, no hay ninguna “casa del Dios de Jacob”, sino, en su lugar, un santuario islámico. Y ni Israel ni las naciones vecinas dan señal de que estén dispuestas a ‘volver sus espadas en rejas de arado’. Para la supervivencia dependen de la preparación militar.)
Isa. 35:1, 2, VV (1960): “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.” (En Israel se han emprendido con éxito proyectos extraordinarios de irrigación y reforestación. Pero sus líderes no dan crédito al Señor Dios. Como dijo un ex primer ministro, David Ben-Gurion: “Israel está resuelto [...] a conquistar el desierto y a hacerlo florecer mediante el poder de la ciencia y del espíritu pionero, y a transformar el país en un bastión de la democracia”.)
Zac. 8:23, VV (1960): “En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.” (¿A qué Dios se refiere la profecía? En el lenguaje hebreo su nombre [יהוה, que se traduce comúnmente Jehová] aparece más de 130 veces tan solo en este libro de las Sagradas Escrituras. Hoy, cuando alguien usa ese nombre, ¿concluye la gente que tal persona tenga que ser judía? No; por muchos siglos la superstición ha hecho que el pueblo judío en conjunto se haya abstenido de pronunciar el nombre personal de Dios. El presente aumento en el interés religioso con referencia al Israel natural no encuadra con esta profecía.)
Entonces, ¿cómo ha de verse lo que está ocurriendo en el Israel del día moderno? Simplemente como parte de desenvolvimientos mundiales que se predijeron en la Biblia. Entre ellos figuran la guerra, el desafuero, el enfriamiento del amor a Dios y el amor al dinero. (Mat. 24:7, 12; 2 Tim. 3:1-5.)


Núm. 3: ¿Qué lección aprendemos de Lucas 12:13-15, 21?



(Lucas 12:13-15) Entonces uno de la muchedumbre le dijo: “Maestro, di a mi hermano que divida conmigo la herencia”. 14 Él le dijo: “Hombre, ¿quién me nombró juez o repartidor sobre ustedes?”. 15 Entonces les dijo: “Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia, porque hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee”.
(Lucas 12:21) Así pasa con el hombre que atesora para sí, pero no es rico para con Dios”.




*** w07 1/8 p21-25*** 
“Guárdense de toda suerte de codicia”
“Hasta cuando uno tiene en abundancia, 
su vida no resulta de las cosas que posee.” (LUCAS 12:15.)


EL DINERO, las propiedades, el prestigio, un trabajo bien pagado y la familia son, para la mayoría de la gente, un indicativo del éxito y un medio para asegurarse un buen futuro. A la vista está que el principal interés de muchas personas —sea que vivan en países ricos o pobres— es obtener ganancias materiales y progresar en la vida. En cambio, su interés por las cuestiones espirituales, si es que lo tienen, está decayendo rápidamente.

2 Esto es justo lo que predijo la Biblia. “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, [...] amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder.” (2 Timoteo 3:1-5.) Al estar rodeados de esta clase de personas, los cristianos verdaderos se ven constantemente presionados a adoptar esa mentalidad y estilo de vida. Por lo tanto, ¿qué nos ayudará a resistir dicha presión y a ‘no dejar que se nos moldee según el criterio de este mundo’? (Romanos 12:2, Hendriksen.)

3 En su papel de “Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe”, Jesucristo nos dejó valiosas lecciones a este respecto (Hebreos 12:2). En cierta ocasión, él estaba ayudando a una muchedumbre a entender mejor profundos asuntos espirituales, cuando un hombre lo interrumpió para hacerle la siguiente petición: “Maestro, di a mi hermano que divida conmigo la herencia”. En respuesta, Jesús dio al hombre —y a todos los que estaban escuchando— una importante advertencia. Primero, les aconsejó que evitaran la codicia y, luego, para reforzar esta idea y hacerles pensar, contó una parábola. De modo que si queremos beneficiarnos del consejo de Jesús, nos conviene analizar lo que dijo para ver cómo aplicarlo en nuestra vida (Lucas 12:13-21).

Una petición inapropiada

4 Antes de que el hombre lo interrumpiera, Jesús estaba hablando sobre el peligro de caer en la hipocresía, sobre tener valor para ‘confesar unión’ con el Hijo del hombre y sobre la ayuda que da el espíritu santo (Lucas 12:1-12). Todas estas eran sin duda cuestiones muy importantes a las que los discípulos —y todos los demás— tenían que prestar mucha atención. Pero en medio de una disertación tan profunda, un hombre interrumpe bruscamente a Jesús para pedirle que actúe de árbitro en lo que parece ser una disputa familiar por bienes materiales. Veamos la gran lección que podemos aprender de todo esto.

5 Alguien dijo una vez que “el carácter de una persona a menudo se evidencia por la dirección que toman sus pensamientos cuando escucha una exhortación religiosa”. Pues bien, parece que mientras Jesús hablaba de asuntos espirituales serios, aquel hombre estaba pensando en cómo podría obtener ciertas ventajas económicas. El relato no aclara si su motivo de queja con respecto a la herencia era justificado o no. Tal vez quiso sacar partido a la autoridad de Jesús y a su reputación de juez justo (Isaías 11:3, 4; Mateo 22:16). En cualquier caso, su petición dejaba entrever un problema de fondo: una grave falta de aprecio por las cuestiones espirituales. ¿Y nosotros? ¿No deberíamos examinarnos a este respecto? En las reuniones cristianas, por ejemplo, es fácil que nuestra mente divague o que nos pongamos a pensar en lo que haremos más tarde. En vez de eso, debemos escuchar atentamente la información que se presenta y buscar maneras prácticas de aplicarla en nuestra vida. Así mejoraremos nuestra relación con nuestro Padre celestial, Jehová Dios, y con nuestros hermanos cristianos (Salmo 22:22; Marcos 4:24).

6 Sea cual fuere el motivo del hombre para hacer esa petición, Jesús se negó a atenderla diciéndole: “Hombre, ¿quién me nombró juez o repartidor sobre ustedes?” (Lucas 12:14). Con estas palabras aludió a una conocida disposición de la Ley mosaica, según la cual los jueces de las ciudades eran los encargados de decidir en esas cuestiones (Deuteronomio 16:18-20; 21:15-17; Rut 4:1, 2). Jesús tenía preocupaciones mucho más importantes, como dar testimonio acerca de la verdad del Reino y enseñar a la gente la voluntad de Dios (Juan 18:37). ¿Cómo podemos imitar su ejemplo? No dejando que cuestiones triviales nos distraigan y dedicando nuestro tiempo y energías a predicar las buenas nuevas y “ha[cer] discípulos de gente de todas las naciones” (Mateo 24:14; 28:19).

Cuidado con la codicia

7 Como Jesús era capaz de discernir las intenciones más profundas del corazón, sabía que algo más grave se ocultaba tras la solicitud de aquel hombre. Por eso, en vez de solo negarse a intervenir en una cuestión personal, Jesús atacó la raíz del problema. “Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia —dijo—, porque hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee.” (Lucas 12:15.)

8 La codicia es más que un simple deseo de poseer dinero u otras cosas, que podrían tener una utilidad y un propósito correctos. De acuerdo con varios diccionarios, se podría definir como un deseo distorsionado que se centra en bienes materiales o inmateriales, sea que pertenezcan a otra persona o no. A veces se manifiesta en un apetito insaciable de conseguir cosas por el mero hecho de tenerlas, independientemente de si uno las necesita o de cómo repercutirá eso en los demás. La persona codiciosa permite que el objeto deseado acapare su mente y sus acciones hasta el grado de convertirse en su dios. Ahora bien, recordemos que el apóstol Pablo equiparó la codicia a la idolatría y dijo que las personas dominadas por la avidez no heredarían el Reino de Dios (Efesios 5:5; Colosenses 3:5).

9 Es interesante destacar que Jesús previno contra “toda suerte de codicia”. En efecto, la codicia puede adoptar diversas formas. El último de los Diez Mandamientos enumera algunas: “No debes desear la casa de tu semejante. No debes desear la esposa de tu semejante, ni su esclavo, ni su esclava, ni su toro, ni su asno, ni cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Éxodo 20:17). La Biblia contiene numerosísimos ejemplos de personas que pecaron gravemente, empujadas por una forma u otra de codicia. Satanás fue el primero en codiciar algo que pertenecía a otro: la gloria, honra y autoridad que solo Jehová merece (Revelación [Apocalipsis] 4:11). Eva codició el derecho a la autodeterminación; por ello, creyendo que podía ser independiente de Dios, se dejó engañar y así encaminó a la humanidad hacia el pecado y la muerte (Génesis 3:4-7). Del mismo modo, los demonios fueron ángeles que, descontentos con “su posición original, [...] abandonaron su propio y debido lugar de habitación” para obtener algo que no les correspondía (Judas 6; Génesis 6:2). Pensemos también en Balaam, Acán, Guehazí y Judas Iscariote. Como no estaban satisfechos con lo que tenían, dejaron que su insaciable deseo de bienes materiales los llevara a abusar de la confianza que se había depositado en ellos. Actuar así los condujo a la perdición.

10 Desde luego, fue muy apropiado que Jesús iniciara su advertencia contra la codicia diciendo: “Mantengan abiertos los ojos”. ¿Por qué? Porque a las personas les resulta muy fácil reconocer la codicia en los demás, pero raras veces la reconocen en sí mismas. El apóstol Pablo indica, de todas formas, que “el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales” (1 Timoteo 6:9, 10). Y el discípulo Santiago señala que un deseo impropio, “cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado” (Santiago 1:15). De ahí que, siguiendo la recomendación de Jesús, debamos ‘mantener abiertos los ojos’. Ahora bien, el objetivo no es descubrir si los demás encajan en la descripción del codicioso, sino hacernos un examen de conciencia a fin de averiguar cuáles son los verdaderos deseos de nuestro corazón. De esta forma nos ‘guardaremos de toda suerte de codicia’.

Vivir en la abundancia


11 Hay otra razón por la cual debemos evitar la codicia. Fijémonos en lo que dijo Jesús a continuación: “Hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee” (Lucas 12:15). Debemos reflexionar en esa declaración, pues en esta era materialista la gente asocia la riqueza y la prosperidad con la felicidad y el éxito. Con estas palabras, Jesús destacó que una vida verdaderamente feliz y con sentido no depende de los bienes materiales, por muy abundantes que sean.

12 Claro, es posible que algunos no compartan esta opinión. Tal vez crean que los bienes materiales permiten disfrutar de una vida mucho más cómoda y agradable y, por tanto, hacen que valga la pena vivirla. Por eso, vuelcan sus esfuerzos en aquello que les permita adquirir todas las cosas que desean, pensando que de ese modo tendrán una vida mejor. Sin embargo, quienes razonan así olvidan lo que dijo Jesús.

13 Jesús no se centró en si estaba bien o mal vivir en la abundancia. Lo que indicó es que la vida del ser humano “no resulta de las cosas que posee”, o sea, de las que ya tiene. Todos sabemos que para vivir —es decir, para nuestro sustento— no se necesita mucho. En realidad, basta con un poco de comida, algo de ropa y un lugar donde dormir. Los ricos tienen de todo mientras que los pobres tienen que trabajar duro para conseguir tan solo lo básico. Sin embargo, esta diferencia desaparece cuando la vida llega a su fin: todo se queda en nada (Eclesiastés 9:5, 6). Así pues, una vida plena no puede ni debe reducirse sencillamente a lo que uno posee o puede adquirir. Esta idea resulta obvia cuando comprendemos de qué tipo de vida estaba hablando Jesús.

14 ¿A qué se refería Jesús cuando dijo, según leímos en el Evangelio de Lucas, que la “vida no resulta de las cosas que [uno] posee”? La palabra griega que se traduce en este pasaje por “vida” (zo·é) no alude a la manera de vivir, sino a la vida en sí misma, vida en el sentido absoluto. Lo que Jesús estaba diciendo es que, seamos ricos o pobres —vivamos rodeados de lujos o nos ganemos el sustento a duras penas—, no tenemos completo control de cuánto tiempo viviremos ni de si estaremos vivos mañana. Tal como dijo en su Sermón del Monte: “¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida?” (Mateo 6:27). La Biblia muestra con claridad que solo Jehová es “la fuente de la vida” y que únicamente él puede otorgar a los fieles “la vida que realmente lo es”, “la vida eterna”, una vida sin fin en el cielo o en la Tierra (Salmo 36:9; 1 Timoteo 6:12, 19).

15 Las palabras de Jesús muestran lo fácil que es desarrollar un punto de vista distorsionado de la vida. Todos los seres humanos —ricos y pobres— somos imperfectos, y todos acabamos igual. El profeta Moisés lo expresó como sigue: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos” (Salmo 90:10; Job 14:1, 2; 1 Pedro 1:24). Por esa razón, las personas que no han cultivado una buena relación con Dios suelen adoptar la mentalidad que mencionó el apóstol Pablo, a saber, “comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” (1 Corintios 15:32). Hay otros que, al observar que la vida es fugaz e incierta, buscan en los bienes materiales la sensación de seguridad y estabilidad que les falta. Tal vez piensen que pueden dar cierto grado de protección a su vida reuniendo muchas cosas materiales, tangibles. Por eso, trabajan sin descanso a fin de acumular riquezas, creyendo equivocadamente que así se sentirán seguros y felices (Salmo 49:6, 11, 12).

Un futuro seguro

16 Es cierto que un nivel de vida alto —con abundancia de alimento, ropa y abrigo, y todo tipo de lujos— quizás haga nuestra existencia más cómoda. Puede que incluso nos permita recibir mejor atención médica y vivir unos cuantos años más. Ahora bien, ¿tiene más sentido esa vida? ¿Es más valiosa y segura? Lo valioso en la vida no son los años que uno vive ni la cantidad de cosas materiales que uno posee o utiliza. El apóstol Pablo señaló el peligro de confiar demasiado en esas cosas. En su carta a Timoteo escribió: “A los que son ricos en el presente sistema de cosas da órdenes de que no sean altaneros, y de que cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas” (1 Timoteo 6:17).

17 Cifrar nuestra esperanza en las riquezas no es una buena idea, ya que estas son “inseguras”. El patriarca Job, por ejemplo, era muy rico. Pero cuando las desgracias le sobrevinieron súbitamente, sus riquezas no le sirvieron de nada, pues lo perdió todo de la noche a la mañana. Más bien, fue su fuerte relación con Dios lo que lo sostuvo a través de todas sus pruebas y aflicciones (Job 1:1, 3, 20-22). Abrahán, por su parte, no dejó que sus numerosos bienes le impidieran aceptar una difícil comisión de Jehová. Y como recompensa, llegó a ser “padre de una muchedumbre de naciones” (Génesis 12:1, 4; 17:4-6). Ambos hombres —como muchos otros— son ejemplos dignos de imitar. Así pues, seamos jóvenes o mayores, todos debemos examinarnos para ver a qué concedemos verdadera importancia en nuestra vida y en qué ciframos nuestra esperanza (Efesios 5:10; Filipenses 1:10).

18 No cabe duda de que las breves palabras que Jesús dijo sobre la codicia y sobre tener un punto de vista equilibrado de la vida son muy instructivas.






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