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jueves, 17 de diciembre de 2015

Una muerta y tres personas heridas cuando auto cae por barranco

 

Una mujer de 84 años perdió la vida esta mañana cuando el vehículo en que viajaba en Sabana Grande cayó por un barranco en la carretera PR-366.

 

La fémina fue identificada como Santia Rivera Morales. 

 

Según informó la Policía, Rivera Morales y otras tres mujeres viajaban a las 11:50 a.m. a bordo de un auto Toyota Tercel de 1993 cuando, a la altura del barrio Tabonuco, la conductora Nilda Iris Sánchez Méndez, de 45 años, perdió el control del volante por desperfectos mecánicos en el auto y cayeron al precipicio.

 

Sánchez Méndez y otras dos mujeres de 72 y 53 años, sufrieron heridas de cuidado, por lo que fueron transportadas al Hospital La Concepción, en San Germán.

 

Las cuatro mujeres afectadas se encontraban en el lugar predicando como miembros de la religión Testigos de Jehová, precisaron las autoridades.

 

El caso es investigado por el agente Santos Martell, de la División de Patrullas de Carreteras de Mayagüez, junto al fiscal Andrés Fernández.

 

Participan 7 mil en asamblea religiosa

 

 


NUEVO LAREDO.-
 Más de 7 mil personas de toda la región se encuentran en Nuevo Laredo, para participar en la Asamblea de los Testigos de Jehová 2015, que durante este fin de semana se efectúa en la ciudad.

Esta gran reunión se realiza el centro de espectáculos del palenque de Expomex, lugar visitado por familias quienes entre alabanzas, oraciones y discursos concluyen un año más de trabajo espiritual.

‘Imitemos a Cristo’, es el nombre de esta asamblea 2015, la cual inició con el discurso del presidente de la asamblea la presentación de un video musical, alabanza, predicaciones y oraciones.

También se realizó una representación dramática en la cual participaron los testigos.

Otra de las actividades que se realizó fue el bautizo de nuevos miembros de esta congregación quienes recibieron el agua para una nueva conversión espiritual. 

Las actividades concluirán este domingo alrededor de las 4:00 de la tarde.

Prince: "Ahora no hay nada que copiar en la música"

 

 

Foto: 2015 Getty Images, Getty Images North America, Copyright (c) 1998 Hewlett-Packard Company

 

Es un mito, aunque desde 2006 ninguno de sus discos haya conquistado el número uno. A sus 57 años, continúa siendo una mezcla de genialidad, manías y sombras. Un encuentro peculiar en algún lugar perdido de Minnesota con un artista único.

Iñigo López Palacios/Especial El País Semanal (2015)

 

Lucy, la recepcionista del Country Inn and Suites de Chanhassen, Minnesota, no puede evitar reírse. Es el tercer cambio para la cita con el taxi en apenas dos horas. “No te preocupes, puedes hacerlo diez veces más si quieres. Es Prince”, dice. Si la primera modificación del programa llegó en forma de lacónico correo desde Dinamarca, esta vez han usado el teléfono. Trevor Guy, asistente de Prince, nos comunica que la hora del encuentro con su jefe será finalmente a las siete de la tarde y que nos han preparado “un montón de sorpresas”.

No es que los retrasos sean sorprendentes. Prince ha cultivado siempre la imagen que mantiene hoy: un brillante y esquivo genio, virtuoso en docenas de instrumentos, que apenas habla ni mira a nadie a los ojos. Un ser que solo piensa en su arte, que solo él puede crear. Y la prensa no encaja en esas coordenadas. En 1982, en su primera campaña de promoción, con su quinto álbum, 1999, concedió una sola entrevista y salió jurando que era la última. Cumplió su palabra durante dos años y medio. En los noventa, un periodista pasó seis días alrededor de Paisley Park, su estudio fortaleza de Minnesota, el Medio Oeste estadounidense, para terminar hablando con Prince por teléfono.

Parece disfrutar jugando al gato y al ratón. Desperdigados por los hoteles de la zona hay cinco periodistas de cinco países. La convocatoria ha sido precipitada y vaga y llegó con solo dos días de antelación: Si queríamos “encontrarnos” con Prince, había que estar a las cinco de la tarde del sábado en Paisley Park. Sin grabadora. Solo papel y bolígrafo. Nos dirá después: “Hice un brainstorming hace dos noches y pensé: ‘Traigo unos cuantos periodistas, les digo que no cuenten nada, y al día siguiente lo sabrá todo el mundo’. Pero amo a los críticos, porque ellos me aman. No bromeo. Mira, todo el mundo nota cuando alguien es perezoso, y ahora, con Internet, es imposible que un redactor lo sea, porque todos le señalarán. Ahora es embarazoso decir algo falso. Te conviene decir la verdad”.

Hemos recorrido 9.000 kilómetros hasta llegar a Chanhassen, un pueblo de 20.000 habitantes a unos 30 minutos –en coche. Aquí las distancias se miden así– de la urbe que componen Minneapolis y St. Paul, donde nació Prince Rogers Nelson en 1958. Un chico bajito, hijo de un pianista y una vocalista de jazz, ambos negros. Chanhassen fue elegido segundo mejor lugar de EE UU para vivir, por Money Magazine en 2009. Coquetas y anodinas calles residenciales. Lo que llaman la plaza es una zona comercial. Solo se camina por sus aceras para pasear al perro. Y al mediodía de este soleado sábado de noviembre el termómetro marca tres grados. Todo el mundo aquí conoce Paisley Park, un complejo compuesto por tres estudios de grabación y dos salas de conciertos. Lo más excitante que le ha pasado en 30 años a la localidad. Prince lo abrió en 1985, en el cenit de su popularidad. En 1984 amenazó a Warner con no renovar su contrato si no le dejaban protagonizar una película. Aparecer en las pantallas de cine del mundo le parecía la forma de llegar a un público más heterogéneo. La multinacional prefirió concederle el capricho antes que dejarle escapar. El resultado fue Purple Rain, un éxito absoluto, 20 millones de copias vendidas, Oscar a la mejor banda sonora. Y su conversión en un artista negro para todos los públicos. Durante un periodo fue tan grande como Michael Jackson. Cualquier artista se quejaría de la alargada sombra de ese álbum. Pero él asegura no sentirse aburrido de tocar siempre esas canciones. “¿Tú te cansarías de que te aplaudan? Nunca te cansas del aplauso. Nunca te aburre. Y no puedes aplaudir algo que no has oído antes, que no conoces. Si tocara una canción que conoces, sería una experiencia para ti en la que estás implicado. Usas una parte diferente del cerebro que cuando escuchas algo que no conoces”.

Al parecer, Paisley Park está aquí al lado. En algún lugar a cinco minutos del motel –en coche, claro– se encuentra el feudo del último gran excéntrico del rock. Ayer dio un concierto allí, cuentan. Uno de esos directos sorpresa que hace convocando a sus fans por Twitter. “Va por rachas. En los últimos meses lo ha hecho mucho. Debe de llevar 10 o 12”, cuenta uno de los camareros de un bar del pueblo.

 

“Cuando se fueron todos, estuve en el escenario tocando y cantando solo para mí otras tres horas. Y fue maravilloso”, dirá luego Prince. Había entrado en lo que llama “la zona”. “No podía parar. Es como experimentar que has abandonado tu cuerpo. Como estar sentado entre el público viéndote a ti mismo. Eso es lo que quieres. Trascender. Y cuando eso sucede…”, hace un gesto con la cabeza y suelta, “oh, muchacho”.

Parece de lo más cómodo y relajado. Lleva un rato sentado al piano en uno de los escenarios de Paisley Park. Ha aparecido de repente y está desgranando sus teorías sobre la música, la industria y su próxima gira. Un tour solo con piano por capitales europeas que suspenderá pocos días antes de su comienzo como consecuencia de los atentados de París, que han dejado 130 muertos y tres centenares de heridos. Ya se habían puesto a la venta las entradas para los conciertos británicos. El tirón de Prince es tal que a las pocas horas la reventa pedía 2.500 euros por un tique.

Ni por asomo se diría que tiene 57 años. Parece mucho más joven, quizá 40. Quizá menos, incluso. Aunque es posible que ese aspecto se lo dé la luz tenue que ilumina la sala. Lleva un peinado afro, y va vestido de blanco de arriba abajo con lo que parece la versión pijama de esos quimonos que Elvis usaba en Las Vegas. Calza sandalias blancas de plataforma con calcetines blancos. Una combinación singular, que resulta más curiosa cuanto más la miras.

Y es inevitable mirar, porque estoy, literalmente, a los pies de Prince. La entrevista para la que hemos recorrido 9.000 kilómetros a la carrera consiste en recostarnos sobre un escenario mientras él toca el piano. La situación recuerda una de esas láminas en las que Cristo habla a discípulos que le escuchan arrobados.

Antes de llegar a pasar una hora en esta incómoda postura, los cinco periodistas europeos, de Reino Unido, Italia, Holanda, Bélgica y España, nos hemos visto las caras de noche ante una valla cerrada, en un cruce de carreteras en medio de la nada, que hemos identificado como la entrada principal de Paisley Park. No hay señal visible de ser humano cerca ni timbre al que llamar. Al fondo se adivinan un grupo de edificios, uno de los cuales está iluminado por un foco púrpura. Su color fetiche. Es todo muy frío, muy práctico. Una nave industrial no es la idea de la madriguera de uno de los músicos vivos más extravagantes.

Trevor Guy nos recibe en la entrada de carga y descarga que da a la sala donde después veremos a Prince. Ofrece una visita guiada por lo que llama “el país de las maravillas de la música”. Los estudios son enormes. Hay una sala revestida de granito, de arriba abajo, para grabar pianos. Otra a oscuras, con estrellas fosforescentes, que llaman “the galaxy room” y se usa para meditar. En las paredes, sus premios. No está la estatuilla del Oscar, pero en lo que llaman la oficina de producción está aparcada la mismísima moto púrpura de la portada del disco Purple Rain. Un icono de la historia del rock. Al pasar por un estudio señalan un folio abandonado con unos garabatos como si fuera una reliquia, la prueba de que ha estado trabajando aquí mismo hace poco. “No tiene sentido del tiempo. Con él no hay horarios. Siempre está trabajando. A cualquier hora”.

 

Huele a lavanda. “Tenemos velas perfumadas 24 horas al día”, dice Trevor, que se disculpa por no enseñarnos las zonas privadas. “Él no vive aquí, no puedo decir dónde vive porque no lo sé. Cuando no está en Paisley Park, se desvanece”. Todo indica que reside habitualmente en Los Ángeles desde 2008, tras su segundo divorcio.

En un pasillo, un mural mesiánico –en general todo tiene un desasosegante aroma a culto a la personalidad– sitúa a Prince en el centro. A su derecha, sus predecesores: Santana, Hendrix… Un lugar destacado lo ocupa Larry Graham, bajista, la persona que convirtió a Prince a la fe de los testigos de Jehová en 2001.

Su fe impregna el ambiente. En Paisley Park no se sirve ni carne ni alcohol. Sus canciones ya no son aquellas incitaciones al sexo de sus primeros años. En 1980 editó Dirty Mind, un manifiesto de 30 minutos a favor de la liberación sexual y la ruptura de los tabús, pero ya no quiere hablar de temas como Head, en el que aparecía eyaculando en el vestido de una novia que se dirige a su boda. “Tienes una copia de ese disco, ¿no? He escrito tantas canciones que ni pienso en ella. No me siento atado a un tema de esa manera. No podría avanzar si estuviera vinculado a una canción de mi pasado. Ser testigo de Jehová ha hecho que me esfuerce más en contar las mismas cosas de otra manera. Me ha acercado a la verdad. Además, ahora los fans son mayores, tienen familia, quieren traer a sus hijos. Es un buen movimiento, llegas a un público mayor para que experimente lo mismo”.

Un poco antes de su conversión había recobrado su nombre. Durante los noventa se enzarzó en una disputa legal con su discográfica. Entre otras cosas, Warner había registrado su nombre y él decidió rebautizarse con un símbolo impronunciable. Ahora está en todos los tamaños posibles adornando las paredes de Paisley Park.

Prince es la creación de Prince Roger Nelson. Un prototipo fabricado por él basándose en un modelo teórico diseñado también por él. Ha funcionado tan bien que, sin haber publicado un disco de auténtico éxito desde 2006, sigue teniendo las prebendas de una superestrella. Aunque si definimos superestrella como un personaje universalmente reconocible más allá de fronteras, razas o generaciones, Prince ya no encaja. Genera noticias y llena estadios, pero aunque el suyo es un nombre familiar para mayores de 30 años, aquellos capaces de recordar lo que era importante entre 1984 y 1994, apenas existe para la mayoría de los menores de 25. A los que además aconseja que no firmen contratos con discográficas. Él, que firmó el primero con 17 años. “No soy quién para decirles a los jóvenes lo que tienen que hacer, pero es evidente que las compañías ya no tienen dinero. Yo no conseguí lo que conseguí por una discográfica. Si no hubiera logrado un contrato, hubiera seguido tocando. Teníamos una gran banda y tocábamos. Y cada vez que tocábamos, éramos mejores. Teníamos un estudio para grabar. Y cuanto más grabábamos, mejor lo hacíamos. Las compañías no me enseñaron nada, yo tenía mis propios maestros”.

Además, asegura que a la música actual le falta riesgo. “¿Cuándo fue la última vez que te asustó alguien? En los setenta, entonces daba miedo. Ahora no hay nada que copiar”.

Es curioso, porque construyó su mito intentando ser un artista que pudiera entrar en el salón de cualquier casa. Al principio evitando ser visto como un artista para el público negro. Algo que todavía considera un lastre para las relaciones con la industria. “Solo hay que mirar la historia. U2 ama a su compañía discográfica. En cambio [la estrella del soul] Sam Cooke murió por su culpa”, afirma rotundo cuando se le pregunta si las relaciones con los sellos son más difíciles en el caso de los artistas negros. En sus inicios incluso ocultó su origen asegurando que su madre era italiana. Hoy parece haberlo olvidado y se ríe del caso de la activista pro derechos de los afroamericanos Rachel Dolezal, que mintió sobre su raza. “Esa señora que aseguraba que era negra cuando era blanca”, suelta con un gesto pícaro.

Ahora se siente apreciado, dice. “Más respetado y escuchado que nunca. Hoy puedo hacer muchas más cosas”. Tras probar todo tipo de distribuciones para sus álbumes, lleva 38 en 37 años de carrera, cree haber dado con la clave: Tidal, la plataforma que ha creado el rapero Jay Z para hacer la competencia a Spotify y Apple Music. En ella ha publicado su último disco, Hit n’Run, en septiembre. Solo en formato digital. Él, que dijo que Internet había muerto. “Y tenía razón: dime un músico que se haya hecho rico con las ventas digitales. Sin embargo, a Apple le va bastante bien con ello, ¿no?”.

Se baja del escenario sin apenas despedirse. Nos espera la última sorpresa, un concierto en nuestro honor. Lo ha convocado esa misma tarde, pero la sala está a rebosar. Delante del escenario ha colocado sillones y cojines. El resto está lleno de mesas altas con taburetes. La orden es no empezar hasta que todo el público esté sentado. “¿Pero por qué tengo que sentarme?”, le dice un veinteañero a uno de los porteros. Está apoyado en una pared sin molestar a nadie y, si se agacha, no verá nada. “Porque él lo quiere así”, le responden. Y el joven se acomoda en el suelo. Hay cosas que no se discuten.

 

Celebran los Testigos de Jehová en Piedras Negras la asamblea 2015 'Imitemos a Cristo'

 

A la serie de asambleas también asisten personas de la región de los cinco manantiales como Allende, Nava, Zaragoza, Villa Unión y Morelos

Piedras Negras, Coah.- Al menos cuatro mil asistentes a la Asamblea regional de los Testigos de Jehová, se espera que asistan durante los tres días de reunión que celebran en Piedras Negras, Coahuila, donde abordaran información estimulante de como edificar familias más fuertes y unidad.

El portavoz del evento Efraín Flores Mena, informó que desde las 9 de la mañana y hasta las cuatro de la tarde, desde este viernes y hasta el domingo inicio, en el Auditorio Municipal “Santiago V. González” se llevaran a cabo la serie de discursos bajo el título “Imitemos a Cristo”, a la que asisten personas de al menos 120 congregaciones de municipios del norte de Coahuila entre los destacan Ciudad Acuña y Piedras Negras.

A la serie de asambleas también asisten personas de la región de los cinco manantiales como Allende, Nava, Zaragoza, Villa Unión y Morelos, en el que se muestra que el ejemplo de Jesús puede proporcionar tanto a padres como a hijos las herramientas para edificar la unidad familiar.

“El programa también incluirá un estimulante análisis del conocido Sermón de la Montaña de Jesús”, afirmó.

Añadió que, en el Sermón de la Montaña, Jesús ofreció consejos intemporales que ayudan a los padres a usar mejor su tiempo y recursos para crear un ambiente familiar donde reinan la seguridad y el amor.

Reiteró que durante las asambleas “Imitemos a Cristo” que se llevan a cabo diferentes ciudades de la república mexicana, se analizará la vida de Jesús, tal como lo presenta la biblia, y destacará como todos, sin importar antecedentes, estilos de vida o religión, podrá beneficiarse de manera práctica del ejemplo del hombre más importante de todos los tiempos.

Por ello-, destaco el portavoz de la asamblea de los Testigos de Jehová-, se invita a personas de todas las edades a que asistan a escuchar los importantes discursos que son una guía de como conducirse y enfrentar los problemas que a todos aquejan en este mundo. 

Finalmente dijo que las entradas a estas asambleas son gratis, pues se sufragan enteramente con donaciones voluntarias, y para mayor información puede consultar el sitio en línea www.jw.org

 

Celebran testigos de Jehová Asamblea Regional 2015

 

Lun, 12/14/2015 - 01:10

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Los testigos de Jehová celebraron su Séptima Asamblea Regional 2015. La reunión se llevó a cabo del  11 al 13 de diciembre en el Centro de Convenciones Monte Albán, en la capital oaxaqueña. La jornada reunió  a  miles de integrantes de las 18 congregaciones de Testigos de Jehová de los Valles Centrales. En esta ocasión, el  tema central fue "Imitemos a Cristo". 

Durante  el primer día de asamblea, en presencia de hombres, mujeres y  niños, se abordó lo que Jesús dijo y que se registró en el libro de Mateo 11:29; la jornada tuvo como título "Aprendan de mí".

Al respecto, se destacaron algunas de las cualidades de Jesús como su sabiduría, humildad generosidad, y sobre todo su amor por él prójimo, exhortando a los asistentes  a imitarlas.

La sesión terminó con el discurso "Jesús vino a salvar lo que estaba perdido; en las actividades  participaron 2 mil 080  personas.

Para el segundo día se preparó el tema "Tengan la misma actitud mental que tuvo Cristo Jesús", en cuyos contenidos se destacaron algunas cualidades a desarrollar y que caracterizaron el ministerio de Jesús; entre éstas: la generosidad, el agradecimiento, la lealtad, hablar siempre con la verdad y ser imparciales.

Además, los ponentes hicieron hincapié sobre  la importancia practicar las virtudes mencionadas en la actuación en todos los aspectos de la vida, sin importar si se trata de jóvenes, adultos, matrimonios o personas mayores, pues el llamado a la conciencia se efectuó a todos los asistentes.

La segunda jornada concluyó con el  discurso titulado "¿Tenemos la manera de pensar de Cristo?". En ese día, la  asistencia fue de 2 mil 455 personas, además 20 personas se bautizaron.

Este domingo, último día de la asamblea regional, se desarrolló el tema "Síganme de continuo",  en él se destacó lo que la bondad amorosa puede hacer en la conducta del que habla y el que escucha, también se contestó la pregunta ¿En qué sentido Jesucristo es vencedor del mundo? El discurso de conclusión se tituló "Al acercarse la tormenta, mantengamos la vista fija en Cristo", haciendo un exhorto para imitarlo. Al cierre de las actividades asistieron 2 mil 642 personas. 

MATERIAL GRATUITO

Para enriquecer los contenidos abordados durante las conferencias y exposiciones, los asistentes tuvieron libre acceso a material de consulta entre folletos, manuales, libros y biblias que pudieron llevar a su casa sin costo alguno. 

REUNIONES ANUALES

Las congregaciones de Testigos de Jehová llevan a cabo asambleas   anualmente en cada una de las regiones del estado, de manera gratuita. Los eventos organizados por el comité se solventan a través de donativos voluntarios de los asistentes a actividades y a congregaciones.

 

Nine objections to Kingdom Hall

 

An application by the Jehovah's Witness church to build a Kingdom Hall in Balneaves Rd, Wanaka, was met with opposition from the neighbours of the proposed site, at a resource consent hearing at Edgewater Resort yesterday.

The church is proposing to build a single-storey, 210sq m building on the 4007sq m site, with associated earthworks, landscaping and a sign.

Hearings commissioner Jane Taylor will decide whether the building gets consent, if changes to the proposal are necessary, or if the proposal should be declined.

Nine of the 10 submissions lodged with the Queenstown Lakes District Council were against the hall being built.

Balneaves Rd resident Claire Perkins said she was opposed for numerous reasons including the impact on the existing residents in the area, and the non-residential nature of the facility on land zoned as rural residential.

Counsel for the applicant Maree Baker-Galloway said the importance of the facility was reflected in the fact that the district plan permitted community activities and were it not for the size of the building it would be permitted on the proposed site.

 

 

 

Russia wants to persecute "sects", steps up pressure on Jehovah's Witnesses


Duma studies legal paths to hold religious sects liable and stem their "growth" in the country. Meanwhile 16 Witnesses sentenced in Taganrog, in one of the largest "anti-extremism" trials of recent years.

Moscow (AsiaNews) - While in some regions of Russia Jehovah's Witnesses (JW) have been deemed "extremists", like the militants of the Islamic State or neo-Nazis, the State Duma (the lower house of parliament) is studying how to introduce a legal concept of "sect" that does not violate the Constitution and could be used to ban the activities of certain religious organizations from the country.

On November 30, after more than 60 hearings and 10 months of trial, a court in Taganrog (Southern Russia) condemned 14 men and two women Jehovah's Witnesses for extremism, who had continued to meet, pray and read the Bible even after the community had been banned.

The 16 convicted - suspended sentence - have already said they will appeal against what they consider "a dangerous precedent for freedom of religion in Russia."

For years Jehovah's Witnesses in Russia have faced a number of problems of a legal nature. In March 2015, a court in Krasnodar denounced the local community as extremist and ordered the confiscation of the properties in the area. In December 2014, the Supreme Court ruled that the websites of the Jehovah's Witnesses and other religious movements were "extremist".

Meanwhile, there are those who are trying to find a way to regulate the presence of these sects at the federal level. The head of the Commission for public associations and religious organizations in the State Duma, Yaroslav Nilov said that today is difficult to introduce a legal definition of "sect" because it "would violate the Constitution" and freedom of belief.

He adds that the formulation of such a concept should also lead to a ban on the activities of those organizations, while the current Constitution allows all registered religious entities to operate on the territory of the Russian Federation.

"So-called sects have a non-legal status - said the deputy - it is a common place definition", while lawmakers and lawyers use the term "new religious formations". At the same time, Nilov noted that some regions have found a legal way to fight the expansion of sects: Belgorod - another area where the JWs are in the crosshairs of the authorities - adopted a law on missionary activity and in the province of Arkhangelsk a bill that requires religious organizations operating in the province to obtain a kind of license for their activities was approved on first reading.

And some people in the Patriarchate of Moscow have proposed applying the notorious law on foreign agents also to religious organizations. The idea belongs to the vice president of the Synod for mission, the abbot Serapio.

He believes it necessary that the representatives of religious organizations "receive from their spiritual leaders and spiritual nourishment not only political instructions". "I find it difficult to see purely religious activity in some organizations," he lamented.

The law on foreign agents – a term laden with Soviet overtones - was adopted in late 2012 and requires NGOs receiving funds from abroad to register under this title. According to human rights activists, this move wil be a further crack down on civil society.

 

Jehovah's Witnesses should leave Brooklyn a big thank-you gift

Last week, the Jehovah’s Witnesses continued their exodus upstate, signaling their further decampment from New York City by putting three more properties on the market, including their 733,000-square foot world headquarters at 25-30 Columbia Heights in Brooklyn.

That astute move comes at the height of the real estate market, and is just the latest in a slew of sales by the group in the downtown Brooklyn area over the past decade. Between the sale of their Dumbo Heights properties and these recently announced listings, the Witnesses stand to gross in excess of $1 billion.

The group’s former holdings are already blooming into top-flight assets for the area, such as the budding Dumbo Heights office and retail complex in the heart of the Brooklyn Tech Triangle. But with those projects comes additional strain on local infrastructure such as parks, schools and subways.

These sales windfalls—and resulting development—make clear that it’s time for the Witnesses to give something back to the neighborhood that fostered their growth and bankrolled their future.

Former New York City Council Member David Yassky had the same thought in the early 2000s, when the Witnesses’ parking lot at Jay and Front streets was rezoned. He and other local stakeholders sought a contribution from the group to rehab the ragged York Street F train station along with Bridge Park 2, a bleak slab of asphalt operated as a city park between the Farragut Houses and the Brooklyn-Queens Expressway.

Those fixes, which Yassky says the Witnesses committed to fund, never happened. A decade later, they’re needed more than ever, as the downtown Brooklyn has seen $6.3 billion invested in 88 construction projects over that period, with 37 more in the pipeline—and that doesn’t even take into account anticipated growth in neighboring Dumbo.

Before they leave for good, the Witnesses should dedicate 5% of their latest real estate proceeds, about $50 million, toward local public amenities. Not only would that represent a minuscule portion of their earnings, but it’s well below the property taxes they would have paid over the decades if not for their exemptions as a nonprofit.

That money could go toward critical assets like a new public school to help alleviate persistent and growing overcrowding. It could help spruce up aging subway stations. And it could provide a significant boost to the Brooklyn Strand initiative, an effort spearheaded by the Downtown Brooklyn Partnership that would rehab and better link more than 40 acres of disconnected public parks and plazas in the neighborhood.

When the Witnesses’ iconic Watchtower headquarters opened in 1969, the Brooklyn waterfront below was a desolate stretch of Port Authority warehouses and terminals, shut off to the public. Today, as Brooklyn Bridge Park teems with visitors from across the city, downtown Brooklyn has emerged as the economic engine of the city’s most populous borough, and its land values have risen alongside.

But now the Jehovah’s Witnesses are reaping those benefits on their way out the door without giving back to the neighborhood that fueled its fortunes. It’s time to make sure that happens before it’s too late.

Tucker Reed is president of the Downtown Brooklyn Partnership, a nonprofit local development corporation.

 

Das Ende des Blutvergießens

Die Zeugen Jehovas verweigern aus religiösen Gründen Transfusionen. Ein Krankenhaus in New Jersey operiert sie ohne Blutkonserven. Und beweist: Die Patienten waren anschließend sogar gesünder.

William Walker, ein dürrer Mann mit weißem Haar, hat Darmkrebs. Anästhesisten, Ärzte und Assistenten bereiten ihn für die Operation vor. Sie ziehen ihn aus, decken ihn bis auf den Bauch zu, schließen die Beatmungsmaschine an und bringen die Lampen in Position. Eine Schwester fasst kurz zusammen, was gemacht werden soll, und endet mit Worten, die entscheidend sein können für Wohl oder Wehe des Patienten: „Der Patient ist bloodless, richtig?“ „Richtig“, antworten alle. „Kann ich ein Skalpell haben?“, fragt der Chirurg.

Wer schon mal einen Operationsfragebogen ausfüllen musste, ist vielleicht an der Frage hängen geblieben: Lehnen Sie Bluttransfusionen ab? Dahinter steckt keine Risikoabwägung, sondern die Frage bezieht sich auf ethisch-moralische Bedenken von Patienten.

William Walker hat Ja angekreuzt. Seit 60 Jahren glaubt er an die Lehren der Zeugen Jehovas. Die Religionsgemeinschaft will der Bibel entnehmen können, dass Blut, das den Körper verlassen hat, nicht mehr in den Körper zurückkommen sollte. Transfusionen von Spenderblut kommen noch weniger infrage. Und deshalb lässt sich Walker auch nicht irgendwo operieren, sondern in einem ganz besonderen Krankenhaus: dem „Englewood Hospital and Medical Center“ in der gleichnamigen Kleinstadt in New Jersey, direkt gegenüber der Nordspitze von Manhattan. Die Ärzte hier respektieren die Auffassung der Zeugen. Mehr noch: Die Anhänger dieses Glaubens haben bereits Anfang der 90er-Jahre dafür gesorgt, dass das Krankenhaus seine Strukturen und Praktiken völlig neu überdacht hat. Und davon profitieren nicht nur „Wachtturm“-Leser.

„Blut rettet Leben“ – seit den Weltkriegen war diese Doktrin nicht nur in den Köpfen von Medizinern verankert. Damals wurden Transfusionen erstmals im großen Stil eingesetzt. Aber in den vergangenen Jahren haben Studien gezeigt, dass sie Risiken mit sich bringen (siehe TR 9/2014, S. 46). Wer keine Bluttransfusion bekommt – vorausgesetzt, sein Blutverlust ist nicht zu groß –, wird häufig schneller wieder gesund. Denn fremdes Blut bedeutet Stress für das Herz und das Immunsystem. Die Methode „viel hilft viel“ schadet insbesondere Herzkranken, denn das ohnehin schon geschwächte Organ muss die Konserven zusätzlich pumpen.

Unter dem Schlagwort „Patient Blood Management“ gehen inzwischen zunehmend mehr Krankenhäuser zurückhaltend mit Spenderblut und achtsamer mit Patientenblut um. Die Weltgesundheitsorganisation WHO empfiehlt sogar, diese Praxis weltweit einzuführen. Auch in einigen deutschen Kliniken ist die Botschaft angekommen, etwa am Uniklinikum Frankfurt/Main, wo das Patient Blood Management seit 2013 praktiziert wird. Patrick Meybohm, Koordinator des Projektes, meint allerdings: „Die Amerikaner sind uns zehn Jahre voraus.“

Die Pionierarbeit haben Ärzte wie Aryeh Shander in Englewood Anfang der 90er-Jahre geleistet. Sie nahmen damals erstmals Patienten auf, die von anderen Krankenhäusern vor die Tür gesetzt worden waren, weil sie keine Transfusion wollten. „Wenn jemand eine bestimmte Therapie ablehnt, müssen wir einen Weg finden, ihn trotzdem angemessen zu behandeln“, sagt Shander. „Reagiert ein Patient allergisch auf ein Medikament, versuchen wir ja auch, ihn mit gleich gutem Ergebnis zu behandeln wie Nicht-Allergiker.“

(Thomas Reintjes) / (inwu) 

 

Zeugen Jehovas zwischen Verfolgung und Anerkennung

Mit ihren Zeitschriften "Wachtturm" und "Erwachet" stehen sie in Fußgängerzonen oder pilgern von Haus zu Haus, um ihre Botschaft vom nahenden Königreich Gottes und dem Ende dieser Welt zu verkünden. Während sie von NS-Diktatur und DDR-Regime verfolgt und in der Bundesrepublik als Sekte verschrien wurden, sind sie heute auf dem Weg zur deutschlandweiten Anerkennung.

Von Sandra Stalinski

Zeugen Jehovas mit ihren Zeitschriften "Wachtturm" und "Erwachet" (dpa / picture alliance / Matthias Balk)

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Der Königreichsaal in Berlin-Spandau füllt sich. Die Ankommenden begrüßen sich freundlich mit Handschlag, unterhalten sich, lächeln. Eine sogenannte Versammlung – also Gemeinde – der Zeugen Jehovas. Im Königreichsaal, ihrem Gotteshaus, treffen sie sich zweimal die Woche, um Gottesdienst zu feiern, zu singen, zu beten und um die Bibel zu studieren.

Der Raum gleicht eher einem Vorlesungssaal als einem Gotteshaus: Die einzige Dekoration besteht aus wenigen kleinen Blumensträußen, die auf einer Art Bühne drapiert sind. Darüber an der Wand ein Bibelvers: "Dankt Jehova, denn er ist gut." Die Versammlungsmitglieder hingegen sind auffallend herausgeputzt.

"Wir sehen die Versammlung als Gottesdienst an, gewissermaßen als Heiligendienst Gott gegenüber. Und gemäß diesem Gottesdienst haben wir auch den Wunsch uns entsprechend würdig zu kleiden."

Uwe Buchholtz ist der Koordinator der Spandauer Versammlung und einer der zehn sogenannten Ältesten, dem Leitungsgremium der Gemeinde. Mehr als 70 solcher Versammlungen mit jeweils 50 bis 150 Mitgliedern haben die Zeugen Jehovas nach eigenen Angaben in Berlin. In ganz Deutschland sind es mehr als 165.000 Mitglieder. Eine kleine Minderheit zwar, doch seit Jahrzehnten ein fester Bestandteil der deutschen Gesellschaft. Mit ihren Zeitschriften "Wachtturm" und "Erwachet" stehen sie an Bahnhöfen und Fußgängerzonen oder pilgern von Haus zu Haus, um von ihrer Botschaft zu erzählen: dem Königreich, das Gott, den sie Jehova nennen, schon bald auf der Erde errichten werde. Sie glauben daran, dass das Ende dieser Welt unmittelbar bevorsteht. In der sogenannten Schlacht bei Harmagedon würden all diejenigen vernichtet, die sich nicht zu Gott bekennen.

"In der Schlacht kämpft Jesus Christus als der von Gott beauftragte König mit seinen heiligen Engeln gegen Satan und seine Dämonen und gegen die menschliche Gesellschaft, die Gott nicht gehorchen möchte. Das Ergebnis würde sein, dass diejenigen Menschen überleben, die bereit sind in Einklang mit dem Willen Gottes zu leben."

Sagt Armin Pikl. Er arbeitet in Selters im Taunus in der Zentrale der Zeugen Jehovas als religionsrechtlicher Berater. Für ihn ist Harmagedon ein Ereignis, das er freudig erwartet. Denn diejenigen, die Jehova nachfolgen, würden gerettet und am tausendjährigen Friedensreich teilhaben. Dieses Friedensreich werde nach der apokalyptischen Katastrophe errichtet – und zwar hier auf der Erde. In dieser "neuen Welt" werde der paradiesische Zustand wiederhergestellt, der laut Bibel herrschte, bevor Adam und Eva aus dem Garten Eden verbannt wurden. 144.000 sind auserwählt, so die Lehre, um gemeinsam mit Jesus Christus im Himmel zu herrschen. Alle anderen, die an Jehova glauben und gerettet werden, führen fortan ein paradiesisches Leben auf der Erde. Dieses Ereignis, die Apokalypse, sei nahe, davon ist Pikl überzeugt. Die gegenwärtigen, weltweiten Krisen seien dafür ein Indiz.

"Die Bibel nennt ja gewisse Merkmale für die Zeit des Endes, die sich alle zusammen in einer Zeitspanne erfüllen sollen. Darunter eben weltweite Kriege, Erdbeben, Hungersnöte. Sittliche Einstellungen von Menschen. Dass sie sittlich immer mehr verfallen, dass sie immer mehr aufeinander losgehen, die Welt im Prinzip immer unfriedlicher wird. Und auf der anderen Seite nennt die Bibel auch eine Entwicklung: Dass es so ein Glaubensvolk geben wird, das bereit ist, Gottes Einladung an die Menschen weltweit auszusprechen."

Das Glaubensvolk, das Gottes Einladung unter die Menschen bringt, seien die Zeugen Jehovas selbst. Ein genaues Datum, wann es so weit sein wird, nennen sie heute aber nicht mehr. Denn mehrere Prophezeiungen der Vergangenheit haben sich nicht erfüllt. Allen voran die des Gründers der Religionsgemeinschaft, Charlez Taze Russel. Ende des 19. Jahrhunderts rief er in Nordamerika die Gruppierung ins Leben, die damals noch "Ernste Bibelforscher" genannt wurde. Er prophezeite die Endzeitschlacht für das Jahr 1914. In diesem Jahr brach dann zwar der Erste Weltkrieg aus, die neue Welt, das Paradies auf Erden blieb jedoch aus.

Abrücken von der Fixierung auf das Zeitenende

Die sogenannte Wachturmgesellschaft, die als leitende Körperschaft die Religionsgemeinschaft von New York aus steuert, hat die Prophezeiung deshalb später umgedeutet. 1914 wird jetzt nicht mehr als Zeitenende gesehen, sondern nur mehr als Beginn der Zeitspanne, die das Ende einleitet. In einem Wachturm-Artikel heißt es:

"Die Bibel bezeichnet die Zeit, in der wir leben, als 'die letzten Tage' oder als 'Zeit des Endes'. Sie begann im Jahre 1914, als Jesus Christus im Himmel als König eingesetzt wurde. Sie wird enden, wenn Gott das gegenwärtige böse System der Dinge vernichten wird."

Die genaue Zeit und Stunde, so sagen die Zeugen Jehovas heute, kenne nur Gott selbst. Vermutlich, um sich nicht mit weiteren falschen Prophezeiungen unglaubwürdig zu machen, scheint die Religionsgemeinschaft von ihrer Fixierung auf das Zeitenende abzurücken. Stattdessen, so die Beobachtung von Religionswissenschaftlern, konzentriere sie sich mehr auf das Hier und Jetzt.

Eine Entwicklung, die auf den ersten Blick paradox scheint. Schließlich ist für die Zeugen Jehovas unsere Zeit, die von materialistischen Gesellschaften geprägt ist, identisch mit jenem "bösen System der Dinge", von dem im Wachturm-Artikel die Rede ist. Doch es gibt zahlreiche Hinweise darauf, dass die Gemeinschaft in genau diesen materialistischen Gesellschaften mehr und mehr ankommen möchte. In Deutschland beispielsweise streiten die Zeugen Jehovas seit 1990 vor Gerichten um die Anerkennung als "Körperschaft des öffentlichen Rechts". Armin Pikl erklärt, warum:

"Die meiste Wirkung hat der Körperschaftsstatus für die innere Organisation der Religionsgemeinschaft, weil es die Verwaltung der gesamten Religionsgemeinschaft in sehr einfacher Weise durch eigene Regelungen erlaubt. Wogegen wir vorher unter dem Vereinsrecht existierten, so dass jede örtliche Versammlung ein eigener Verein war. Man kann sich vorstellen, dass das ein riesiger Verwaltungsaufwand ist, der dann jetzt wegfällt durch die Körperschaftsrechte."

Nach jahrelangem Rechtsstreit, der bis vor das Bundesverfassungsgericht ging, musste der Berliner Senat den Zeugen Jehovas den Körperschaftsstatus verleihen. Dreizehn weitere Bundesländer folgten. Lediglich Bremen und Nordrhein-Westfalen fehlen. Aktuell wird über die Anerkennung in Bremen gestritten – mit absehbarem Ausgang. Die Bremer Verwaltung wird der Religionsgemeinschaft wohl kaum einen systematischen Mangel an Rechtstreue nachweisen können, um ihr den Körperschaftsstatus vorzuenthalten. Schließlich fanden Gerichte und Verwaltungen der anderen Bundesländer bisher keine überzeugenden Einwände.

Der Religionsgemeinschaft geht es dabei vor allem um eine rechtliche Klarstellung. Rein faktisch ändert es für die Gemeinschaft nichts, ob sie nun deutschlandweit anerkannt ist oder nicht. Steuervergünstigungen – wie sie im Zusammenhang mit dem Körperschaftsstatus immer wieder genannt werden – genießen die Zeugen Jehovas längst. Religionsunterricht, kirchliche Beamte oder eine eigene Kirchensteuer wollen sie gar nicht.

Es geht also ums Prinzip – und: um gesellschaftliche Anerkennung. Immerhin war die Religionsgemeinschaft lange Zeit als Sekte verschrien. Vor allem in den 1980er- und 90er-Jahren machten Kritiker und die Sektenbeauftragten der großen christlichen Kirchen Stimmung gegen die Zeugen Jehovas.

Im Rahmen der Körperschaftsverfahren wurden intensive Untersuchungen angestellt. Und auch eine Enquetekommission Anfang der 1990er Jahre beschäftigte sich mit den Zeugen Jehovas, sagt der Leipziger Religionswissenschaftler Raik Zillmann.

"Dort hatten Wissenschaftler, Politiker, Vertreter aus der Gesellschaft das Phänomen Sekte, was meiner Einschätzung nach durch die Kirchen in die Politik getragen wurde, begutachtet und da zählten auch viele Vorwürfe bei Zeugen Jehovas dazu. Traf vor allem die Frage der Bluttransfusion, die Frage der Züchtigung von Kindern, der Umgang mit ausgeschlossenen und ausgetretenen Mitgliedern. Dort konnten keine Hinweise auf ein wirklich gesellschaftsschädigendes Verhalten festgestellt werden."

Zillmann hat die Religionsgemeinschaft 15 Jahre lang erforscht. Er ist nicht der Auffassung, die Zeugen Jehovas seien eine Sekte. Dennoch sieht er kritische Punkte, gerade, wenn es um Kinder und Jugendliche geht.

"Ein Kind, was seit dem Kindergarten immer wieder offensiv nach außen vertreten muss, warum es keinen Geburtstag feiert, warum es kein Weihnachten feiert, ist ein Kind, was ständig im Reibungspunkt zwischen der Mehrheitsgesellschaft und der Religionsgemeinschaft steht. Und das halten auch viele Kinder und Jugendliche dann nicht aus und verlassen dann auch die Gemeinschaft. Andere wiederum halten das sehr gut aus und sehen das auch als Identifikation mit der Religionsgemeinschaft und haben damit auch keine Probleme."

Harter Umgang mit ausgetretenen Mitgliedern

Am kritischsten sieht der Religionswissenschaftler den Umgang mit ausgetretenen Mitgliedern. Diese werden in der Regel mit dem sogenannten "Gemeinschaftsentzug" bestraft.

"Wir imaginieren ein Kind, was seit dem Kindergartenalter die Lehren der Zeugen Jehovas verteidigen musste, Freundschaften und Sozialkontakte eigentlich nur innerhalb der Zeugen Jehovas aufbauen konnte, und dann aus welchem Grund auch immer, vielleicht mit 30 beschließt, nicht mehr Zeuge Jehovas sein zu wollen und jetzt plötzlich merkt, dass seine gesamte Familie, seine gesamte soziale Gruppe sich von ihm abwendet. Und die Abwendung kann dahingehend sein, dass mit ihm nicht mehr über religiöse Dinge gesprochen wird, das wäre noch so der einfachste Gemeinschaftsentzug. Aber es kann auch sein, dass der Kontakt zu ihm vermieden wird, dass ehemalige Freunde die Straßenseite wechseln. Und das führt oft dazu, dass diese Menschen in ein tiefes schwarzes Loch fallen, weil neue Sozialkontakte auch so schnell nicht aufbaubar sind und man sich natürlich immer wieder die Frage stellt: Ist das jetzt meine Person, die abgelehnt wird oder eigentlich nur meine Entscheidung, nicht mehr Zeuge Jehovas sein zu wollen."

Doch der Religionswissenschaftler beobachtet im Zuge des Anerkennungsverfahrens als Körperschaft zahlreiche Lockerungen in Lehre und Praxis der Religionsgemeinschaft. Etwa beim Blutverbot, das Zeugen Jehovas aus der Bibel ableiten. Wer etwa eine Bluttransfusion akzeptierte, wurde bis zum Jahr 2000 mit Gemeinschaftsentzug bestraft. Fälle, in denen Zeugen Jehovas starben, weil sie Bluttransfusionen verweigerten, erregten großes Aufsehen. Inzwischen ist die Wachturmgesellschaft in dieser Frage weniger rigoros. Ob sich ein Zeuge Jehovas zum Beispiel auf eine Krebstherapie, bei der Leukozyten eingesetzt werden, einlässt, ist jetzt dem Einzelnen überlassen, seiner individuellen Gewissensentscheidung.

"Es ist schon erstaunlich, was in den letzten 20 Jahren an Veränderungen stattgefunden hat. Das betrifft zum einen die Blutfrage, dass viele Blutbestandteile jetzt von Zeugen Jehovas genommen werden dürfen. Das betrifft die Mitgliedschaft in Gewerkschaften und betrieblichen Organisationen, die nicht mehr grundsätzlich verboten sind, nach Einschätzung der Religionsgemeinschaft auch nie grundsätzlich verboten waren, aber jetzt das auch so kommuniziert wird."

In Wachturm-Artikeln wird jetzt häufiger die Gewissensentscheidung jedes Einzelnen bei diesen und anderen Glaubensregeln betont. Mit dieser Öffnung entwickeln sich die Zeugen Jehovas nach Ansicht von Religionswissenschaftlern in eine Richtung, die für jüngere religiöse Gemeinschaften typisch ist. Nach der Gründung folgt zunächst eine Phase der Institutionalisierung, die meist von dogmatischen Überzeugungen und radikalen Lehren geprägt ist. Bei Endzeitgemeinschaften, wie den Zeugen Jehovas, steht die apokalyptische Erwartung im Mittelpunkt. Wenn aber über Jahrzehnte hinweg oder länger die Prophezeiungen für die Endzeit nicht eintreten, steht die Gemeinschaft in der Gefahr, unglaubwürdig zu werden. An genau dieser Schwelle scheinen die Zeugen Jehovas sich seit geraumer Zeit zu befinden. Eine alleinige Fixierung auf die Endzeit lässt sich nicht mehr durchhalten.

Keine Einmischung in die Politik

Stattdessen scheint die Gemeinschaft in eine Phase der gesellschaftlichen Etablierung eingetreten zu sein. Und damit einhergehend verbessert sich auch ihr Bild in der Öffentlichkeit nach und nach. Einzig von der Politik fühlt Armin Pikl sich noch nicht richtig anerkannt:

"Was bisschen schade ist, ist, dass es in Teilen der Politik durchaus die Tendenz gibt mit Zeugen Jehovas eigentlich nicht reden zu wollen, oder sie ignorieren zu wollen oder sie generell in einem schlechten Licht darzustellen. Vielleicht hat das damit zu tun, dass die Politik oft die Nähe der Kirchen sucht, weil dort Wähler zu finden sind, bei den Zeugen Jehovas ist das ja nicht der Fall."

Denn die Teilnahme an politischen Wahlen beziehungsweise eigene politische Aktivitäten ihrer Mitglieder werden von der Religionsgemeinschaft kritisch gesehen. Zeugen Jehovas verfolgen einen apolitischen Lebensentwurf. Schließlich entscheide man sich bei der Taufe für eine göttliche Regierung, keine menschliche, sagt Armin Pikl. Die Konsequenz: massive Verfolgungen der Glaubensgemeinschaft, die jedoch – gerade in der deutschen Öffentlichkeit – lange verdrängt wurden. Schon in den 1920er Jahren gingen Kirchen und völkische Bewegung mit genau jenen Argumenten gegen die damaligen Bibelforscher vor, die sich später auch die Nationalsozialisten zu Eigen machten.

"Treu den Gepflogenheiten des kommunistischen Systems gehorchend, setzt auch dieses Gesindel alles herunter, was anständigen Menschen an Traditionen heilig ist, sie beschmutzen die Einrichtungen der katholischen Kirche nicht minder wie die der evangelischen."

Heißt es in einem Schreiben des "Kampfbundes für Deutsche Kultur". 1933, mit der Machtergreifung der Nationalsozialisten, bekam die Verfolgung eine neue Qualität. Die Gemeinschaft wurde verboten und bald als staatsfeindliche Vereinigung angesehen. Es folgten Verhaftungen und Verurteilungen, wie der Religionswissenschaftler Raik Zillmann berichtet.

"Zeugen Jehovas hatten in den Konzentrationslagern eine eigene Abteilung, durch den lila Winkel gekennzeichnet, und haben Hunderte, wenn nicht gar Tausende Mitglieder in den Konzentrationslagern verloren. Die Inhaftierung war meistens wegen Wehrdienstverweigerung, Befehlsverweigerung und Eidverweigerung. Also die Zeugen Jehovas haben grundsätzlich nicht den Eid auf Adolf Hitler geleistet oder den Hitlergruß gezeigt."

Mehr als 4000 Zeugen Jehovas aus dem Deutschen Reich und den besetzten Gebieten kamen in Konzentrationslager. Die Träger des "lila Winkels" verweigerten den Arbeitseinsatz für die Rüstungsindustrie, beteiligten sich aber wegen ihrer strikten Neutralität nicht am politischen Widerstand. Die Zahl ihrer Todesopfer wird auf 1.700 geschätzt.

Nach dem Ende des Zweiten Weltkrieges, bauten die Zeugen Jehovas binnen kurzer Zeit ihre Organisation wieder auf. Doch schon bald kam es – diesmal in der Sowjetischen Besatzungszone –erneut zu Konflikten, weil die Mitglieder der Religionsgemeinschaft sich auch der DDR verweigerten und nicht zu Wahlen gingen. Weil sie in der Bevölkerung den Ruf hatten, dem Naziregime gegenüber standhaft gewesen zu sein, setzte der kommunistische Staat alles daran, den Zeugen Jehovas den Status als Opfer des Faschismus abzuerkennen. Die DDR-Presse unterstützte diesen Prozess durch Diffamierungen.

"Die Bibelforscher waren niemals eine antifaschistische Organisation. Sie sind Saboteure und Feinde unseres Kampfes."

Verboten in der DDR

Nur fünf Jahre nach Ende des Zweiten Weltkriegs, seit dem Jahr 1950, waren die Zeugen Jehovas auf dem Gebiet der DDR erneut verboten.

"Dieses Verbot wurde vor allem dadurch begründet, dass die Zeugen Jehovas eine imperialistische Organisation gewesen wären, die von Amerika, New York aus gesteuert die sozialistische Entwicklung stören sollte. Die 50er, 60er Jahre waren geprägt durch Verhaftungen und Verurteilungen von bis zu 25 Jahren."

Bis 1961 wurden mehr als 2000 Zeugen Jehovas in der DDR verhaftet und verurteilt. In den folgenden Jahren setzte die Staatssicherheit eher auf Verunsicherung und Zersetzung von innen, war damit jedoch nicht sehr erfolgreich. Zuletzt war die Gemeinschaft de facto geduldet, bis die letzte, diesmal demokratisch gewählte DDR-Regierung die Zeugen Jehovas als Religionsgemeinschaft anerkannte.

Obwohl die Zeugen Jehovas in einzelnen Ländern noch heute verfolgt werden, wächst die Religionsgemeinschaft weltweit um schätzungsweise zwei bis vier Prozent pro Jahr. Derzeit hat sie nach eigenen Angaben mehr als acht Millionen Mitglieder. In Deutschland jedoch stagnieren die Zahlen, obwohl alle Mitglieder zu intensiver Missionstätigkeit an Haustüren und auf öffentlichen Plätzen angehalten sind und dafür häufig viel Zeit aufwenden.

Auch Ralf Friedrich, Mitglied der Spandauer Versammlung und Chef eines 90-Mann-Unternehmens, erfüllt diese Glaubenspflicht. Die allerdings freiwillig ist, wie er betont:

"Jeder wendet dafür so viel Zeit auf, wie möglich ist. Für den einen ist eine Stunde sehr viel, der andere kann 30 Stunden im Monat gehen, weil er nur halbtags arbeitet. Es gibt auch welche von unsern Brüdern und Schwestern, die gehen 70 Stunden im Monat und dann gibt's verschiedene Zweige des Dienstes: Wie Haus-zu-Haus-Dienst, Straßendienst, Trolley-Dienst, Ansprechdienst, wo man einfach unterwegs ist, läuft."

Doch trotz des hohen persönlichen Einsatzes jedes einzelnen Zeugen Jehovas: Hierzulande will die Missionierung nicht mehr richtig fruchten - obwohl die Religionsgemeinschaft bereits weit entfernt ist vom früheren Image einer Sekte.

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