Edición Impresa del 05 de Abril de 2016
"Hoy puedo hablar en el mismo lenguaje que los ingenieros"
Jhon Sánchez Puccio. Testigo de Jehová. Ex obrero de construcción y actual ejecutivo de Graña y Montero.

Has llegado de obrero a funcionario. ¿Cómo fueron tus orígenes?
Mi padre es artista. Entonces, mucho del trabajo lo hacía en casa. En ese sentido, mi infancia está matizada por vivir en distintos lugares. Hemos vivido en Lince, Chorrillos, San Luis, Surco, La Molina y La Victoria... Pero el problema que teníamos en casa es que mi familia no era funcional.
¿Por qué?
Mi padre era un hombre muy reactivo, temperamental, muy explosivo… En realidad, violento.
¿Con sus hijos?
Con mi madre y también con nosotros. La disciplina de niños la recuerdo con marcas sangrantes en las piernas o, a veces, en los brazos. Era muy rigurosa y mi padre era el que se encargaba de eso. Fue muy difícil crecer así.
¿Cómo te curaste de eso?
Yo empiezo a ir cambiando mis sentimientos y mi forma de ver las cosas desde el momento en que comienzo a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, hacia los 15 años.
¿La religión te salvó?
Yo diría que sí. Mi padre viajó al extranjero un año y en ese tiempo aproveché para fortalecer mis sentimientos hacia Dios. Cuando volvió, observó que yo había dado ese cambio, y me puso la cosa en términos simples: o dejas esa religión y, acá, en esta casa haces lo que yo te digo, o te quedas con tu religión y te vas de esta casa.
¿Y te fuiste?
Sí. Con la ayuda de mis hermanos en la fe. Me ayudaron a costear un pasaje a provincia, donde iba a poder trabajar para sostener mis necesidades y ayudar espiritualmente a otras personas…
Como testigo de Jehová ha de ser bien difícil eso de andar de puerta en puerta, ¿no?
Yo diría que no. Es hasta deleitable, porque cuando uno está convencido de que lo que sabe es lo correcto, compartirlo es una de las cosas más agradables y alegres que se puede hacer.
¿Y cómo entras al campo de la construcción?
Yo trabajaba con compañeros del colegio en obras pequeñas que ellos tomaban… Eran arquitectos o ingenieros, y yo era obrero. Y mientras trabajaba en un edificio multifamiliar, viene otro compañero y, al ver el trabajo que había hecho, me buscó y me dijo: Oye, me gustaría que trabajes conmigo en una nueva área que está en desarrollo en Graña y Montero.
¿Y cómo te fue allí?
Yo trabajaba ya como un operario, un trabajador especializado, pero cuando ingreso a la empresa lo hago con rango inmediato inferior. Sin embargo, en pocos meses, pude demostrar que podía desenvolverme bien. Cuando mis jefes vieron mi empeño, me decían: ¿Por qué no estudias para que manejes mejor todo esto?
¿Y lo hiciste?
Sí. Cuando estaba en posventa, tuve un accidente deportivo y mi rodilla se lesionó gravemente. Entonces pedí en la empresa que me dieran la oportunidad de compartir mis conocimientos y mis habilidades desarrollados a un nivel diferente. Y me dijeron: Mira, eso se puede dar, pero si te capacitas. La idea fue que estudie en Sencico y ellos pagaban una parte. Cuando terminé el primer ciclo obtuve el primer puesto en el cómputo general de la carrera.
¿Se puede decir que ahora estás cosechando de tu esfuerzo?
De cierto modo sí, porque que tengo la visión técnica más la experiencia, hoy puedo hablar en el mismo lenguaje que los ingenieros. Después de titularme, se presentó la oportunidad de iniciar una nueva etapa universitaria. He avanzado hasta el séptimo ciclo, pero lo he interrumpido porque ahora mi hijo el año pasado ha terminado su colegio y siento que ahora es mi turno de ayudarlo a él.
¿Y ahora cuál es tu trabajo en la empresa?
Me llamaron para una nueva área que va a desarrollarse: el área de control de andamios encofrados. Lo que pasa es que esta área no hay un diseño, una estructura de control, y el problema de manejo incompleto ha generado pérdidas importantes. Y es un área que involucra una inversión muy fuerte por parte de la empresa. Me dijeron: Necesitamos contar con una persona que no solo tenga valores y principios, sino que sea incorruptible.
¿Sólo te dedicabas a trabajar o también hiciste familia…?
Antes de entrar a la empresa, dentro de mi grupo religioso, conocí a mi esposa y me casé en el año 95. Para ese tiempo yo ya había crecido espiritualmente y ya servía como anciano de congregación, lo que equivale a un pastor o, dentro de la iglesia Católica, a un sacerdote u obispo.
¿Ahora sientes que tu padre está orgulloso de ti?
De seguro que sí, aunque no me lo expresa. Pero me dan a entender eso mis parientes que están cerca de él.
La ficha
Nací hace 46 años en Jesús María, pero no viví en un lugar fijo hasta mi adolescencia. A los 18 años me uní a los Testigos de Jehová. He sido obrero de construcción y, hace 19 años, ingresé a Graña y Montero, donde he sido obrero, oficial de posventa, operario y, hoy, como miembro del equipo logístico, me desempeño como instructor técnico.