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Testigos de Jehová Un ejército de predicadores da el mensaje
Los cánticos, el estudio de la Biblia y la elegancia están presentes en las reuniones de los Testigos de Jehová. Un miércoles por la noche, la congregación Kennedy Sur se reúne en el Salón del Reino, ubicado en Urdesa, en el norte de Guayaquil. Los asistentes al estudio bíblico son puntuales. Los hombres y niños visten ternos, todos llevan una Biblia. Las mujeres usan faldas o vestidos, los zapatos de tacón alto predominan entre las asistentes. No es prohibido que las mujeres luzcan pantalones. Los Testigos de Jehová nacieron en Estados Unidos a finales del siglo XIX y tienen adeptos en 239 países. Al Ecuador llegaron en 1935 y actualmente son más de 240 000. De ellos, 80 000 son predicadores que van puerta a puerta ofreciendo cursos bíblicos. Para Fernando Brito, director del área de comunicación y también predicador, es la principal razón de su expansión. Y no cree que los problemas que afronta la Iglesia Católica sean la razón. "Lo que se siembra se cosecha". En el mismo Salón en Urdesa se reúnen otras dos congregaciones en diferentes horarios. En el fondo hay un púlpito que ese día fue ocupado por Natan Lucín, uno de los seis guías. Él es superintendente o anciano, que es como se los conoce a los líderes espirituales de esa religión desde 1997. Normalmente las congregaciones tienen más de un guía. Ellos no reciben ningún tipo de remuneración, explicó Brito. Al final, en la parte superior existen dos grandes letreros con una imagen de Jesús y una leyenda que reza: "Sé animoso y fuerte. (…) Jehová tu Dios está contigo" (Josué 1:9). La misma imagen y leyenda se repite al lado izquierdo, esta vez en inglés. ¿La razón? Allí se reciben sus cursos y estudios bíblicos en ese idioma. Las reuniones también se ofrecen en quichua y sus derivados, y mandarín. Las ediciones de las revistas Atalaya y Despertad se editan también en esos idiomas. Aquella noche, el tema es el arrepentimiento. Durante el estudio bíblico todos alzan sus manos con el ánimo de participar. Natan es quien concede la palabra. El 'anciano', de alrededor de 45 años, los conoce a todos y sabe cada uno de sus nombres.
Testigos de Jehová El estudio de la Biblia es una prioridad
Los hombres visten terno y las mujeres lucen vestidos o faldas de estilo formal. La noche del jueves pasado, 160 personas llegaron al Salón del Reino de los Testigos de Jehová, en el norte de Cuenca. Eran las 19:30 y la reunión semanal comenzaba puntualmente. Según uno de los pastores, quien pidió la reserva de su nombre, todos los jueves estudian la Biblia y revisan la revista Atayala. El objetivo es seguir las enseñanzas de Dios. Cada uno de los asistentes (adultos, jóvenes y niños) tiene una biblia, la revista Atalaya y un libro de canto. Esa noche leyeron al apóstol Lucas y luego reflexionaron. Uno de los pastores pidió que se pusieran de pie y empezaron a cantar. Hubo concentración y devoción entre los fieles. La voz del pastor se escuchó otra vez para dar un informe económico. Recaudaron USD 213 en febrero pasado, por contribuciones voluntarias. A la entrada de la iglesia existe una caja de madera pequeña para esas donaciones. Durante su prédica, el pastor dijo que esos recursos se destinan para publicaciones, construcción de los salones y otras obras. La reunión continuó y empezaron los testimonios. Wendy pasó al frente. Ella dejó su natal Zamora y llegó a Cuenca para aprender el idioma mandarín. Luego regresará a su ciudad para transmitir la palabra de Dios a la población China, que habita esa provincia. Wendy está feliz por pertenecer a los Testigos de Jehová y por haber aprendido las enseñanzas de Dios y, sobre todo, practicarlas. Otra experiencia fue compartida por el estadounidense Arom. Él anteriormente vivía en Nueva Zelanda, pero decidió evangelizar en el Ecuador. "Estoy maravillado porque las personas son abiertas a la palabra de Dios y el país es hermoso para vivir". Luego de dos horas concluyó la reunión y hubo el anuncio de que el 26 este mes se reunirán todos los miembros de más de 30 iglesias de los Testigos de Jehová, que hay en Cuenca. Allí, reflexionarán y analizarán la muerte de Jesús. Con sus cabezas reclinadas oraron a Jehová y en contados minutos los feligreses empezaron a departir y hablar sobre sus vidas. Los domingos es el día de la misa.
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