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25.06.2012 | Los casos de pacientes testigos de Jehová, que se oponen a la transfusión sanguínea, y de padres de menores que, por seguir métodos homeopáticos, rechazan el plan de vacunación, reavivaron el debate sobre las resoluciones en cuestiones de salud.
Por Pablo Farías
La Justicia tiene la responsabilidad de decidir, por ejemplo, si un hombre debe estar libre o preso, pero posee una facultad aún mayor: resolver si un médico puede realizar todo lo que considera que esté a su alcance para salvar la vida de una persona. En dos casos recientes, con diferencias y semejanzas, la Corte Suprema decidió respetar la voluntad individual de un testigo de Jehová que se oponía a una transfusión sanguínea, y más tarde obligó a los padres de un menor a que cumplan con el plan de vacunación oficial, que rechazaban por ser seguidores del método homeopático o ayurvédico.
Estos ejemplos demuestran que las limitaciones económicas o tecnológicas -por estos días también aduaneras- no son los únicos obstáculos que deben sortear los médicos para realizar todo lo que crean necesario para hacer su trabajo. Hay decisiones de los pacientes, o de sus familiares, que parecen atentar contra la salud, pero creerlo sería un error, sólo se oponen a ciertos métodos para conservarla.
A partir de casos de testigos de Jehová que se oponen a la transfusión de sangre y de los padres de un menor, que prefieren la medicina homeopática a la tradicional, se reaviva el debate y surgen, en principio dos preguntas:
¿Se debe tomar la palabra de las sagradas escrituras al pie de la letra al tener en cuenta que fueron redactadas en otro contexto, sin los avances tecnológicos actuales? Y para la otra situación: ¿A partir de qué edad un paciente puede decidir qué métodos se utilizarán para salvar su vida?
CONVICCIONES
La libertad de pensamiento, conciencia y religión es un derecho reconocido a nivel internacional, instrumentado en Declaraciones mundiales y concilios del Vaticano. Pero, se sabe, las leyes y sus aplicaciones son escritas y dictadas por hombres y ante un mismo caso -o similar- las resoluciones pueden ser diferentes.
En los últimos meses dos casos de testigos de Jehová, a los que no se les aplicó la transfusión de sangre, conmovieron a la opinión pública. Son los ejemplos de Pablo Albarracini, quien se encuentra internado en la clínica Bazterrica, y el de Iris Fracalossi, quien falleció en una centro de salud de Concordia, Entre Ríos.
Los testigos de Jehová explican que se esfuerzan por vivir de acuerdo a lo que aprenden de la Biblia y que uno de sus textos básicos -Hechos 15. 28,29- habla de la abstención a la fornicación, ídolos y la sangre, por lo que se oponen a las transfusiones. No obstante, permiten la autotransfusiones, un mecanismo que se conoce como hemodilución normovolémica, que consiste en que a un paciente, por ejemplo, se le brinde un litro y medio de esa solución para mantener la presión arterial y se le extrae la misma cantidad de sangre, que se deposita en bolsas, pero nunca se corta el circuito, nunca sale el líquido completamente de su sangre.
"La Iglesia católica, a diferencia de los testigos de Jehová, realiza una lectura histórica-crítica de la biblia. Para la época en que fue escrita, se creía que la sangre era el órgano donde residía la vida, pero el contexto actual es diferente", explica en diálogo con La Prensa monseñor Luis Rivas, profesor de Sagrada Escritura de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina (UCA). Y para ampliar el concepto, añade: "La biblia, por ejemplo, prohíbe la carne de cerdo, pero los católicos la comemos porque nos adaptamos al contexto actual; en ese momento, cuando se prohibió, fue porque en esa época el cerdo era mortal, pero en la actualidad se utilizan otros métodos de protección".
Ambos casos de testigos de Jehová que se opusieron a las transfusiones, al igual que el fallo de la Corte que obligó a los padres de un menor a que lo vacunen, se dieron casi al mismo por lo que tomaron mayor trascendencia en los medios de comunicación, pero "casos de estos siempre hubo, no creo que se hayan instalado porque a la sociedad actual hoy le llame más la atención las convicciones religiosas. Creo que, simplemente, con la mediatización actual hoy se dan a conocer casos que antes no se sabían", sostiene Rivas.
CASOS TESTIGOS
"En primera instancia un Juzgado civil ordenó la transfusión, y cuando los médicos estaban por realizarla, hubo una apelación de los testigos de Jehová y ahí fue cuando la Corte priorizó la voluntad individual del paciente, quien en 2008 había firmado una declaración ante un escribano donde se negaba a recibir transfusiones", detalla a La Prensa Mariana Gallego, la abogada de la familia de Pablo Albarracini.
El joven fue baleado en un intento de asalto el último 5 de mayo y desde entonces se encuentra internado en la clínica Bazterrica, donde sufrió una anemia severa tras una intervención de urgencias por las seis úlceras sangrantes que tenía. Ante su estado de inconsciencia, sus padres recurrieron a un equipo legal para que la justicia autorice la transfusión, algo que finalmente no se realizó.
"La médica me pidió que consiguiera la autorización legal porque la situación era de gravedad", recuerda Gallego. Pablo tiene una bala alojada en la base de su cráneo y la otra en una pierna, a la altura de la nalga, por lo que los médicos pensaban volver a intervenirlo para extraerle la primera y se temía que volviera a sufrir otra anemia grave.
"Pero no fue necesario, porque Pablo se compuso, afortunadamente se encuentra muy bien, estable, por lo que los médicos no creen que la intervención necesite ser urgente, y nosotros no pensamos hacer otro planteo porque el paciente está consciente, en condiciones de decidir", detalla la abogada.
En simultaneidad con el caso Albarracini, se dio un hecho similar, pero diferente: una joven, también testigo deJehová, se negó a una transfusión sanguínea, y el 26 de mayo perdió su vida. Iris Fracalossi tenía 35 años y falleció en el Instituto Médico Quirúrgico Garat, de Concordia.
Los médicos del Garat explicaron que, mientras estuvo lúcida, se negó a las transfusiones, y cuando quedó inconsciente, sus familiares también apoyaron la decisión de la paciente, y respaldaron el documento que Iris firmó ante un escribano público.
Por último, entre los antecedentes recientes que se dieron a conocer a la opinión público, hay dos que también tuvieron diferencias y semejanzas con los ejemplos anteriores. En Neuquén un joven de 19 años, también testigo de Jehová, fue embestido por un vehículo cuando circulaba con su motocicleta, y sufrió una fractura de peroné y una seria lesión en su columna vertebral, por lo que necesitaba ser intervenido. Su madre se negó a que le realizaran una transfusión de sangre, pero él, como estaba consciente, la aceptó porque, argumentó, la vida es prioridad, y así logró salvar su vida.
Camilo Zampini también tuvo un accidente con su moto, en Rosario. Tanto él como su mujer, ambos testigos de Jehová, se oponían a una transfusión, hasta que la hermana del paciente presentó un recurso ante la Justicia, quien autorizó, a diferencia del caso Albarracini, la recepción sanguínea, pero ya era tarde.
MENORIDAD Y MEDICINA
Pero, en cuestiones de salud, la Corte Suprema en los últimos meses no sólo intervino en casos relacionados con pacientes testigos de Jehová. Llamó la atención la resolución en la que obligaba a los padres de un menor, que siguen la medicina homeopática, a cumplir con el plan de vacunación oficial de la Nación.
Según la resolución, "la no vacunación del menor lo expone al riesgo de contraer enfermedades, muchas de las cuales podrían prevenirse mediante el cumplimiento del plan nacional de vacunación".
No obstante, en este caso hay dos situaciones que son motivos de debate. En primer lugar, se trata de un menor y los que siguen los métodos homeopáticos son sus padres que, pretenden, que también los sigan sus hijos. Por lo tanto, la pregunta sería: ¿A partir de qué edad puede una persona elegir qué tipo de medicina seguir?
"Antes de le Ley de derecho del paciente, los médicos tenían mayor injerencia. Lo que establece la ley es que el paciente puede decidir cuando es mayor de edad, a los 18 años, pero también se contempla el discernimiento, que se entiende que las personas lo adquieren a partir de los 14 años", detalla Gallego.
Por otra parte, otro cuestionamiento que se le realiza al fallo es no haber tenido en cuenta los argumentos que se exponen desde la medicina homeopática -ver recuadro-. La jefa del Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud, Carla Vizzotti, elogió la resolución y aseguró que "la vacunación no es sólo un derecho individual sino que, la incorporación a partir del 2003 de numerosas vacunas que antes se daban en el sector privado, también apela a la solidaridad y a la responsabilidad social".
Por su parte, Andrés Cármodi, profesor adjunto de la Escuela de la Asociación Médica Homeopática Argentina, sostiene que "hay determinadas vacunas que han demostrado su peligrosidad. No estamos en contra de la inoculación lógica sino de la masiva, que pone en riesgo a la población".
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