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martes, 9 de agosto de 2011

Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático del año 2011 Semana 8 de Agosto


Lectura de la Biblia: Salmos Salmos 92 a 101
Núm. 1: Salmo 94:1-23
Núm. 2: El Reino de Dios suministrará alimento para todos y acabará con las enfermedades (rs pág. 304 párrs. 1-3)
Núm. 3: Póngase en guardia contra el poder engañoso de las riquezas (Mat. 13:22)




(Salmos 92:encabezamiento-101:8)




Melodía, canción, para el día del sábado.

92 Es bueno dar gracias a Jehová, y celebrar con melodía tu nombre, oh Altísimo;  2 informar por la mañana acerca de tu bondad amorosa, y acerca de tu fidelidad durante las noches,  3 sobre un instrumento de diez cuerdas y sobre el laúd, por música resonante en el arpa.  4 Porque me has regocijado, oh Jehová, a causa de tu actividad; a causa de las obras de tus manos clamo gozosamente.  5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.  6 Ningún hombre irrazonable mismo [los] puede conocer, y nadie que es estúpido puede entender esto.  7 Cuando los inicuos brotan como la vegetación, y todos los practicantes de lo que es perjudicial florecen, es para que sean aniquilados para siempre.  8 Pero tú estás en lo alto hasta tiempo indefinido, oh Jehová.  9 Pues, ¡mira!, tus enemigos, oh Jehová, pues, ¡mira!, tus propios enemigos perecerán; todos los practicantes de lo que es perjudicial serán separados unos de otros. 10 Pero tú ensalzarás mi cuerno como el de un toro salvaje; [me] mojaré ligeramente con aceite fresco. 11 Y mi ojo pondrá la vista sobre mis opositores; mis oídos oirán acerca de los mismísimos que se levantan contra mí, los malhechores. 12 El justo mismo florecerá como lo hace una palmera; como lo hace el cedro en el Líbano, él crecerá y se hará grande. 13 Los que están plantados en la casa de Jehová, en los patios de nuestro Dios, florecerán. 14 Todavía seguirán medrando durante la canicie —gordos y frescos continuarán siendo— 15 para anunciar que Jehová es recto. [Él es] mi Roca, en quien no hay injusticia.

93 ¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! De eminencia está vestido; Jehová está vestido... de fuerza se ha ceñido. La tierra productiva también queda firmemente establecida de modo que no se le puede hacer tambalear.  2 Tu trono está firmemente establecido desde mucho tiempo atrás; eres desde tiempo indefinido.  3 Los ríos han alzado, oh Jehová, los ríos han alzado su sonido; los ríos siguen alzando su golpeteo.  4 Por encima de los sonidos de vastas aguas, las majestuosas olas rompientes del mar, Jehová es majestuoso en la altura.  5 Tus propios recordatorios han resultado muy fidedignos. La santidad es propia de tu misma casa, oh Jehová, por largura de días.

94 ¡Oh Dios de actos de venganza, Jehová, oh Dios de actos de venganza, resplandece!  2 Álzate, oh Juez de la tierra. Haz volver una retribución sobre los altivos.  3 ¿Hasta cuándo los inicuos, oh Jehová, hasta cuándo los inicuos mismos van a alborozarse?  4 Siguen borboteando, siguen hablando desenfrenados; todos los practicantes de lo que es perjudicial siguen vanagloriándose.  5 A tu pueblo, oh Jehová, siguen aplastando, y a tu herencia siguen afligiendo.  6 A la viuda y al residente forastero matan, y a los huérfanos de padre asesinan.  7 Y siguen diciendo: “Jah no ve; y el Dios de Jacob no [lo] entiende”.  8 Entiendan, ustedes los que son irrazonables entre el pueblo; y en cuanto a ustedes los estúpidos, ¿cuándo tendrán perspicacia?  9 Aquel que plantó el oído, ¿no puede oír? O Aquel que formó el ojo, ¿no puede mirar? 10 Aquel que corrige a las naciones, ¿no puede censurar, aun Aquel que enseña conocimiento a los hombres? 11 Jehová está conociendo los pensamientos de los hombres, que ellos son como una exhalación. 12 Feliz es el hombre físicamente capacitado a quien tú corriges, oh Jah, y a quien tú enseñas con tu propia ley, 13 para darle tranquilidad de los días de calamidad, hasta que al inicuo se le excave un hoyo. 14 Porque Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia. 15 Porque la decisión judicial volverá aun a la justicia, y la seguirán todos los rectos de corazón. 16 ¿Quién se levantará por mí contra los malhechores? ¿Quién se pondrá de parte de mí contra los practicantes de nocividad? 17 Si no hubiera sido porque Jehová me dio auxilio, en poco tiempo mi alma habría residido en el silencio. 18 Cuando dije: “Mi pie ciertamente se moverá con inseguridad”, tu propia bondad amorosa, oh Jehová, siguió sustentándome. 19 Cuando mis pensamientos inquietantes llegaron a ser muchos dentro de mí, tus propias consolaciones empezaron a acariciar mi alma. 20 ¿Acaso el trono que causa adversidades estará aliado contigo mientras está forjando penoso afán mediante decreto? 21 Hacen ataques agudos contra el alma del justo y pronuncian inicua aun la sangre del inocente. 22 Pero Jehová llegará a ser para mí una altura segura; y mi Dios, la roca de mi refugio. 23 Y él volverá sobre ellos su nocividad y los reducirá a silencio con su propia calamidad. Jehová nuestro Dios los reducirá a silencio.

95 ¡Oh, vengan, clamemos gozosamente a Jehová! Gritemos en triunfo a nuestra Roca de salvación.  2 Lleguemos delante de su persona con acción de gracias; con melodías gritemos en triunfo ante él.  3 Porque Jehová es un gran Dios y un gran Rey sobre todos los [demás] dioses,  4 Aquel en cuya mano están las más recónditas profundidades de la tierra, y a quien pertenecen los picos de las montañas;  5 a quien pertenece el mar, que él mismo hizo, y cuyas propias manos formaron la tierra seca misma.  6 Oh, entren, adoremos e inclinémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.  7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros somos el pueblo de su apacentamiento y las ovejas de su mano. Hoy, si ustedes escuchan la propia voz de él,  8 no endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masah en el desierto,  9 cuando sus antepasados me pusieron a prueba; me examinaron, también vieron mi actividad. 10 Por cuarenta años seguí teniéndole asco a [aquella] generación, y procedí a decir: “Son un pueblo de corazón propenso a descaminarse, y ellos mismos no han llegado a conocer mis caminos”; 11 respecto de quienes juré en mi cólera: “Ciertamente no entrarán en mi lugar de descanso”.

96 Canten a Jehová una canción nueva. Canten a Jehová, [oh gentes de] toda la tierra.  2 Canten a Jehová, bendigan su nombre. De día en día anuncien las buenas nuevas de salvación por él.  3 Declaren entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillosas obras.  4 Porque Jehová es grande y ha de ser alabado en gran manera. Es inspirador de temor más que todos los [demás] dioses.  5 Porque todos los dioses de los pueblos son dioses que nada valen; pero en cuanto a Jehová, él ha hecho los mismísimos cielos.  6 Dignidad y esplendor están ante él; fuerza y hermosura están en su santuario.  7 Atribuyan a Jehová, oh familias de los pueblos, atribuyan a Jehová gloria y fuerza.  8 Atribuyan a Jehová la gloria que pertenece a su nombre; lleven un regalo y entren en sus patios.  9 Inclínense ante Jehová en adorno santo; estén con dolores fuertes a causa de él, [oh gentes de] toda la tierra. 10 Digan entre las naciones: “Jehová mismo ha llegado a ser rey. La tierra productiva también queda firmemente establecida de modo que no se le puede hacer tambalear. Él defenderá en rectitud la causa de los pueblos”. 11 Regocíjense los cielos, y esté gozosa la tierra. Truene el mar y lo que lo llena. 12 Alborócese el campo abierto y cuanto hay en él. Al mismo tiempo, prorrumpan gozosamente [en gritos] todos los árboles del bosque 13 delante de Jehová. Porque ha venido; porque ha venido a juzgar la tierra. Juzgará la tierra productiva con justicia, y a los pueblos con su fidelidad.

97 ¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! Esté gozosa la tierra. Regocíjense las muchas islas.  2 Nubes y densas tinieblas están todo en derredor de él; justicia y juicio son el lugar establecido de su trono.  3 Delante de él un fuego mismo va, y consume a sus adversarios todo en derredor.  4 Sus relámpagos alumbraron la tierra productiva; la tierra vio, y llegó a estar con fuertes dolores.  5 Las montañas mismas procedieron a derretirse lo mismo que cera a causa de Jehová, a causa del Señor de toda la tierra.  6 Los cielos han anunciado su justicia, y todos los pueblos han visto su gloria.  7 Avergüéncense todos los que sirven a imagen tallada alguna, los que están jactándose en dioses que nada valen. Inclínense ante él, dioses todos.  8 Sión oyó, y empezó a regocijarse, y los pueblos dependientes de Judá se pusieron gozosos a causa de tus decisiones judiciales, oh Jehová.  9 Porque tú, oh Jehová, eres el Altísimo sobre toda la tierra; estás muy alto en tu ascenso sobre todos los [demás] dioses. 10 Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo. Él está guardando las almas de los que le son leales; de la mano de los inicuos los libra. 11 Luz misma ha relumbrado para el justo, y regocijo aun para los rectos de corazón. 12 Regocíjense en Jehová, oh justos, y den gracias a su santa mención conmemorativa.

Melodía.

98 Canten a Jehová una canción nueva, porque maravillosas son las cosas que él ha obrado. Su diestra, aun su santo brazo, le ha ganado salvación.  2 Jehová ha dado a conocer su salvación; a los ojos de las naciones ha revelado su justicia.  3 Se ha acordado de su bondad amorosa y de su fidelidad para con la casa de Israel. Todos los cabos de la tierra han visto la salvación por nuestro Dios.  4 Griten en triunfo a Jehová, [oh gentes de] toda la tierra. Estén alegres, y clamen gozosamente, y produzcan melodía.  5 Produzcan melodía a Jehová con el arpa, con el arpa y la voz de melodía.  6 Con las trompetas y el sonido del cuerno griten en triunfo delante del Rey, Jehová.  7 Truene el mar y lo que lo llena, la tierra productiva y los que moran en ella.  8 Batan las manos los ríos mismos; las montañas mismas clamen gozosamente todas juntas  9 delante de Jehová, porque ha venido a juzgar a la tierra. Juzgará a la tierra productiva con justicia, y a los pueblos con rectitud.

99 Jehová mismo ha llegado a ser rey. Agítense los pueblos. Está sentado sobre los querubines. Retiemble la tierra.  2 Jehová es grande en Sión, y es alto sobre todos los pueblos.  3 Elogien ellos tu nombre. Grande e inspirador de temor, santo es este.  4 Y con la fuerza de un rey él ha amado el juicio. Tú mismo has establecido firmemente la rectitud. Juicio y justicia en Jacob son lo que tú mismo has efectuado.  5 Ensalcen ustedes a Jehová nuestro Dios, e inclínense ante el escabel de sus pies; él es santo.  6 Moisés y Aarón estuvieron entre sus sacerdotes, y Samuel estuvo entre los que invocaban su nombre. Estuvieron clamando a Jehová, y él mismo siguió respondiéndoles.  7 En la columna de nube continuó hablándoles. Ellos guardaron sus recordatorios y la disposición reglamentaria que él les dio.  8 Oh Jehová Dios nuestro, tú mismo les respondiste. Un Dios que otorga perdón resultaste ser para ellos, y que ejecuta venganza contra sus escandalosos hechos.  9 Ensalcen ustedes a Jehová nuestro Dios, e inclínense ante su montaña santa. Porque Jehová nuestro Dios es santo.

Melodía de acción de gracias.

100 Griten en triunfo a Jehová, [oh gentes de] toda la tierra.  2 Sirvan a Jehová con regocijo. Entren delante de él con un clamor gozoso.  3 Sepan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos. [Somos] su pueblo, y las ovejas de su apacentamiento.  4 Entren en sus puertas con acción de gracias, en sus patios con alabanza. Denle gracias, bendigan su nombre.  5 Porque Jehová es bueno; su bondad amorosa es hasta tiempo indefinido, y su fidelidad hasta generación tras generación.

De David. Melodía.

101 Acerca de bondad amorosa y juicio ciertamente cantaré. A ti, oh Jehová, ciertamente produciré melodía.  2 De veras actuaré con discreción en un camino exento de falta. ¿Cuándo vendrás a mí? Andaré en la integridad de mi corazón dentro de mi casa.  3 No pondré enfrente de mis ojos ninguna cosa que no sirva para nada. El obrar de los que apostatan he odiado; no se me pega.  4 Un corazón torcido se aparta de mí; nada malo sé.  5 A cualquiera que calumnia a su compañero en secreto, a ese reduzco a silencio. A cualquiera de ojos altivos y de corazón arrogante, a ese no puedo aguantar.  6 Mis ojos están sobre los fieles de la tierra, para que moren conmigo. El que anda en un camino exento de falta, ese es el que me servirá de ministro.  7 No morará dentro de mi casa ningún obrador de artimañas. En cuanto a cualquiera que habla falsedades, no estará firmemente establecido enfrente de mis ojos.  8 Cada mañana reduzco a silencio a todos los inicuos de la tierra, para cortar de la ciudad de Jehová a todos los practicantes de lo que es perjudicial.


Núm. 1: Salmo 94:1-23   
 






94 ¡Oh Dios de actos de venganza, Jehová, oh Dios de actos de venganza, resplandece!  2 Álzate, oh Juez de la tierra. Haz volver una retribución sobre los altivos.  3 ¿Hasta cuándo los inicuos, oh Jehová, hasta cuándo los inicuos mismos van a alborozarse?  4 Siguen borboteando, siguen hablando desenfrenados; todos los practicantes de lo que es perjudicial siguen vanagloriándose.  5 A tu pueblo, oh Jehová, siguen aplastando, y a tu herencia siguen afligiendo.  6 A la viuda y al residente forastero matan, y a los huérfanos de padre asesinan.  7 Y siguen diciendo: “Jah no ve; y el Dios de Jacob no [lo] entiende”.  8 Entiendan, ustedes los que son irrazonables entre el pueblo; y en cuanto a ustedes los estúpidos, ¿cuándo tendrán perspicacia?  9 Aquel que plantó el oído, ¿no puede oír? O Aquel que formó el ojo, ¿no puede mirar? 10 Aquel que corrige a las naciones, ¿no puede censurar, aun Aquel que enseña conocimiento a los hombres? 11 Jehová está conociendo los pensamientos de los hombres, que ellos son como una exhalación. 12 Feliz es el hombre físicamente capacitado a quien tú corriges, oh Jah, y a quien tú enseñas con tu propia ley, 13 para darle tranquilidad de los días de calamidad, hasta que al inicuo se le excave un hoyo. 14 Porque Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia. 15 Porque la decisión judicial volverá aun a la justicia, y la seguirán todos los rectos de corazón. 16 ¿Quién se levantará por mí contra los malhechores? ¿Quién se pondrá de parte de mí contra los practicantes de nocividad? 17 Si no hubiera sido porque Jehová me dio auxilio, en poco tiempo mi alma habría residido en el silencio. 18 Cuando dije: “Mi pie ciertamente se moverá con inseguridad”, tu propia bondad amorosa, oh Jehová, siguió sustentándome. 19 Cuando mis pensamientos inquietantes llegaron a ser muchos dentro de mí, tus propias consolaciones empezaron a acariciar mi alma. 20 ¿Acaso el trono que causa adversidades estará aliado contigo mientras está forjando penoso afán mediante decreto? 21 Hacen ataques agudos contra el alma del justo y pronuncian inicua aun la sangre del inocente. 22 Pero Jehová llegará a ser para mí una altura segura; y mi Dios, la roca de mi refugio. 23 Y él volverá sobre ellos su nocividad y los reducirá a silencio con su propia calamidad. Jehová nuestro Dios los reducirá a silencio. 

Núm. 2: El Reino de Dios suministrará alimento para todos y acabará con las enfermedades (rs pág. 304 párrs. 1-3)



*** rs pág. 304 párrs. 1-3 Reino ***

Suministrar alimento en abundancia para toda la humanidad

Sal. 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”

Isa. 25:6: “Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos, en esta montaña [en el monte Sión celestial, la sede del Reino de Dios, se hará provisión para sus súbditos terrestres], un banquete de platos con mucho aceite, un banquete de vino mantenido sobre las heces, de platos con mucho aceite llenos de médula, de vino mantenido sobre las heces, filtrado.”

Eliminar toda clase de enfermedad e incapacidad física o mental

Luc. 7:22; 9:11: “Vayan, informen a Juan lo que vieron y oyeron: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son levantados, a los pobres se les dicen las buenas nuevas.” “[Jesucristo] los recibió amablemente y se puso a hablarles del reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de curación.” (Así Jesucristo demostró lo que él, como rey celestial, hará por la humanidad.)

Núm. 3: Póngase en guardia contra el poder engañoso de las riquezas (Mat. 13:22)

(Mateo 13:22) En cuanto al que se sembró entre los espinos, este es el que oye la palabra, pero la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas ahogan la palabra, y él se hace infructífero.

*** w70 1/3 p 137-145 La implantación de la Palabra ****

17 Entonces Jesús siguió y dijo: “En cuanto al que se sembró entre los espinos, éste es el que oye la palabra, pero la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructífero.” (Mat. 13:22) Aunque la semilla echó raíz y brotó, sencillamente había demasiados espinos alrededor para permitir que madurara. Quizás por un corto período de tiempo en la vida del individuo él pudo oír la palabra y captar el sentido de ella, pero se mantiene tan envuelto con este sistema de cosas y sus inquietudes, y en particular con el poder engañoso de las riquezas, que parece que son las cosas que a todos se les enseña que deben buscar, que estas cosas, como espinos, sencillamente ahogan la palabra, y el individuo nunca produce fruto. Recuerde, estamos hoy en un sistema de cosas que es inicuo, egoísta y desamorado. Es verdad que la mano de cada hombre está contra su prójimo, y el amor del mayor número de los que afirman ser personas cristianas se ha enfriado. De modo que no toma mucho tiempo ahogar las palabras de la verdad en uno cuando la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas consiguen un agarro estrangulador en el individuo. De modo que éste tampoco es productivo. No había lugar en la vida de la persona para la verdadera “implantación de la palabra”; se le ahoga de muerte espiritualmente.


*** w98 15/8 p 10-15 Jehová debe ser nuestra confianza***

2 Los cristianos verdaderos depositan su confianza en Dios, no en el “poder engañoso” de las riquezas (Mateo 13:22). Reconocen que el poder del dinero para lograr la felicidad y proteger la vida es muy limitado, a diferencia del poder que tiene el Dios omnipotente (Sofonías 1:18). Por tanto, la siguiente admonición es muy oportuna: “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque él ha dicho: ‘De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé’” (Hebreos 13:5).

*** w76 1/2 p 88-95 “No teniendo nada y sin embargo poseyendo todas las cosas”***

“EL PODER ENGAÑOSO DE LAS RIQUEZAS”
8 Acordémonos del tiempo en que Jehová Dios conducía a los israelitas a través del desierto y casi estaban listos para tomar posesión de la Tierra Prometida. Como primicias de la conquista, la ciudad de Jericó “tiene que llegar a ser una cosa dada irrevocablemente a la destrucción . . . pertenece a Jehová,” se les dijo. Las instrucciones de Dios prohibían el saquearla, que era el procedimiento usual cuando se capturaba una ciudad; antes bien, habría de ser quemada con fuego. La plata y el oro habrían de darse al “tesoro de Jehová.” (Jos. 6:17-19) Sin embargo, Acán, de la tribu de Judá, permitió que su corazón se hiciera codicioso. Más tarde confesó: “Cuando llegué a ver entre el despojo un vestido oficial de Sinar, uno de buena apariencia, y doscientos siclos de plata y una barra de oro, siendo de cincuenta siclos su peso, entonces yo los quise, y los tomé.” (Jos. 7:21) El amor a las riquezas impelió a Acán a la deslealtad, a la falta de honradez, a hurtar de Jehová. Cuando Israel estuvo tratando de capturar la siguiente ciudad, Hai, Jehová retiró su espíritu de Israel hasta que Acán el malhechor fue desenmascarado. Cuando se les sacó de entre los demás, Acán, su familia y todo su ganado fueron muertos a pedradas y quemados con fuego. ¡Qué precio pagaron por tesoro corruptible!—Jos. 7:1-26.
9 Considere, también, al servidor de Eliseo, Guejazi. Después que Eliseo curó de lepra al general sirio Naamán, éste deseó expresar aprecio y darle un regalo a Eliseo, pero Eliseo rehusó aceptarlo. Sin embargo, Guejazi amaba las riquezas. Trató de convertir este acontecimiento milagroso en uno de ganancia personal. Esto lo llevó a inventar una mentira tanto para Naamán como para Eliseo. ¿Con qué resultado? Eliseo dijo: “De manera que la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu prole hasta tiempo indefinido.” (2 Rey. 5:20-27) También hubo el caso de Ananías y su esposa Safira que ‘trataron con engaño a Dios’ y secretamente retuvieron parte del precio de su campo, y como resultado perdieron la vida.—Hech. 5:1-10.
10 Luego tenemos el ejemplo de una persona que tuvo el maravilloso privilegio de ser uno de los apóstoles de Jesús, Judas Iscariote. Éste, que sin duda fue fiel y confiable al principio, se encargaba de cuidar del manejo de fondos común de Jesús y los doce; pero más tarde se hizo ladrón practicante, codicioso. (Juan 12:6) Por solo treinta piezas de plata su corazón codicioso lo impelió a traicionar a su Amo. ¿Y en qué terminó esto? Después de ver que Jesús había sido condenado, Judas salió y “se ahorcó.” (Mat. 27:3-5) ¡Ese es el peligro para los que se hacen esclavos de las riquezas!
11 La Biblia habla del “poder engañoso de las riquezas.” (Mat. 13:22) La razón por la cual ese poder es engañoso es que el que lo busca o procura por lo general no se da cuenta de las limitaciones de éste. Queda engañado porque, en estas riquezas que tan diligentemente busca, realmente nunca encuentra la satisfacción que tanto desea. Continuamente piensa que, lo que un poco de riqueza no logra, no logra un caudal mayor. De modo que hay un hambre constante de tener más y más y más, una que nunca se satisface. Interesante es el hecho de que esta hambre aumenta mientras más se le satisface. Como lo reconoció tan verazmente en una ocasión el estadista norteamericano Benjamín Franklin: “El dinero todavía no ha hecho feliz a ningún hombre, ni lo hará. No hay nada en su naturaleza que lleve a producir felicidad. Mientras más tiene el hombre, más quiere. En vez de llenar un vacío, crea uno. Si satisface una necesidad, duplica y triplica esa necesidad en otro respecto. Es un proverbio cierto el del sabio, puede estar seguro de eso. ‘Mejor es poco con el temor del SEÑOR que gran tesoro y dificultad con ello.’”—Pro. 15:16, Authorized Version.
12 El que nos demos cuenta de las limitaciones de las riquezas materiales nos ayudará a mantener el equilibrio. La riqueza material falla cuando mayores son las necesidades humanas. Como Jesús dijo, la vida de una persona no depende de sus posesiones materiales. (Luc. 12:15-21) Cuando la muerte le quita a uno una persona amada, ¿puede el dinero aliviar el dolor del duelo? ¿Hay alguna cantidad que se pueda dar para comprar de vuelta del Seol, el sepulcro, a esa persona? Cuando uno pierde la juventud y le sobreviene la vejez, ¿pueden acciones y bonos librar a uno de las arrugas, hacerlo joven y fuerte nuevamente? Cuando a uno le falla la salud, ¿qué felicidad se consigue con tener todo un banco lleno de dinero? Si uno hubiera nacido ciego, ¿haría todo el dinero del mundo que uno viera el amor reflejado en las expresiones del rostro de sus padres, la hermosura de una puesta del Sol o el jugueteo de animales de poca edad? Si uno hubiera nacido sordo, ¿podrían montañas de oro servir de sustituto para lo que es oír una hermosa sinfonía, el sonido que viene del océano o aun la propia voz de uno? ¡Qué limitados poderes tienen los tesoros materiales!
13 El obtener la aprobación y bendición de Jehová no depende de lo que tengamos o no tengamos, sino de cómo usamos y consideramos lo que tenemos. “No me des ni pobreza ni riquezas. Déjame devorar el alimento prescrito para mí, para que no vaya a quedar satisfecho y realmente te niegue y diga: ‘¿Quién es Jehová?’ y para que no venga a parar en pobreza y realmente hurte y acometa el nombre de mi Dios.” (Pro. 30:8, 9) Sea que tengamos poco en cuanto a las posesiones de este mundo, o que tengamos una abundancia, cualquiera de las dos cosas puede ser peligrosa si no nos mantenemos equilibrados y si no mantenemos el punto de vista apropiado.
14 Un individuo que careciera de posesiones materiales pudiera manifestar un amor muy fuerte a las riquezas. Por no tener nada, pudiera creerse con derecho a hurtar, o a ser falto de honradez de otras maneras al obtener lo que desea intensamente. Por envidiar lo que otros tienen, pudiera pensar que tiene todo derecho a dedicar todo su tiempo y todo su esfuerzo a adquirir lo que desea. O, quizás, como muchos hoy día, pudiera pensar que el mundo le debe la subsistencia. Sin embargo, es un asunto de punto de vista. Esta mismísima persona que se cree pobre podría parecerle rica, en comparación, a otra persona que viviera en un país diferente. Tenemos que apreciar lo que tenemos y usarlo apropiadamente. “No se gloríe el sabio a causa de su sabiduría, y no se gloríe el poderoso a causa de su poderío. No se gloríe el rico a causa de sus riquezas.” (Jer. 9:23) Aquí se expresa la actitud correcta, sea uno sabio, poderoso o rico. No que uno tenga que ser una de estas cosas, sino que es necesario que uno sea equilibrado. Gloríese de conocer a Jehová.—1 Cor. 1:31.
15 La Palabra de Dios no condena a uno por tener una abundancia de los bienes de este mundo. Pablo, reconociendo el hecho de que algunos eran ricos en su día, no le dio a Timoteo la instrucción de que aconsejara a estos hermanos ricos que se despojaran de su riqueza, que se hicieran pobres y llevaran una vida de pobreza. ¡No! Más bien, los instó a mantener la actitud correcta para con las riquezas. “Da órdenes a los que son ricos en el presente sistema de cosas que no sean altaneros, y que cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas; que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí mismos con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que lo es realmente.” (1 Tim. 6:17-19) Pablo advierte del peligro de poseer demasiado. Uno pudiera tender a cifrar su esperanza en las riquezas. Pueden distraer a uno de las cosas espirituales. Uno pudiera convertirse en un esclavo al cuidarlas, al protegerlas. Sea uno rico o pobre, tiene límite la cantidad que uno puede comer de algo o lo que se puede poner. Sea lo que sea que tengamos, debemos estar contentos y usarlo para adelantar los intereses del Reino, logrando ‘asirnos firmemente de la vida que lo es realmente.’
BUSCANDO RIQUEZAS VERDADERAS
16 ¿A qué grado, pues, debemos interesarnos en las cosas materiales? Pablo aconsejó: “Nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas.” (1 Tim. 6:7, 8) Dando instrucciones a sus discípulos en cuanto a cómo orar, Jesús dijo: “Danos nuestro pan para el día según la necesidad del día.” (Luc. 11:3) No se hace mención alguna de almacenar. Simplemente interésese en sus necesidades cotidianas, sin preocuparse en demasía por lo que haya de tener en el futuro. ¿Por qué acumular riquezas para un tiempo que quizás nunca llegue para usted? ¿Por qué acumular tesoros en un mundo que está pasando?—1 Juan 2:15-17.
17 Usted puede estar seguro de que Jehová se encargará de que usted tenga las cosas materiales necesarias si pone los intereses de Su reino en primer lugar en su vida. Jesús presenta el punto de vista correcto: “Por este motivo les digo: Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento y el cuerpo que la ropa?” (Mat. 6:25) ¡Jesús da énfasis a los asuntos importantes, los asuntos espirituales, el “alma,” la vida de uno, no las cosas materiales que pueden causar tanta inquietud! Nos dice que ‘observemos atentamente las aves,’ cómo Jehová “las alimenta,” y que ‘aprendamos una lección de los lirios del campo, . . . ni aun Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.’ Llegando a la mismísima base de la inquietud, dice: “Por eso, nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’ o ‘¿qué hemos de beber?’ o ‘¿qué hemos de ponernos?’ Porque todas éstas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (Mat. 6:26-33) ¿Tiene usted tal fe?
18 Esto no significa que nos vamos a sentar con comodidad, no hacer nada, y esperar hasta que Dios nos dé alimento y ropa. La ilustración de Jesús muestra que las aves buscan lo que necesitan. Jehová les suministra la aptitud y la fuerza que necesitan para hacerlo. Él hará lo mismo para nosotros. (Fili. 4:13) Lo que se recalca es que no estemos demasiado preocupados con asuntos materiales, sino que hagamos de nuestro servicio a Dios nuestro tesoro. El hacer esto traerá un sinnúmero de bendiciones. Esto es ir uno más allá de las limitaciones de las riquezas materiales y recibir el galardón de cosas que el dinero no puede comprar, ¡riquezas incomparables!—Rom. 11:33.
19 El valor superior de estas riquezas se define bien para nosotros en Proverbios 3:13-18: “Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento, porque el tenerla como ganancia es mejor que tener la plata como ganancia y el tenerla como producto que el oro mismo. Es más preciosa que los corales, y todos tus otros deleites no pueden ser igualados a ella. Largura de días está en su diestra; en su siniestra hay riquezas y gloria. Sus caminos son caminos de agradabilidad, y todas sus veredas son paz. Es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices.” ¡De estas riquezas vienen paz y felicidad verdaderas; de hecho, nuestra mismísima vida futura!
20 ¿Aprecia usted estos tesoros? ¡Jesús los apreció! Su tesoro era hacer la voluntad de su Padre. De hecho, dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.” (Juan 4:34; 6:38) Todo lo demás en su vida ocupó un lugar secundario. Evaluó apropiadamente las riquezas verdaderas. Aunque era el Hijo de Dios, no leemos que Jesús tuviera abundancia de riquezas materiales mientras estuvo en la Tierra. ¡Más bien, fue lo contrario! “Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen donde posarse, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.” (Luc. 9:58) Sin embargo, aunque pobre, era rico. Considere su vida y usted verá que él fue feliz, que tuvo paz, que estuvo contento. Fue como uno que no tuviera mucho en cuanto a los bienes del mundo, y sin embargo pudo redimir a toda la raza humana, haciendo disponibles las mayores riquezas, a saber, la expectativa, para sus seguidores, de llegar a ser “hijos de Dios.” Adicionalmente, otras riquezas espirituales se les hicieron obtenibles.—2 Cor. 8:9; Rom. 8:14, 19; Sant. 2:5; Col. 1:27; 2:2, 3.
21 El mismo hecho fue cierto respecto de los apóstoles. Ellos, también, mantuvieron el punto de vista correcto al poner en primer lugar los tesoros celestiales. Pedro y su hermano Andrés eran pescadores, pero, ante la invitación de Jesús, respondieron y “abandonando al instante las redes, le siguieron.” (Mat. 4:20) Juan y Santiago respondieron de modo similar. “Dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.” (Mat. 4:22) ¡Cómo apreciaron la oportunidad de servir a Jehová Dios con su Hijo enviado! Si usted hubiese estado allí en ese tiempo, ¿qué habría hecho? ¿Habría abandonado al punto sus redes, o habría demorado su decisión, razonando que, puesto que el negocio de la pesca era tan lucrativo, continuaría en él por un poco más de tiempo hasta que estuviera en mejor condición financiera para seguirlo? ¡Qué necesario es que comprendamos hoy dónde está el tesoro verdadero! ¿Está usted demostrando por su proceder en la vida ahora que estos tesoros espirituales son las cosas más importantes de su vida? (Mat. 13:44-46) ¿Está aumentando en usted el aprecio a los tesoros espirituales, a procurar el favor y las bendiciones de Jehová? ¿Reconoce todos los beneficios espirituales que están fluyendo a nosotros por medio de la organización de Dios y los está aprovechando plenamente?

















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