Lectura de la Biblia: Salmos Salmos 102-105
Núm. 1: Salmo 105:1-24
Núm. 2: Por qué no debemos mirar atrás ni desear lo que dejamos para servir a Jehová (Luc. 9:62)
Núm. 3: El Reino de Dios proveerá hogares, trabajo y seguridad para todos (rs pág. 304 párrs. 4-7)
Núm. 1: Salmo 105:1-24
Núm. 2: Por qué no debemos mirar atrás ni desear lo que dejamos para servir a Jehová (Luc. 9:62)
Núm. 3: El Reino de Dios proveerá hogares, trabajo y seguridad para todos (rs pág. 304 párrs. 4-7)
(Salmos 102:encabezamiento-105:45)
Una oración del afligido en caso de que se ponga endeble y derrame su preocupación delante de Jehová mismo.
102 Oh Jehová, de veras oye mi oración; y llegue a ti mi propio clamor por ayuda. 2 No ocultes de mí tu rostro el día en que me halle en grave aprieto. Inclina a mí tu oído; en el día que llame, apresúrate, respóndeme. 3 Porque mis días se han acabado tal como humo, y mis huesos mismos han quedado al rojo como un fogón. 4 Mi corazón ha sido herido tal como vegetación, y está seco, pues me he olvidado de comer mi alimento. 5 A causa del sonido de mi suspirar, mis huesos se han pegado a mi carne. 6 De veras me parezco al pelícano del desierto. He venido a ser como un mochuelo de lugares desolados. 7 Me he demacrado, y he venido a ser como un pájaro aislado sobre un techo. 8 Todo el día mis enemigos me han vituperado. Los que me ponen en ridículo han jurado hasta por mí. 9 Pues he comido ceniza misma igual que pan; y las cosas que bebo las he mezclado aun con lloro, 10 a causa de tu denunciación y tu indignación; porque me has alzado, para que puedas desecharme. 11 Mis días son como una sombra que ha declinado, y yo mismo estoy seco como simple vegetación. 12 En cuanto a ti, oh Jehová, hasta tiempo indefinido morarás, y la mención conmemorativa de ti será por generación tras generación. 13 Tú mismo te levantarás, le tendrás misericordia a Sión, porque es la sazón de serle favorable, porque el tiempo señalado ha llegado. 14 Porque tus siervos se han complacido en sus piedras, y hacia su polvo dirigen su favor. 15 Y las naciones temerán el nombre de Jehová, y todos los reyes de la tierra tu gloria. 16 Porque Jehová ciertamente edificará a Sión; él tiene que aparecer en su gloria. 17 Ciertamente se volverá hacia la oración de los que están despojados [de todo], y no despreciará su oración. 18 Esto se escribe para la generación futura; y el pueblo que ha de ser creado alabará a Jah. 19 Porque él ha mirado desde su santa altura, desde los mismísimos cielos Jehová mismo ha mirado aun a la tierra, 20 para oír el suspirar del prisionero, para desatar a los que están señalados para la muerte; 21 para que el nombre de Jehová se declare en Sión, y su alabanza en Jerusalén, 22 cuando los pueblos se junten a una, y los reinos, para servir a Jehová. 23 Él afligió mi poder en el camino, acortó mis días. 24 Procedí a decir: “Oh Dios mío, no me quites en la mitad de mis días; tus años son durante todas las generaciones. 25 Hace mucho tú colocaste los fundamentos de la tierra misma, y los cielos son la obra de tus manos. 26 Ellos mismos perecerán, pero tú mismo quedarás en pie; e igual que una prenda de vestir todos ellos se gastarán. Igual que ropa los reemplazarás, y ellos terminarán su turno. 27 Pero tú eres el mismo, y tus propios años no se completarán. 28 Los hijos de tus siervos continuarán residiendo; y delante de ti su propia prole será firmemente establecida”.
De David.
103 Bendice a Jehová, oh alma mía; aun cuanto hay en mí, su santo nombre. 2 Bendice a Jehová, oh alma mía, y no olvides todos sus hechos, 3 aquel que está perdonando todo tu error, que está sanando todas tus dolencias, 4 que está reclamando tu vida del hoyo mismo, que te está coronando con bondad amorosa y misericordias, 5 que está satisfaciendo tu vida entera con lo que es bueno; tu juventud sigue renovándose tal como la de un águila. 6 Jehová está ejecutando actos de justicia y decisiones judiciales para todos los que están siendo defraudados. 7 Dio a conocer sus caminos a Moisés, sus tratos hasta a los hijos de Israel. 8 Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa. 9 No por todo tiempo seguirá señalando faltas, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido. 10 No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. 11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. 12 Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. 13 Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. 14 Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo. 15 En cuanto al hombre mortal, sus días son como los de la hierba verde; como la flor del campo es como florece. 16 Porque un simple viento tiene que pasar sobre ella, y ya no es más; y su lugar no la reconoce más. 17 Pero la bondad amorosa de Jehová es de tiempo indefinido aun hasta tiempo indefinido para con los que le temen, y su justicia para los hijos de los hijos, 18 para con los que guardan su pacto y para con los que se acuerdan de sus órdenes para llevarlas a cabo. 19 Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la dominación. 20 Bendigan a Jehová, oh ángeles suyos, poderosos en potencia, que llevan a cabo su palabra, mediante escuchar la voz de su palabra. 21 Bendigan a Jehová, todos los ejércitos suyos, ministros suyos, que hacen su voluntad. 22 Bendigan a Jehová, todas las obras suyas, en todos los lugares de su dominación. Bendice a Jehová, oh alma mía.
104 Bendice a Jehová, oh alma mía. Oh Jehová Dios mío, te has mostrado muy grande. Con dignidad y esplendor te has vestido, 2 al envolverte en luz como en una prenda de vestir, y extender los cielos como una tela de tienda, 3 Aquel que edifica sus cámaras de arriba con vigas en las aguas mismas, que hace de las nubes su carro, que anda sobre las alas del viento, 4 que hace a sus ángeles espíritus, a sus ministros un fuego devorador. 5 Él ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos; no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre. 6 Con una profundidad acuosa precisamente como una prenda de vestir la cubriste. Las aguas estaban situadas por encima de las montañas mismas. 7 A tu reprensión empezaron a huir; al sonido de tu trueno se les hizo ir corriendo en pánico 8 —montañas procedieron a ascender, llanuras-valles procedieron a descender— al lugar que tú has fundado para ellas. 9 Un límite fijaste, más allá del cual no deberían pasar, para que no volvieran a cubrir la tierra. 10 Él está enviando manantiales en los valles torrenciales; entre las montañas siguen yendo. 11 De continuo dan de beber a todas las bestias salvajes del campo abierto; las cebras con regularidad apagan su sed. 12 Por encima de ellos posan las criaturas voladoras de los cielos; de entre el espeso follaje siguen emitiendo sonido. 13 Él está regando las montañas desde sus cámaras de arriba. Con el fruto de tus obras la tierra queda satisfecha. 14 Él está haciendo brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para el servicio de la humanidad, para hacer salir alimento de la tierra, 15 y vino que regocija el corazón del hombre mortal, para hacer brillar el rostro con aceite, y pan que sustenta el mismísimo corazón del hombre mortal. 16 Los árboles de Jehová están satisfechos, los cedros del Líbano que él plantó, 17 donde los pájaros mismos hacen nidos. En cuanto a la cigüeña, los enebros son su casa. 18 Las montañas altas son para las cabras monteses; los peñascos son un refugio para los damanes. 19 Él ha hecho la luna para tiempos señalados; el sol mismo conoce bien dónde se pone. 20 Tú causas oscuridad, para que se haga de noche; en ella todos los animales salvajes del bosque se ponen en movimiento. 21 Los leoncillos crinados están rugiendo por la presa y por buscar su alimento de Dios mismo. 22 El sol empieza a brillar... se retiran, y se echan en sus propios escondites. 23 Sale el hombre a su actividad y a su servicio hasta el atardecer. 24 ¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones. 25 En cuanto a este mar, tan grande y ancho, allí hay cosas movientes sin número, criaturas vivientes, pequeñas así como grandes. 26 Allí van las naves; en cuanto a Leviatán, lo has formado para que juegue en él. 27 Todos ellos... te siguen esperando para que [les] des su alimento a su tiempo. 28 Lo que les das, ellos lo recogen. Abres tu mano... se satisfacen con cosas buenas. 29 Si ocultas tu rostro, se perturban. Si les quitas su espíritu, expiran, y a su polvo vuelven. 30 Si envías tu espíritu, son creados; y haces nueva la faz del suelo. 31 La gloria de Jehová resultará ser hasta tiempo indefinido. Jehová se regocijará en sus obras. 32 Él está mirando a la tierra, y ella tiembla; toca las montañas, y humean. 33 Ciertamente cantaré a Jehová durante toda mi vida; ciertamente produciré melodía a mi Dios mientras yo sea. 34 Sea placentera mi meditación acerca de él. Yo, por mi parte, me regocijaré en Jehová. 35 Los pecadores serán acabados de sobre la tierra; y en cuanto a los inicuos, ya no serán. Bendice a Jehová, oh alma mía. ¡Alaben a Jah!
105 Den gracias a Jehová, invoquen su nombre, den a conocer entre los pueblos sus tratos. 2 Cántenle, prodúzcanle melodía, interésense intensamente en todas sus maravillosas obras. 3 Jáctense en el santo nombre de él. Regocíjese el corazón de los que buscan a Jehová. 4 Procuren hallar a Jehová y su fuerza. Busquen su rostro constantemente. 5 Acuérdense de sus maravillosas obras que él ha ejecutado, de sus milagros y de las decisiones judiciales de su boca, 6 oh descendencia de Abrahán su siervo, ustedes, los hijos de Jacob, sus escogidos. 7 Él es Jehová nuestro Dios. Sus decisiones judiciales están en toda la tierra. 8 Él se ha acordado de su pacto aun hasta tiempo indefinido, de la palabra que él mandó, a mil generaciones, 9 el cual [pacto] celebró con Abrahán, y de su declaración jurada a Isaac, 10 y la cual [declaración] él mantuvo fija como disposición reglamentaria aun a Jacob, como pacto de duración indefinida aun a Israel, 11 diciendo: “Te daré la tierra de Canaán como el lote de la herencia de ustedes”. 12 [Esto era] cuando ellos resultaban ser pocos en número, sí, muy pocos, y residentes forasteros en ella. 13 Y ellos siguieron andando de nación en nación, de un reino a otro pueblo. 14 No permitió que ningún humano los defraudara, antes bien, a causa de ellos censuró a reyes, 15 [diciendo:] “No toquen ustedes a mis ungidos, y a mis profetas no hagan nada malo”. 16 Y procedió a llamar un hambre sobre la tierra; quebró toda vara alrededor de la cual se suspendían panes anulares. 17 Envió delante de ellos a un hombre que fue vendido para ser esclavo, José. 18 Con grilletes afligieron sus pies, en hierros entró su alma; 19 hasta el tiempo en que vino su palabra, el dicho mismo de Jehová lo refinó. 20 El rey envió para soltarlo, el gobernante de los pueblos, para dejarlo ir libre. 21 Lo puso como amo de su casa y como gobernante sobre toda su propiedad, 22 para atar a sus príncipes según agradara a su alma, y para que enseñara sabiduría hasta a sus hombres de edad madura. 23 E Israel procedió a entrar en Egipto, y Jacob mismo residió como forastero en la tierra de Cam. 24 Y él siguió haciendo a su pueblo muy fructífero, y gradualmente lo hizo más poderoso que sus adversarios. 25 Dejó que el corazón de ellos cambiara para que odiaran a su pueblo, para que se portaran astutamente contra sus siervos. 26 Envió a Moisés su siervo, a Aarón, a quien había escogido. 27 Ellos pusieron entre aquellos los asuntos de sus señales, y los milagros en la tierra de Cam. 28 Él envió oscuridad, y así lo hizo oscuro; y no se rebelaron contra sus palabras. 29 Cambió sus aguas en sangre, y procedió a hacer morir sus peces. 30 Su tierra pululó de ranas, en los cuartos interiores de sus reyes. 31 Dijo que entraran los tábanos, jejenes en todos sus territorios. 32 Hizo que sus precipitaciones fueran granizo, un fuego llameante en su tierra. 33 Y procedió a herir sus vides y sus higueras, y a quebrar los árboles de su territorio. 34 Dijo que entraran las langostas, y una especie de langosta, aun sin número. 35 Y estas se pusieron a comer toda la vegetación de la tierra de ellos; también se pusieron a comer el fruto de su suelo. 36 Y él procedió a derribar a todo primogénito en su tierra, el principio de toda su facultad generativa. 37 Y empezó a sacarlos con plata y oro; y entre sus tribus no hubo nadie que viniera tropezando. 38 Egipto se regocijó cuando salieron, porque el pavor de ellos había caído sobre ellos. 39 Él extendió una nube por pantalla, y fuego para alumbrar de noche. 40 Pidieron, y procedió a traer codornices, y con pan del cielo siguió satisfaciéndolos. 41 Abrió una roca, y aguas empezaron a manar; estas pasaron por las regiones áridas como un río. 42 Porque se acordó de su santa palabra [que habló] con Abrahán su siervo. 43 Por lo tanto sacó a su pueblo con alborozo, a sus escogidos aun con un clamor gozoso. 44 Y gradualmente les dio las tierras de las naciones —y ellos siguieron tomando posesión del producto del duro trabajo de grupos nacionales— 45 a fin de que guardaran sus disposiciones reglamentarias y observaran sus propias leyes. ¡Alaben a Jah!
102 Oh Jehová, de veras oye mi oración; y llegue a ti mi propio clamor por ayuda. 2 No ocultes de mí tu rostro el día en que me halle en grave aprieto. Inclina a mí tu oído; en el día que llame, apresúrate, respóndeme. 3 Porque mis días se han acabado tal como humo, y mis huesos mismos han quedado al rojo como un fogón. 4 Mi corazón ha sido herido tal como vegetación, y está seco, pues me he olvidado de comer mi alimento. 5 A causa del sonido de mi suspirar, mis huesos se han pegado a mi carne. 6 De veras me parezco al pelícano del desierto. He venido a ser como un mochuelo de lugares desolados. 7 Me he demacrado, y he venido a ser como un pájaro aislado sobre un techo. 8 Todo el día mis enemigos me han vituperado. Los que me ponen en ridículo han jurado hasta por mí. 9 Pues he comido ceniza misma igual que pan; y las cosas que bebo las he mezclado aun con lloro, 10 a causa de tu denunciación y tu indignación; porque me has alzado, para que puedas desecharme. 11 Mis días son como una sombra que ha declinado, y yo mismo estoy seco como simple vegetación. 12 En cuanto a ti, oh Jehová, hasta tiempo indefinido morarás, y la mención conmemorativa de ti será por generación tras generación. 13 Tú mismo te levantarás, le tendrás misericordia a Sión, porque es la sazón de serle favorable, porque el tiempo señalado ha llegado. 14 Porque tus siervos se han complacido en sus piedras, y hacia su polvo dirigen su favor. 15 Y las naciones temerán el nombre de Jehová, y todos los reyes de la tierra tu gloria. 16 Porque Jehová ciertamente edificará a Sión; él tiene que aparecer en su gloria. 17 Ciertamente se volverá hacia la oración de los que están despojados [de todo], y no despreciará su oración. 18 Esto se escribe para la generación futura; y el pueblo que ha de ser creado alabará a Jah. 19 Porque él ha mirado desde su santa altura, desde los mismísimos cielos Jehová mismo ha mirado aun a la tierra, 20 para oír el suspirar del prisionero, para desatar a los que están señalados para la muerte; 21 para que el nombre de Jehová se declare en Sión, y su alabanza en Jerusalén, 22 cuando los pueblos se junten a una, y los reinos, para servir a Jehová. 23 Él afligió mi poder en el camino, acortó mis días. 24 Procedí a decir: “Oh Dios mío, no me quites en la mitad de mis días; tus años son durante todas las generaciones. 25 Hace mucho tú colocaste los fundamentos de la tierra misma, y los cielos son la obra de tus manos. 26 Ellos mismos perecerán, pero tú mismo quedarás en pie; e igual que una prenda de vestir todos ellos se gastarán. Igual que ropa los reemplazarás, y ellos terminarán su turno. 27 Pero tú eres el mismo, y tus propios años no se completarán. 28 Los hijos de tus siervos continuarán residiendo; y delante de ti su propia prole será firmemente establecida”.
De David.
103 Bendice a Jehová, oh alma mía; aun cuanto hay en mí, su santo nombre. 2 Bendice a Jehová, oh alma mía, y no olvides todos sus hechos, 3 aquel que está perdonando todo tu error, que está sanando todas tus dolencias, 4 que está reclamando tu vida del hoyo mismo, que te está coronando con bondad amorosa y misericordias, 5 que está satisfaciendo tu vida entera con lo que es bueno; tu juventud sigue renovándose tal como la de un águila. 6 Jehová está ejecutando actos de justicia y decisiones judiciales para todos los que están siendo defraudados. 7 Dio a conocer sus caminos a Moisés, sus tratos hasta a los hijos de Israel. 8 Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa. 9 No por todo tiempo seguirá señalando faltas, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido. 10 No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. 11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. 12 Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. 13 Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. 14 Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo. 15 En cuanto al hombre mortal, sus días son como los de la hierba verde; como la flor del campo es como florece. 16 Porque un simple viento tiene que pasar sobre ella, y ya no es más; y su lugar no la reconoce más. 17 Pero la bondad amorosa de Jehová es de tiempo indefinido aun hasta tiempo indefinido para con los que le temen, y su justicia para los hijos de los hijos, 18 para con los que guardan su pacto y para con los que se acuerdan de sus órdenes para llevarlas a cabo. 19 Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la dominación. 20 Bendigan a Jehová, oh ángeles suyos, poderosos en potencia, que llevan a cabo su palabra, mediante escuchar la voz de su palabra. 21 Bendigan a Jehová, todos los ejércitos suyos, ministros suyos, que hacen su voluntad. 22 Bendigan a Jehová, todas las obras suyas, en todos los lugares de su dominación. Bendice a Jehová, oh alma mía.
104 Bendice a Jehová, oh alma mía. Oh Jehová Dios mío, te has mostrado muy grande. Con dignidad y esplendor te has vestido, 2 al envolverte en luz como en una prenda de vestir, y extender los cielos como una tela de tienda, 3 Aquel que edifica sus cámaras de arriba con vigas en las aguas mismas, que hace de las nubes su carro, que anda sobre las alas del viento, 4 que hace a sus ángeles espíritus, a sus ministros un fuego devorador. 5 Él ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos; no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre. 6 Con una profundidad acuosa precisamente como una prenda de vestir la cubriste. Las aguas estaban situadas por encima de las montañas mismas. 7 A tu reprensión empezaron a huir; al sonido de tu trueno se les hizo ir corriendo en pánico 8 —montañas procedieron a ascender, llanuras-valles procedieron a descender— al lugar que tú has fundado para ellas. 9 Un límite fijaste, más allá del cual no deberían pasar, para que no volvieran a cubrir la tierra. 10 Él está enviando manantiales en los valles torrenciales; entre las montañas siguen yendo. 11 De continuo dan de beber a todas las bestias salvajes del campo abierto; las cebras con regularidad apagan su sed. 12 Por encima de ellos posan las criaturas voladoras de los cielos; de entre el espeso follaje siguen emitiendo sonido. 13 Él está regando las montañas desde sus cámaras de arriba. Con el fruto de tus obras la tierra queda satisfecha. 14 Él está haciendo brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para el servicio de la humanidad, para hacer salir alimento de la tierra, 15 y vino que regocija el corazón del hombre mortal, para hacer brillar el rostro con aceite, y pan que sustenta el mismísimo corazón del hombre mortal. 16 Los árboles de Jehová están satisfechos, los cedros del Líbano que él plantó, 17 donde los pájaros mismos hacen nidos. En cuanto a la cigüeña, los enebros son su casa. 18 Las montañas altas son para las cabras monteses; los peñascos son un refugio para los damanes. 19 Él ha hecho la luna para tiempos señalados; el sol mismo conoce bien dónde se pone. 20 Tú causas oscuridad, para que se haga de noche; en ella todos los animales salvajes del bosque se ponen en movimiento. 21 Los leoncillos crinados están rugiendo por la presa y por buscar su alimento de Dios mismo. 22 El sol empieza a brillar... se retiran, y se echan en sus propios escondites. 23 Sale el hombre a su actividad y a su servicio hasta el atardecer. 24 ¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones. 25 En cuanto a este mar, tan grande y ancho, allí hay cosas movientes sin número, criaturas vivientes, pequeñas así como grandes. 26 Allí van las naves; en cuanto a Leviatán, lo has formado para que juegue en él. 27 Todos ellos... te siguen esperando para que [les] des su alimento a su tiempo. 28 Lo que les das, ellos lo recogen. Abres tu mano... se satisfacen con cosas buenas. 29 Si ocultas tu rostro, se perturban. Si les quitas su espíritu, expiran, y a su polvo vuelven. 30 Si envías tu espíritu, son creados; y haces nueva la faz del suelo. 31 La gloria de Jehová resultará ser hasta tiempo indefinido. Jehová se regocijará en sus obras. 32 Él está mirando a la tierra, y ella tiembla; toca las montañas, y humean. 33 Ciertamente cantaré a Jehová durante toda mi vida; ciertamente produciré melodía a mi Dios mientras yo sea. 34 Sea placentera mi meditación acerca de él. Yo, por mi parte, me regocijaré en Jehová. 35 Los pecadores serán acabados de sobre la tierra; y en cuanto a los inicuos, ya no serán. Bendice a Jehová, oh alma mía. ¡Alaben a Jah!
105 Den gracias a Jehová, invoquen su nombre, den a conocer entre los pueblos sus tratos. 2 Cántenle, prodúzcanle melodía, interésense intensamente en todas sus maravillosas obras. 3 Jáctense en el santo nombre de él. Regocíjese el corazón de los que buscan a Jehová. 4 Procuren hallar a Jehová y su fuerza. Busquen su rostro constantemente. 5 Acuérdense de sus maravillosas obras que él ha ejecutado, de sus milagros y de las decisiones judiciales de su boca, 6 oh descendencia de Abrahán su siervo, ustedes, los hijos de Jacob, sus escogidos. 7 Él es Jehová nuestro Dios. Sus decisiones judiciales están en toda la tierra. 8 Él se ha acordado de su pacto aun hasta tiempo indefinido, de la palabra que él mandó, a mil generaciones, 9 el cual [pacto] celebró con Abrahán, y de su declaración jurada a Isaac, 10 y la cual [declaración] él mantuvo fija como disposición reglamentaria aun a Jacob, como pacto de duración indefinida aun a Israel, 11 diciendo: “Te daré la tierra de Canaán como el lote de la herencia de ustedes”. 12 [Esto era] cuando ellos resultaban ser pocos en número, sí, muy pocos, y residentes forasteros en ella. 13 Y ellos siguieron andando de nación en nación, de un reino a otro pueblo. 14 No permitió que ningún humano los defraudara, antes bien, a causa de ellos censuró a reyes, 15 [diciendo:] “No toquen ustedes a mis ungidos, y a mis profetas no hagan nada malo”. 16 Y procedió a llamar un hambre sobre la tierra; quebró toda vara alrededor de la cual se suspendían panes anulares. 17 Envió delante de ellos a un hombre que fue vendido para ser esclavo, José. 18 Con grilletes afligieron sus pies, en hierros entró su alma; 19 hasta el tiempo en que vino su palabra, el dicho mismo de Jehová lo refinó. 20 El rey envió para soltarlo, el gobernante de los pueblos, para dejarlo ir libre. 21 Lo puso como amo de su casa y como gobernante sobre toda su propiedad, 22 para atar a sus príncipes según agradara a su alma, y para que enseñara sabiduría hasta a sus hombres de edad madura. 23 E Israel procedió a entrar en Egipto, y Jacob mismo residió como forastero en la tierra de Cam. 24 Y él siguió haciendo a su pueblo muy fructífero, y gradualmente lo hizo más poderoso que sus adversarios. 25 Dejó que el corazón de ellos cambiara para que odiaran a su pueblo, para que se portaran astutamente contra sus siervos. 26 Envió a Moisés su siervo, a Aarón, a quien había escogido. 27 Ellos pusieron entre aquellos los asuntos de sus señales, y los milagros en la tierra de Cam. 28 Él envió oscuridad, y así lo hizo oscuro; y no se rebelaron contra sus palabras. 29 Cambió sus aguas en sangre, y procedió a hacer morir sus peces. 30 Su tierra pululó de ranas, en los cuartos interiores de sus reyes. 31 Dijo que entraran los tábanos, jejenes en todos sus territorios. 32 Hizo que sus precipitaciones fueran granizo, un fuego llameante en su tierra. 33 Y procedió a herir sus vides y sus higueras, y a quebrar los árboles de su territorio. 34 Dijo que entraran las langostas, y una especie de langosta, aun sin número. 35 Y estas se pusieron a comer toda la vegetación de la tierra de ellos; también se pusieron a comer el fruto de su suelo. 36 Y él procedió a derribar a todo primogénito en su tierra, el principio de toda su facultad generativa. 37 Y empezó a sacarlos con plata y oro; y entre sus tribus no hubo nadie que viniera tropezando. 38 Egipto se regocijó cuando salieron, porque el pavor de ellos había caído sobre ellos. 39 Él extendió una nube por pantalla, y fuego para alumbrar de noche. 40 Pidieron, y procedió a traer codornices, y con pan del cielo siguió satisfaciéndolos. 41 Abrió una roca, y aguas empezaron a manar; estas pasaron por las regiones áridas como un río. 42 Porque se acordó de su santa palabra [que habló] con Abrahán su siervo. 43 Por lo tanto sacó a su pueblo con alborozo, a sus escogidos aun con un clamor gozoso. 44 Y gradualmente les dio las tierras de las naciones —y ellos siguieron tomando posesión del producto del duro trabajo de grupos nacionales— 45 a fin de que guardaran sus disposiciones reglamentarias y observaran sus propias leyes. ¡Alaben a Jah!
Núm. 1: Salmo 105:1-24
Den gracias a Jehová, invoquen su nombre, den a conocer entre los pueblos sus tratos. 2 Cántenle, prodúzcanle melodía, interésense intensamente en todas sus maravillosas obras. 3 Jáctense en el santo nombre de él. Regocíjese el corazón de los que buscan a Jehová. 4 Procuren hallar a Jehová y su fuerza. Busquen su rostro constantemente. 5 Acuérdense de sus maravillosas obras que él ha ejecutado, de sus milagros y de las decisiones judiciales de su boca, 6 oh descendencia de Abrahán su siervo, ustedes, los hijos de Jacob, sus escogidos. 7 Él es Jehová nuestro Dios. Sus decisiones judiciales están en toda la tierra. 8 Él se ha acordado de su pacto aun hasta tiempo indefinido, de la palabra que él mandó, a mil generaciones, 9 el cual [pacto] celebró con Abrahán, y de su declaración jurada a Isaac, 10 y la cual [declaración] él mantuvo fija como disposición reglamentaria aun a Jacob, como pacto de duración indefinida aun a Israel, 11 diciendo: “Te daré la tierra de Canaán como el lote de la herencia de ustedes”. 12 [Esto era] cuando ellos resultaban ser pocos en número, sí, muy pocos, y residentes forasteros en ella. 13 Y ellos siguieron andando de nación en nación, de un reino a otro pueblo. 14 No permitió que ningún humano los defraudara, antes bien, a causa de ellos censuró a reyes, 15 [diciendo:] “No toquen ustedes a mis ungidos, y a mis profetas no hagan nada malo”. 16 Y procedió a llamar un hambre sobre la tierra; quebró toda vara alrededor de la cual se suspendían panes anulares. 17 Envió delante de ellos a un hombre que fue vendido para ser esclavo, José. 18 Con grilletes afligieron sus pies, en hierros entró su alma; 19 hasta el tiempo en que vino su palabra, el dicho mismo de Jehová lo refinó. 20 El rey envió para soltarlo, el gobernante de los pueblos, para dejarlo ir libre. 21 Lo puso como amo de su casa y como gobernante sobre toda su propiedad, 22 para atar a sus príncipes según agradara a su alma, y para que enseñara sabiduría hasta a sus hombres de edad madura. 23 E Israel procedió a entrar en Egipto, y Jacob mismo residió como forastero en la tierra de Cam. 24 Y él siguió haciendo a su pueblo muy fructífero, y gradualmente lo hizo más poderoso que sus adversarios.
Núm. 2: Por qué no debemos mirar atrás ni desear lo que dejamos para servir a Jehová (Luc. 9:62)
(Lucas 9:62) Jesús le dijo: “Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas [que deja] atrás es muy apto para el reino de Dios”.
*** w01 1/2 p 14-19 ¿Cumplimos con nuestra dedicación?***
4 Tras adquirir conocimiento exacto de Jehová Dios y sus propósitos, así como de Jesucristo y su papel en ellos, tomamos la decisión personal de servir a Dios con todo el corazón, la mente, el alma y las fuerzas (Marcos 8:34; 12:30; Juan 17:3). Podría considerarse incluso que hicimos un voto personal, una dedicación sin reservas a Dios. La decisión no fue fruto de un capricho emocional, sino que utilizamos la facultad de raciocinio para evaluar cuidadosamente y con oración lo que íbamos a hacer; por tanto, no era transitoria. No debemos ser como quien se pone a arar un campo y abandona el trabajo al cabo de un rato porque es muy duro o porque parece quedar mucho para la siega o no parece ni mucho menos seguro que vaya a recogerse algo.
*** su 167-174 Capítulo 22 ¡No anhele lo que ha dejado atrás! ***
EL CUMPLIMIENTO de la profecía bíblica muestra sin lugar a dudas que hoy estamos al mismísimo umbral del glorioso nuevo sistema de cosas de Dios. Pronto el mundo inicuo se habrá ido, y con él el dolor de corazón, la frustración y la congoja que éste ha causado. La Tierra será transformada en un Paraíso donde los adoradores del Dios verdadero podrán disfrutar de vida humana perfecta para siempre. Con relación a la certeza de que las promesas de Jehová acerca de estas cosas se cumplirán, él dijo al apóstol Juan: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Revelación 21:1-5). Sin embargo, aunque parezca extraño, hay personas que saben estas verdades y regresan al modo de vivir del mundo que Dios dice que va a destruir. ¡Qué lamentable! ¿Por qué hacen eso?
2 Al principio, cuando esas personas oyeron las buenas nuevas acerca del Reino de Dios y lo que el Reino hará, gustosamente las abrazaron. Pero también es importante que se siga adelante hacia la madurez cristiana, profundizando el entendimiento que se tiene de la Palabra de Dios y buscando formas de aplicarla de lleno en la propia vida de uno (Hebreos 6:1, 11, 12). Si por falta de aprecio alguien se descuida en cuanto a hacer esto, esa persona no continúa considerando precioso el privilegio de servir a Dios. Tal persona quizá se impaciente respecto a las bendiciones físicas que Dios ha prometido, y no comprenda que necesita desarrollarse en sentido espiritual, ni lo importante que es participar al mayor grado posible en la obra de predicar y hacer discípulos que Dios nos ha encargado ahora. Es posible que la satisfacción de deseos de adquirir posesiones materiales y de lo que parezca divertido empiece a ocupar porciones crecientes de su tiempo. La persona en esa situación pone los intereses espirituales en segundo lugar. No de golpe, sino poco a poco, va regresando al mundo. (1 Timoteo 6:9, 10.)
3 Alguien quizá diga que desea sobrevivir para entrar en la “nueva tierra”, para vivir en un mundo donde more la justicia. Sin embargo, ¿están apoyadas sus palabras por la clase de compañía que esa persona escoge? Por supuesto, cada día uno tiene que comunicarse, inevitablemente, con gente que no sirve a Jehová... en el empleo, en la escuela, cuando está de compras, hasta en el hogar. Pero durante momentos de reposo en el lugar de empleo, antes y después de las sesiones escolares, al telefonear o visitar a amigos, durante las ocasiones de recreación, ¿a quiénes escoge uno como compañía? ¿Importa eso, realmente? La Biblia da esta advertencia: “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33). Pero ¿qué son “malas asociaciones”? ¿Importa el que ciertas personas no adoren a Jehová, que simplemente hagan lo que les parezca bien? Sobre la base de lo que ya hemos aprendido, sabemos que personas de esa clase no sobrevivirán para entrar en la “nueva tierra”. En poco tiempo, cualesquiera personas que resten importancia a las normas de Jehová al escoger a sus amigos se encontrarán de vuelta en el mundo que creían que estaban dejando atrás. Pero los ejemplos amonestadores que se han registrado en las Escrituras pueden protegernos contra tal proceder si los tomamos a pecho. (1 Corintios 10:11.)
‘ESCRITAS PARA AMONESTARNOS’
4 Cuando Jehová libró a Israel de la esclavitud en Egipto, ¡qué alivio tienen que haber experimentado ellos! La cruel opresión de que habían sido objeto después de la muerte de José hizo que Egipto pareciera un horno caliente en el cual se los hubiera arrojado (Éxodo 1:13, 14; Deuteronomio 4:20). Pero entonces Jehová propinó diez golpes, o azotó con diez plagas, a Egipto. El contraste entre el Dios verdadero y los dioses de Egipto quedó patente. Por eso, cuando Israel dejó aquella tierra, “una vasta compañía mixta” de personas que no eran israelitas salió con ellos, tal como hoy la “grande muchedumbre” se separa del mundo y se asocia con el resto del Israel espiritual (Éxodo 12:38). Pero ¿qué sucedió en el campamento poco después del Éxodo?
5 Esteban, el discípulo cristiano, explicó: “En sus corazones se volvieron a Egipto”. Esto sucedió muy pocos meses después de la liberación de ellos (Hechos 7:39, 40). ¿Cómo se evidenció esta actitud? Hicieron un becerro de oro —la clase de proceder a que estaban acostumbrados en Egipto— y declararon que estaban celebrando una “fiesta a Jehová”. Pero estaban imitando a los egipcios (Éxodo 32:1-6). Jehová se disgustó gravemente con ellos. La conducta de ellos estaba en conflicto directo con la Ley que se había dado en el monte Sinaí. Miles perdieron la vida. ¿Por qué sucedió esto? Aunque conocían los mandamientos de Jehová, obviamente no habían edificado aprecio sincero, de corazón, para estos mandamientos, ni apreciaban el hecho de que el Dios verdadero estuviera en realidad dirigiéndolos.
6 Cuando salieron de Egipto, tanto Israel como la “compañía mixta” que salió con ellos sabían que estaban haciendo lo correcto. Pero, después de haber pasado un año, todavía no se encontraban en la Tierra Prometida; no tenían todavía hogares en la “tierra que mana leche y miel”. En sentido físico todos tenían suficiente alimento para comer, y especialmente tenían abundancia espiritual. La columna de nube y de fuego les daba prueba constante de que Jehová los dirigía. En el mar Rojo y en el monte Sinaí habían visto prueba impresionante del poder de Jehová. El pacto de la Ley les suministraba nutrición y refrigerio espirituales. También, al mostrarles en qué aspectos era necesario que ellos ajustaran su conducta, su pensamiento y sus motivos, para que éstos fueran agradables a Jehová, ponía ante ellos un extenso campo de actividad personal al cual dirigir sus esfuerzos. Pero en vez de apreciar todo lo que Jehová estaba haciendo para ellos, empezaron a anhelar las cosas físicas que habían tenido en Egipto. El anhelo egoísta condujo a muchos a la ruina. (Números 11:4-6, 31-34.)
7 Poco después de esto, Moisés envió a ciertos hombres para que espiaran la Tierra Prometida. Cuando éstos regresaron, todos concordaron en que ciertamente la tierra ‘manaba leche y miel’. Pero diez de los espías temían a la gente de aquella región, y se dejaron intimidar por sus ciudades fortificadas. No confiaron en Jehová con todo el corazón, e hicieron que el corazón de otros temblara de temor. Una vez más sus pensamientos se volvieron a Egipto, y hablaron de planes para regresar a aquel país. Por su falta de fe, con el tiempo aquella entera generación de 20 años de edad y más murió en el desierto, y jamás entró en la Tierra de Promisión. (Números 13:27-33; 14:1-4, 29.)
8 Más de 400 años antes, aquella misma lección se había destacado en un marco de circunstancias diferente. Lot, el sobrino de Abrahán, había fijado su domicilio en Sodoma, una ciudad donde abundaba la corrupción moral, pero que disfrutaba de prosperidad material. Tan crasa era la inmoralidad en Sodoma y su distrito que Jehová se resolvió a destruirla, de modo que nunca fuera reedificada. Envió ángeles para que libraran a Lot y su casa. Cuando Lot advirtió a sus yernos en perspectiva de lo que venía, para ellos él ‘pareció como un hombre que estuviera bromeando’. Pero no se trataba de una broma. Al romper el alba los ángeles sacaron apresuradamente de la ciudad a Lot y su familia, y les dijeron que huyeran sin mirar atrás. Su vida dependía de la obediencia. Lot y sus dos hijas hicieron lo que se les dijo, y se les perdonó la vida. Pero evidentemente la esposa de Lot vaciló en cuanto a desligarse por completo de las cosas materiales que ellos estaban dejando atrás. Al dar la vuelta para mirar atrás, perdió la vida; se convirtió en una columna de sal. ¿Hemos tomado a pecho en nuestro caso personal lo que eso significa? Para que no se nos escape el punto, Jesús lo incluyó en una advertencia acerca de lo urgente que es huir del viejo sistema de cosas en nuestro día. Fue al advertir contra el preocuparse en demasía por las posesiones materiales cuando dijo concisamente: “Acuérdense de la esposa de Lot” (Génesis 19:12-26; Lucas 17:31, 32). ¿Qué puede protegernos contra los escollos que fueron un lazo para los israelitas y para la esposa de Lot?
“ESFUERZOS POR OBTENER UN LUGAR MEJOR”
9 Para evitar la influencia que pudiera llevarnos a mirar atrás, tenemos que cultivar fe creciente en lo que el porvenir encierra para nosotros. Hebreos 11:1 define la fe como “la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan”. Es una seguridad o una garantía, como un título de propiedad, de que entraremos en posesión de lo que Dios ha prometido. La fe se basa en prueba firme, y como resultado de ella tenemos fuertes razones para creer en lo que no se puede ver con el ojo físico. No es credulidad, o que estemos dispuestos a creer simplemente porque algo nos parezca bueno. Para tener verdadera fe tenemos que interesarnos lo suficiente como para familiarizarnos personalmente con la prueba que es base para esa fe. También tenemos que considerar con cuidado cómo se relaciona con nuestra propia vida lo que estamos aprendiendo, y cultivar aprecio genuino, desde el corazón, por ello.
10 Abrahán tenía una fe de esa índole. Por eso, respondiendo a las instrucciones de Jehová, Abrahán dejó atrás la próspera ciudad de Ur, en Caldea, y se mudó a la distante Canaán, una tierra nunca antes vista por él. Allí vivió como residente forastero, sin adherirse, en busca de seguridad, a ninguna de las ciudades-reinos. “Esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos [el Reino Mesiánico de Jehová], cuyo edificador y hacedor es Dios”. Si hubiera seguido anhelando la vida en Caldea, indudablemente habría regresado. En vez de eso, estuvo “haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo” (Hebreos 11:8-16). Abrahán no se esforzó solamente por unos cuantos años, ni diez ni veinte años, por ese “lugar mejor”. Continuó haciéndolo hasta su propia muerte, 100 años o más después que hubo salido de Ur. No fue que él sencillamente dijera que tenía fe; la demostró por sus obras. Como resultado de eso, tiene su recompensa asegurada. La perspectiva de una resurrección para Abrahán es tan segura que, como dijo Jesús, ‘para Dios, Abrahán vive’. (Lucas 20:37, 38; Santiago 2:18.)
11 Pero ¿qué hay de Isaac, el hijo de Abrahán, y de Jacob, el hijo de Isaac? Éstos nunca gustaron del modo de vivir caldeo. Pero no consideraron esto como razón para averiguar por sí mismos qué encerraría aquello. Cuando, mediante sus padres, se enteraron de las promesas de Jehová, las tomaron a pecho. Cultivaron una fe como la de Abrahán. Ellos, también, estuvieron “haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor”. Dios no se avergonzó de ellos. (Hebreos 11:9, 16, 20, 21; Génesis 26:24, 25; 28:20-22.)
12 En cambio, Esaú, el hermano de Jacob, no apreció las cosas espirituales. Se casó con mujeres que no eran adoradoras de Jehová. En vez de considerar como tesoros las cosas sagradas, vendió su primogenitura por una sola comida (Génesis 25:29-34; 26:34, 35; Hebreos 12:14-17). Era una persona que deseaba gratificación física al instante. Dina, la hija de Jacob, también se metió en problemas serios. ¿Por qué? Porque a ella le gustaba asociarse con las “hijas del país”, que eran paganas. (Génesis 34:1, 2.)
13 Si usted, como Abrahán, Isaac y Jacob, en verdad está “haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor”, por alcanzar la vida bajo el Reino Mesiánico de Jehová, no permita que el mundo lo atraiga y le haga volver a él. Recuerde, el mundo no ofrece ningún porvenir duradero. “Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. ¡Y cuán abundantemente satisfaciente será esa vida! (1 Juan 2:17.)
*** w01 1/2 p 14-19 ¿Cumplimos con nuestra dedicación?***
4 Tras adquirir conocimiento exacto de Jehová Dios y sus propósitos, así como de Jesucristo y su papel en ellos, tomamos la decisión personal de servir a Dios con todo el corazón, la mente, el alma y las fuerzas (Marcos 8:34; 12:30; Juan 17:3). Podría considerarse incluso que hicimos un voto personal, una dedicación sin reservas a Dios. La decisión no fue fruto de un capricho emocional, sino que utilizamos la facultad de raciocinio para evaluar cuidadosamente y con oración lo que íbamos a hacer; por tanto, no era transitoria. No debemos ser como quien se pone a arar un campo y abandona el trabajo al cabo de un rato porque es muy duro o porque parece quedar mucho para la siega o no parece ni mucho menos seguro que vaya a recogerse algo.
*** su 167-174 Capítulo 22 ¡No anhele lo que ha dejado atrás! ***
EL CUMPLIMIENTO de la profecía bíblica muestra sin lugar a dudas que hoy estamos al mismísimo umbral del glorioso nuevo sistema de cosas de Dios. Pronto el mundo inicuo se habrá ido, y con él el dolor de corazón, la frustración y la congoja que éste ha causado. La Tierra será transformada en un Paraíso donde los adoradores del Dios verdadero podrán disfrutar de vida humana perfecta para siempre. Con relación a la certeza de que las promesas de Jehová acerca de estas cosas se cumplirán, él dijo al apóstol Juan: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Revelación 21:1-5). Sin embargo, aunque parezca extraño, hay personas que saben estas verdades y regresan al modo de vivir del mundo que Dios dice que va a destruir. ¡Qué lamentable! ¿Por qué hacen eso?
2 Al principio, cuando esas personas oyeron las buenas nuevas acerca del Reino de Dios y lo que el Reino hará, gustosamente las abrazaron. Pero también es importante que se siga adelante hacia la madurez cristiana, profundizando el entendimiento que se tiene de la Palabra de Dios y buscando formas de aplicarla de lleno en la propia vida de uno (Hebreos 6:1, 11, 12). Si por falta de aprecio alguien se descuida en cuanto a hacer esto, esa persona no continúa considerando precioso el privilegio de servir a Dios. Tal persona quizá se impaciente respecto a las bendiciones físicas que Dios ha prometido, y no comprenda que necesita desarrollarse en sentido espiritual, ni lo importante que es participar al mayor grado posible en la obra de predicar y hacer discípulos que Dios nos ha encargado ahora. Es posible que la satisfacción de deseos de adquirir posesiones materiales y de lo que parezca divertido empiece a ocupar porciones crecientes de su tiempo. La persona en esa situación pone los intereses espirituales en segundo lugar. No de golpe, sino poco a poco, va regresando al mundo. (1 Timoteo 6:9, 10.)
3 Alguien quizá diga que desea sobrevivir para entrar en la “nueva tierra”, para vivir en un mundo donde more la justicia. Sin embargo, ¿están apoyadas sus palabras por la clase de compañía que esa persona escoge? Por supuesto, cada día uno tiene que comunicarse, inevitablemente, con gente que no sirve a Jehová... en el empleo, en la escuela, cuando está de compras, hasta en el hogar. Pero durante momentos de reposo en el lugar de empleo, antes y después de las sesiones escolares, al telefonear o visitar a amigos, durante las ocasiones de recreación, ¿a quiénes escoge uno como compañía? ¿Importa eso, realmente? La Biblia da esta advertencia: “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33). Pero ¿qué son “malas asociaciones”? ¿Importa el que ciertas personas no adoren a Jehová, que simplemente hagan lo que les parezca bien? Sobre la base de lo que ya hemos aprendido, sabemos que personas de esa clase no sobrevivirán para entrar en la “nueva tierra”. En poco tiempo, cualesquiera personas que resten importancia a las normas de Jehová al escoger a sus amigos se encontrarán de vuelta en el mundo que creían que estaban dejando atrás. Pero los ejemplos amonestadores que se han registrado en las Escrituras pueden protegernos contra tal proceder si los tomamos a pecho. (1 Corintios 10:11.)
‘ESCRITAS PARA AMONESTARNOS’
4 Cuando Jehová libró a Israel de la esclavitud en Egipto, ¡qué alivio tienen que haber experimentado ellos! La cruel opresión de que habían sido objeto después de la muerte de José hizo que Egipto pareciera un horno caliente en el cual se los hubiera arrojado (Éxodo 1:13, 14; Deuteronomio 4:20). Pero entonces Jehová propinó diez golpes, o azotó con diez plagas, a Egipto. El contraste entre el Dios verdadero y los dioses de Egipto quedó patente. Por eso, cuando Israel dejó aquella tierra, “una vasta compañía mixta” de personas que no eran israelitas salió con ellos, tal como hoy la “grande muchedumbre” se separa del mundo y se asocia con el resto del Israel espiritual (Éxodo 12:38). Pero ¿qué sucedió en el campamento poco después del Éxodo?
5 Esteban, el discípulo cristiano, explicó: “En sus corazones se volvieron a Egipto”. Esto sucedió muy pocos meses después de la liberación de ellos (Hechos 7:39, 40). ¿Cómo se evidenció esta actitud? Hicieron un becerro de oro —la clase de proceder a que estaban acostumbrados en Egipto— y declararon que estaban celebrando una “fiesta a Jehová”. Pero estaban imitando a los egipcios (Éxodo 32:1-6). Jehová se disgustó gravemente con ellos. La conducta de ellos estaba en conflicto directo con la Ley que se había dado en el monte Sinaí. Miles perdieron la vida. ¿Por qué sucedió esto? Aunque conocían los mandamientos de Jehová, obviamente no habían edificado aprecio sincero, de corazón, para estos mandamientos, ni apreciaban el hecho de que el Dios verdadero estuviera en realidad dirigiéndolos.
6 Cuando salieron de Egipto, tanto Israel como la “compañía mixta” que salió con ellos sabían que estaban haciendo lo correcto. Pero, después de haber pasado un año, todavía no se encontraban en la Tierra Prometida; no tenían todavía hogares en la “tierra que mana leche y miel”. En sentido físico todos tenían suficiente alimento para comer, y especialmente tenían abundancia espiritual. La columna de nube y de fuego les daba prueba constante de que Jehová los dirigía. En el mar Rojo y en el monte Sinaí habían visto prueba impresionante del poder de Jehová. El pacto de la Ley les suministraba nutrición y refrigerio espirituales. También, al mostrarles en qué aspectos era necesario que ellos ajustaran su conducta, su pensamiento y sus motivos, para que éstos fueran agradables a Jehová, ponía ante ellos un extenso campo de actividad personal al cual dirigir sus esfuerzos. Pero en vez de apreciar todo lo que Jehová estaba haciendo para ellos, empezaron a anhelar las cosas físicas que habían tenido en Egipto. El anhelo egoísta condujo a muchos a la ruina. (Números 11:4-6, 31-34.)
7 Poco después de esto, Moisés envió a ciertos hombres para que espiaran la Tierra Prometida. Cuando éstos regresaron, todos concordaron en que ciertamente la tierra ‘manaba leche y miel’. Pero diez de los espías temían a la gente de aquella región, y se dejaron intimidar por sus ciudades fortificadas. No confiaron en Jehová con todo el corazón, e hicieron que el corazón de otros temblara de temor. Una vez más sus pensamientos se volvieron a Egipto, y hablaron de planes para regresar a aquel país. Por su falta de fe, con el tiempo aquella entera generación de 20 años de edad y más murió en el desierto, y jamás entró en la Tierra de Promisión. (Números 13:27-33; 14:1-4, 29.)
8 Más de 400 años antes, aquella misma lección se había destacado en un marco de circunstancias diferente. Lot, el sobrino de Abrahán, había fijado su domicilio en Sodoma, una ciudad donde abundaba la corrupción moral, pero que disfrutaba de prosperidad material. Tan crasa era la inmoralidad en Sodoma y su distrito que Jehová se resolvió a destruirla, de modo que nunca fuera reedificada. Envió ángeles para que libraran a Lot y su casa. Cuando Lot advirtió a sus yernos en perspectiva de lo que venía, para ellos él ‘pareció como un hombre que estuviera bromeando’. Pero no se trataba de una broma. Al romper el alba los ángeles sacaron apresuradamente de la ciudad a Lot y su familia, y les dijeron que huyeran sin mirar atrás. Su vida dependía de la obediencia. Lot y sus dos hijas hicieron lo que se les dijo, y se les perdonó la vida. Pero evidentemente la esposa de Lot vaciló en cuanto a desligarse por completo de las cosas materiales que ellos estaban dejando atrás. Al dar la vuelta para mirar atrás, perdió la vida; se convirtió en una columna de sal. ¿Hemos tomado a pecho en nuestro caso personal lo que eso significa? Para que no se nos escape el punto, Jesús lo incluyó en una advertencia acerca de lo urgente que es huir del viejo sistema de cosas en nuestro día. Fue al advertir contra el preocuparse en demasía por las posesiones materiales cuando dijo concisamente: “Acuérdense de la esposa de Lot” (Génesis 19:12-26; Lucas 17:31, 32). ¿Qué puede protegernos contra los escollos que fueron un lazo para los israelitas y para la esposa de Lot?
“ESFUERZOS POR OBTENER UN LUGAR MEJOR”
9 Para evitar la influencia que pudiera llevarnos a mirar atrás, tenemos que cultivar fe creciente en lo que el porvenir encierra para nosotros. Hebreos 11:1 define la fe como “la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan”. Es una seguridad o una garantía, como un título de propiedad, de que entraremos en posesión de lo que Dios ha prometido. La fe se basa en prueba firme, y como resultado de ella tenemos fuertes razones para creer en lo que no se puede ver con el ojo físico. No es credulidad, o que estemos dispuestos a creer simplemente porque algo nos parezca bueno. Para tener verdadera fe tenemos que interesarnos lo suficiente como para familiarizarnos personalmente con la prueba que es base para esa fe. También tenemos que considerar con cuidado cómo se relaciona con nuestra propia vida lo que estamos aprendiendo, y cultivar aprecio genuino, desde el corazón, por ello.
10 Abrahán tenía una fe de esa índole. Por eso, respondiendo a las instrucciones de Jehová, Abrahán dejó atrás la próspera ciudad de Ur, en Caldea, y se mudó a la distante Canaán, una tierra nunca antes vista por él. Allí vivió como residente forastero, sin adherirse, en busca de seguridad, a ninguna de las ciudades-reinos. “Esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos [el Reino Mesiánico de Jehová], cuyo edificador y hacedor es Dios”. Si hubiera seguido anhelando la vida en Caldea, indudablemente habría regresado. En vez de eso, estuvo “haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo” (Hebreos 11:8-16). Abrahán no se esforzó solamente por unos cuantos años, ni diez ni veinte años, por ese “lugar mejor”. Continuó haciéndolo hasta su propia muerte, 100 años o más después que hubo salido de Ur. No fue que él sencillamente dijera que tenía fe; la demostró por sus obras. Como resultado de eso, tiene su recompensa asegurada. La perspectiva de una resurrección para Abrahán es tan segura que, como dijo Jesús, ‘para Dios, Abrahán vive’. (Lucas 20:37, 38; Santiago 2:18.)
11 Pero ¿qué hay de Isaac, el hijo de Abrahán, y de Jacob, el hijo de Isaac? Éstos nunca gustaron del modo de vivir caldeo. Pero no consideraron esto como razón para averiguar por sí mismos qué encerraría aquello. Cuando, mediante sus padres, se enteraron de las promesas de Jehová, las tomaron a pecho. Cultivaron una fe como la de Abrahán. Ellos, también, estuvieron “haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor”. Dios no se avergonzó de ellos. (Hebreos 11:9, 16, 20, 21; Génesis 26:24, 25; 28:20-22.)
12 En cambio, Esaú, el hermano de Jacob, no apreció las cosas espirituales. Se casó con mujeres que no eran adoradoras de Jehová. En vez de considerar como tesoros las cosas sagradas, vendió su primogenitura por una sola comida (Génesis 25:29-34; 26:34, 35; Hebreos 12:14-17). Era una persona que deseaba gratificación física al instante. Dina, la hija de Jacob, también se metió en problemas serios. ¿Por qué? Porque a ella le gustaba asociarse con las “hijas del país”, que eran paganas. (Génesis 34:1, 2.)
13 Si usted, como Abrahán, Isaac y Jacob, en verdad está “haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor”, por alcanzar la vida bajo el Reino Mesiánico de Jehová, no permita que el mundo lo atraiga y le haga volver a él. Recuerde, el mundo no ofrece ningún porvenir duradero. “Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. ¡Y cuán abundantemente satisfaciente será esa vida! (1 Juan 2:17.)
Núm. 3: El Reino de Dios proveerá hogares, trabajo y seguridad para todos (rs pág. 304 párrs. 4-7)
*** rs pág. 304 párrs. 4-7 Reino ***
Proveer hogares adecuados para todos
Proveer hogares adecuados para todos
Isa. 65:21, 22: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá.”
Asegurar que todos tengan trabajo satisfaciente
Isa. 65:23: “No será para nada que se afanarán, ni darán a luz para disturbio; porque son la prole que está compuesta de los escogidos de Jehová, y sus descendientes con ellos.”
Garantizar la seguridad, librar de peligro a la persona y su propiedad
Miq. 4:4: “Realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.”
Sal. 37:10, 11: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”
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