Lectura de la Biblia: Isaías 52 a 57
Núm.1: Isaías 56:1-12
Núm.2: ¿Qué aprendemos del ejemplo de lealtad incondicional de Pedro? (Juan 6:68, 69)
Núm.3: * ¿Aprueba la Biblia la poligamia? (rs pág. 236 párr. 2—pág. 237 párr. 2)
(Isaías 52:1-57:21)
52 ¡Despierta, despierta, ponte tu fuerza, oh Sión! ¡Ponte tus hermosas prendas de vestir, oh Jerusalén, la ciudad santa! Porque ya no volverá a entrar en ti el incircunciso e inmundo. 2 Sacúdete y líbrate del polvo, levántate, toma asiento, oh Jerusalén. Suéltate las ataduras de tu cuello, oh cautiva hija de Sión. 3 Porque esto es lo que ha dicho Jehová: "Por nada ustedes fueron vendidos, y será sin dinero como serán recomprados". 4 Porque esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: "Fue a Egipto adonde bajó mi pueblo en el primer caso para residir allí como forasteros; y sin causa Asiria, por su parte, los oprimió". 5 "Y ahora, ¿qué interés tengo aquí? —es la expresión de Jehová—. Porque mi pueblo fue tomado por nada. Los mismísimos que los gobernaban siguieron aullando —es la expresión de Jehová—, y constantemente, todo el día, se trataba con falta de respeto mi nombre. 6 Por esa razón mi pueblo conocerá mi nombre, aun por esa razón en aquel día, porque yo soy Aquel que está hablando. ¡Mira! Soy yo." 7 ¡Cuán hermosos sobre las montañas son los pies del que trae buenas nuevas, del que publica paz, del que trae buenas nuevas de algo mejor, del que publica salvación, del que dice a Sión: "¡Tu Dios ha llegado a ser rey!". 8 ¡Escucha! Tus propios atalayas han levantado [la] voz. Al unísono siguen clamando gozosamente; porque será ojo a ojo como verán cuando Jehová recoja de vuelta a Sión. 9 Alégrense, clamen gozosamente a una, lugares devastados de Jerusalén, porque Jehová ha consolado a su pueblo; ha recomprado a Jerusalén. 10 Jehová ha desnudado su santo brazo ante los ojos de todas las naciones; y todos los cabos de la tierra tienen que ver la salvación de nuestro Dios. 11 Apártense, apártense, sálganse de allí, no toquen nada inmundo; sálganse de en medio de ella, manténganse limpios, ustedes los que llevan los utensilios de Jehová. 12 Porque no saldrán en pánico, y no irán en fuga. Porque Jehová estará yendo aun delante de ustedes, y el Dios de Israel será su retaguardia. 13 ¡Miren! Mi siervo actuará con perspicacia. Estará en puesto alto, y ciertamente será elevado y ensalzado en gran manera. 14 Al grado que muchos han clavado en él la mirada con asombro —tanto más fue la desfiguración en cuanto a su apariencia que la de cualquier otro hombre, y en cuanto a su regia forma que la de los hijos de la humanidad—, 15 él igualmente espantará a muchas naciones. Ante él reyes cerrarán la boca, porque realmente verán lo que no se les había relatado, y tendrán que dirigir su consideración a lo que no habían oído.
53 ¿Quién ha puesto fe en la cosa oída por nosotros? Y en cuanto al brazo de Jehová, ¿a quién ha sido revelado? 2 Y él subirá como una ramita delante de uno, y como una raíz de tierra árida. No tiene forma regia, ni ningún esplendor; y cuando lo veamos, no hay la apariencia que haría que lo deseáramos. 3 Fue despreciado y fue evitado por los hombres, un hombre que era para dolores y para estar familiarizado con la enfermedad. Y hubo como si fuera el ocultar uno su rostro de nosotros. Fue despreciado, y lo consideramos como de ninguna importancia. 4 Verdaderamente nuestras enfermedades fueron las que él mismo llevó; y en cuanto a nuestros dolores, él los cargó. Pero nosotros mismos lo consideramos como plagado, golpeado por Dios y afligido. 5 Pero a él se le estuvo traspasando por nuestra transgresión; se le estuvo aplastando por nuestros errores. El castigo que era para nuestra paz estuvo sobre él, y a causa de sus heridas ha habido una curación para nosotros. 6 Como ovejas todos nosotros hemos andado errantes; cada cual a su propio camino nos hemos dirigido; y Jehová mismo ha hecho que el error de todos nosotros se encuentre con aquel. 7 Estuvo en severa estrechez, y él fue dejando que se le afligiera; no obstante, no abría la boca. Se le fue llevando justamente como una oveja a la degollación; y, como una oveja que delante de sus esquiladores ha enmudecido, él igualmente no abría la boca. 8 A causa de restricción y de juicio fue quitado; y ¿quién se preocupará siquiera con [los detalles de] su generación? Pues fue cortado de la tierra de los vivientes. A causa de la transgresión de mi pueblo sufrió la herida. 9 Y él hará su sepultura hasta con los inicuos, y con la clase rica en su muerte, a pesar de que no había hecho violencia y no hubo engaño en su boca. 10 Pero Jehová mismo se deleitó en aplastarlo; lo enfermó. Si pones su alma como ofrenda por la culpa, él verá su prole, prolongará [sus] días, y en su mano lo que es el deleite de Jehová tendrá éxito. 11 A causa del penoso afán de su alma él verá, quedará satisfecho. Por medio de su conocimiento el justo, mi siervo, traerá una posición de justos a muchas personas; y él mismo cargará los errores de ellas. 12 Por esa razón le daré una porción entre los muchos, y será con los poderosos con quienes él repartirá proporcionalmente el despojo, debido a que derramó su alma hasta la mismísima muerte, y con los transgresores fue contado; y él mismo llevó el mismísimo pecado de muchas personas, y por los transgresores procedió a interponerse.
54 "¡Clama gozosamente, mujer estéril que no diste a luz! Alégrate con clamor gozoso y grita agudamente, tú que no tuviste dolores de parto, porque los hijos de la desolada son más numerosos que los hijos de la mujer que tiene dueño marital —ha dicho Jehová—. 2 Haz más espacioso el lugar de tu tienda. Y que extiendan las telas de tienda de tu magnífico tabernáculo. No te retengas. Alarga tus cuerdas de tienda, y haz fuertes aquellas estacas de tienda tuyas. 3 Porque hacia la derecha y hacia la izquierda prorrumpirás, y tu propia prole tomará posesión hasta de naciones, y habitará aun las ciudades desoladas. 4 No tengas miedo, porque no serás avergonzada; y no te sientas humillada, porque no serás desilusionada. Porque te olvidarás hasta de la vergüenza del tiempo de tu juventud, y del oprobio de tu viudez continua no te acordarás más." 5 "Porque tu Magnífico Hacedor es tu dueño marital, Jehová de los ejércitos por nombre; y el Santo de Israel es tu Recomprador. El Dios de toda la tierra será llamado él. 6 Porque Jehová te llamó como si fueras una esposa dejada por completo y herida en espíritu, y como una esposa del tiempo de la juventud que fue entonces rechazada", ha dicho tu Dios. 7 "Por un momentito te dejé por completo, pero con grandes misericordias te juntaré. 8 Con inundante indignación oculté de ti mi rostro por solo un momento, pero con bondad amorosa hasta tiempo indefinido ciertamente tendré misericordia de ti", ha dicho tu Recomprador, Jehová. 9 "Esto es para mí justamente como los días de Noé. Tal como he jurado que las aguas de Noé no pasarán más sobre la tierra, así he jurado que ciertamente no me indignaré contigo ni te reprenderé. 10 Porque las montañas mismas podrán ser removidas, y las colinas mismas podrán bambolear, pero mi bondad amorosa misma no será removida de ti, ni bamboleará mi pacto mismo de paz", ha dicho Jehová, Aquel que tiene misericordia de ti. 11 "Oh mujer afligida, arrojada por la tormenta, no consolada, aquí voy a colocar tus piedras con argamasa dura, y ciertamente colocaré tu fundamento con zafiros. 12 Y ciertamente haré tus almenajes de rubíes, y tus puertas de piedras relumbrantes como el fuego, y todos tus límites de piedras deleitables. 13 Y todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante. 14 Resultarás estar firmemente establecida en la justicia misma. Estarás lejos de la opresión —pues no temerás— y de cualquier cosa aterradora, porque no se acercará a ti. 15 Si alguien de manera alguna ataca, no será por orden mía. Cualquiera que te ataque caerá aun por causa de ti." 16 "¡Mira! Yo mismo he creado al artífice, el que sopla sobre el fuego de brasas y produce un arma como su hechura. Yo mismo, también, he creado al hombre ruinoso para obra de destrozar. 17 Sea cual sea el arma que se forme contra ti, no tendrá éxito, y sea cual sea la lengua que se levante contra ti en el juicio, la condenarás. Esta es la posesión hereditaria de los siervos de Jehová, y su justicia proviene de mí", es la expresión de Jehová.
55 ¡Oigan, todos ustedes los sedientos! Vengan al agua. ¡Y los que no tienen dinero! Vengan, compren y coman. Sí, vengan, compren vino y leche hasta sin dinero y sin precio. 2 ¿Por qué siguen pagando dinero por lo que no es pan, y por qué es su afán por lo que no resulta en satisfacción? Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno, y halle su alma su deleite exquisito en la grosura misma. 3 Inclinen su oído y vengan a mí. Escuchen, y su alma se mantendrá viva, y prestamente celebraré con ustedes un pacto de duración indefinida respecto a las bondades amorosas para con David, que son fieles. 4 ¡Miren! Lo he dado como testigo a los grupos nacionales, como caudillo y comandante a los grupos nacionales. 5 ¡Mira! A una nación a quien tú no conoces llamarás, y los de una nación que no te han conocido correrán aun a ti, por causa de Jehová tu Dios, y por el Santo de Israel, por cuanto él te habrá hermoseado. 6 Busquen a Jehová mientras pueda ser hallado. Clamen a él mientras resulte estar cerca. 7 Deje el inicuo su camino, y el hombre dañino sus pensamientos; y regrese a Jehová, quien tendrá misericordia de él, y a nuestro Dios, porque él perdonará en gran manera. 8 "Porque los pensamientos de ustedes no son mis pensamientos, ni son mis caminos los caminos de ustedes —es la expresión de Jehová—. 9 Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes. 10 Porque tal como la lluvia fuerte desciende, y la nieve, desde los cielos, y no vuelve a ese lugar, a menos que realmente sature la tierra y la haga producir y brotar, y realmente se dé semilla al sembrador y pan al que come, 11 así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado. 12 "Porque con regocijo saldrán ustedes, y con paz se les hará entrar. Las montañas y las colinas mismas se alegrarán delante de ustedes con clamor gozoso, y todos los mismísimos árboles del campo batirán las manos. 13 En vez del matorral de espinas subirá el enebro. En vez de la ortiga que causa comezón subirá el mirto. Y tendrá que llegar a ser para Jehová algo famoso, una señal hasta tiempo indefinido que no será cortada."
56 Esto es lo que ha dicho Jehová: "Guarden el derecho y hagan lo que es justo. Porque a la mano está mi salvación para entrar, y mi justicia para ser revelada. 2 Feliz es el hombre mortal que hace esto, y el hijo de la humanidad que se ase de ello, que guarda el sábado para no profanarlo, y que guarda su mano para no hacer ninguna clase de maldad. 3 Y no diga el extranjero que se ha unido a Jehová: 'Sin duda Jehová me separará por completo de su pueblo'. Ni diga el eunuco: '¡Mira! Soy un árbol seco'". 4 Porque esto es lo que ha dicho Jehová a los eunucos que guardan mis sábados y que han escogido aquello en que me he deleitado y que están asiéndose de mi pacto: 5 "Ciertamente hasta les daré en mi casa y dentro de mis muros un monumento y un nombre, algo mejor que hijos e hijas. Un nombre hasta tiempo indefinido les daré, uno que no será cortado. 6 "Y a los extranjeros que se han unido a Jehová para ministrarle y para amar el nombre de Jehová, a fin de llegar a ser siervos de él, a todos los que guardan el sábado para no profanarlo, y que se asen de mi pacto, 7 yo también ciertamente los traeré a mi santa montaña y haré que se regocijen dentro de mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán para aceptación sobre mi altar. Porque mi propia casa será llamada hasta casa de oración para todos los pueblos". 8 La expresión del Señor Soberano Jehová, que está juntando a los dispersos de Israel, es: "Juntaré otros a él además de los suyos ya juntados". 9 Todos ustedes, animales salvajes del campo abierto, vengan a comer, todos ustedes, animales salvajes del bosque. 10 Los atalayas de él son ciegos. Ninguno de ellos ha notado. Todos ellos son perros mudos; no pueden ladrar, jadeantes, echados, que aman dormitar. 11 Hasta son perros fuertes en [el deseo del] alma; no han conocido satisfacción. También son pastores que no han sabido entender. Todos ellos se han dirigido a su propio camino, cada uno por su ganancia injusta de su propio confín: 12 "¡Vengan! Tomaré vino; y bebamos licor embriagante hasta el límite. Y mañana ciertamente resultará tal como hoy, magnífico de una manera mucho más grande".
57 El justo mismo ha perecido, pero no hay nadie que ponga [esto] en [su] corazón. Y hombres de bondad amorosa están siendo recogidos [a los muertos], mientras que nadie discierne que a causa de la calamidad ha sido recogido el justo. 2 Él entra en la paz; descansan sobre sus camas, [cada] uno que está andando en derechura. 3 "En cuanto a ustedes, suban acá cerca, hijos de una adivinadora, descendencia de una persona adúltera y de una mujer que comete prostitución: 4 ¿Por quién se divierten con tanta alegría? ¿Contra quién siguen abriendo ancha la boca, siguen sacando la lengua? ¿No son ustedes hijos de la transgresión, descendencia de la falsedad, 5 aquellos que están excitando la pasión entre los árboles grandes, debajo de todo árbol frondoso, degollando a los hijos en los valles torrenciales, debajo de las hendiduras de los peñascos? 6 "Con las piedras lisas del valle torrencial era tu porción. Ellas... ellas eran tu suerte. Además, a ellas derramaste una libación, ofreciste un regalo. ¿Por estas cosas me consolaré yo? 7 Sobre una montaña alta y elevada colocaste tu cama. Allí también subiste para ofrecer sacrificio. 8 Y detrás de la puerta y de la jamba colocaste tu [señal para] memoria. Pues, apartada de mí [te] descubriste y procediste a subir; hiciste espaciosa tu cama. Y para ti misma te pusiste a celebrar [un pacto] con ellos. Amaste una cama con ellos. Contemplaste el miembro viril. 9 Y procediste a descender hacia Mélec con aceite, y seguiste haciendo abundantes tus ungüentos. Y continuaste despachando lejos a tus enviados, de manera que bajaste los asuntos al Seol. 10 En la multitud de tus caminos te has afanado. No has dicho: '¡No hay esperanza!'. Has hallado un reavivamiento de tu propio poder. Por eso no has enfermado. 11 "¿De quién te aterraste y a quién empezaste a temer, de manera que te pusiste a mentir? Pero yo no fui aquel de quien te acordaste. No pusiste nada en tu corazón. ¿No estaba yo guardando silencio y escondiendo los asuntos? De modo que ni siquiera a mí me temías. 12 Yo mismo anunciaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán. 13 Cuando clames por socorro, tu colección de cosas no te librará, sino que un viento se las llevará aun a todas ellas. Una exhalación se las llevará, pero el que se refugia en mí heredará la tierra y tomará posesión de mi santa montaña. 14 Y uno ciertamente dirá: '¡Terraplenen, terraplenen! Despejen el camino. Quiten del camino de mi pueblo todo obstáculo'." 15 Porque esto es lo que ha dicho el Alto y Excelso, que está residiendo para siempre y cuyo nombre es santo: "En la altura y en el lugar santo es donde resido, también con el aplastado y de espíritu humilde, para revivificar el espíritu de los de condición humilde y para revivificar el corazón de los que están siendo aplastados. 16 Porque no contenderé hasta tiempo indefinido, ni estaré indignado perpetuamente; porque a causa de mí el espíritu mismo se pondría endeble, hasta las criaturas que respiran, que yo mismo he hecho. 17 "Por lo erróneo de la ganancia injusta de él me indigné, y procedí a golpearlo, ocultando [mi rostro], mientras estuve indignado. Pero él siguió andando como renegado en el camino de su corazón. 18 He visto sus caminos mismos; y empecé a sanarlo y a conducirlo y a hacer compensación con consuelo para él y para los suyos que estaban de duelo". 19 "Estoy creando el fruto de los labios. Paz continua habrá para el que está lejos y para el que está cerca —ha dicho Jehová—, y ciertamente lo sanaré." 20 "Pero los inicuos son como el mar que está siendo agitado, cuando no puede calmarse, cuyas aguas siguen arrojando alga marina y fango. 21 No hay paz —ha dicho mi Dios— para los inicuos."
Núm. 1: Isaías 56:1-12
56 Esto es lo que ha dicho Jehová: "Guarden el derecho y hagan lo que es justo. Porque a la mano está mi salvación para entrar, y mi justicia para ser revelada. 2 Feliz es el hombre mortal que hace esto, y el hijo de la humanidad que se ase de ello, que guarda el sábado para no profanarlo, y que guarda su mano para no hacer ninguna clase de maldad. 3 Y no diga el extranjero que se ha unido a Jehová: 'Sin duda Jehová me separará por completo de su pueblo'. Ni diga el eunuco: '¡Mira! Soy un árbol seco'". 4 Porque esto es lo que ha dicho Jehová a los eunucos que guardan mis sábados y que han escogido aquello en que me he deleitado y que están asiéndose de mi pacto: 5 "Ciertamente hasta les daré en mi casa y dentro de mis muros un monumento y un nombre, algo mejor que hijos e hijas. Un nombre hasta tiempo indefinido les daré, uno que no será cortado. 6 "Y a los extranjeros que se han unido a Jehová para ministrarle y para amar el nombre de Jehová, a fin de llegar a ser siervos de él, a todos los que guardan el sábado para no profanarlo, y que se asen de mi pacto, 7 yo también ciertamente los traeré a mi santa montaña y haré que se regocijen dentro de mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán para aceptación sobre mi altar. Porque mi propia casa será llamada hasta casa de oración para todos los pueblos". 8 La expresión del Señor Soberano Jehová, que está juntando a los dispersos de Israel, es: "Juntaré otros a él además de los suyos ya juntados". 9 Todos ustedes, animales salvajes del campo abierto, vengan a comer, todos ustedes, animales salvajes del bosque. 10 Los atalayas de él son ciegos. Ninguno de ellos ha notado. Todos ellos son perros mudos; no pueden ladrar, jadeantes, echados, que aman dormitar. 11 Hasta son perros fuertes en [el deseo del] alma; no han conocido satisfacción. También son pastores que no han sabido entender. Todos ellos se han dirigido a su propio camino, cada uno por su ganancia injusta de su propio confín: 12 "¡Vengan! Tomaré vino; y bebamos licor embriagante hasta el límite. Y mañana ciertamente resultará tal como hoy, magnífico de una manera mucho más grande".
Núm. 2: ¿Qué aprendemos del ejemplo de lealtad incondicional de Pedro? (Juan 6:68, 69)
(Juan 6:68-69) Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna; 69 y nosotros hemos creído y llegado a conocer que tú eres el Santo de Dios".
*** w10 1/1 págs. 24-27 Un hombre de lealtad incondicional ***
Ejemplos de fe
Un hombre de lealtad incondicional
PEDRO miraba con preocupación las caras de quienes escuchaban a Jesús. Se encontraban en la sinagoga de Capernaum, la ciudad donde vivían tanto Pedro como sus familiares, sus amigos y sus compañeros de trabajo. Su negocio de pesca también estaba allí, a orillas del mar de Galilea. Sin duda, Pedro deseaba que toda aquella gente compartiera con él la emoción de escuchar al mismísimo Jesús, el mejor maestro de la historia, hablándoles del Reino de Dios. Sin embargo, parecía que las cosas no iban a salir como Pedro esperaba.
De hecho, muchos habían dejado de prestar atención. Algunos incluso estaban murmurando y criticando descaradamente el mensaje de Jesús. Pero lo que más inquietaba a Pedro era que algunos de los discípulos de Cristo tampoco parecían cómodos. Sus rostros ya no reflejaban la alegría de estar aprendiendo la verdad. Se los veía claramente molestos. Varios de ellos afirmaron que el discurso de Jesús era ofensivo, se negaron a seguir escuchando y se marcharon de allí. Es más, a partir de ese momento dejaron de seguir a Jesús.
A Pedro y a los demás apóstoles también les costó asimilar las palabras de su Maestro. Seguramente Pedro se daba cuenta de que, tomadas al pie de la letra, podrían resultar ofensivas. ¿Qué haría él? No era la primera vez que se ponía a prueba su lealtad a Jesús, y tampoco sería la última. Veamos, pues, cómo logró este hombre superar las pruebas de fe y mantenerse leal.
Cuando los demás no fueron leales
En realidad, fueron muchas las ocasiones en las que las palabras y reacciones de Jesús dejaron desconcertado a Pedro. El día anterior, por ejemplo, después de haber alimentado milagrosamente a varios miles de personas, intentaron nombrarlo rey, pero él no lo permitió. Luego ordenó a sus discípulos que subieran a una barca y se dirigieran a Capernaum. Esa misma noche, mientras navegaban, volvieron a quedarse admirados al ver a Jesús caminar hacia ellos sobre las aguas del mar de Galilea en medio de una tormenta. En aquella ocasión, también le enseñó a Pedro una importante lección sobre la fe.
Al amanecer se dieron cuenta de que la multitud los había seguido. Y ¿qué hizo Jesús? Reprendió a la gente, pues lo que buscaban no era aprender verdades espirituales, sino recibir más comida milagrosamente. En la sinagoga de Capernaum, Jesús continuó hablando del asunto y les transmitió una compleja pero importante enseñanza. Sin embargo, su explicación volvió a dejarlos a todos sorprendidos.
Jesús quería que aquellas personas cambiaran su actitud materialista, que comprendieran que tenían ante sí al enviado de Dios, quien entregaría su vida para darle a la humanidad la posibilidad de vivir para siempre. Para lograrlo, Jesús se comparó a sí mismo al maná, el pan que cayó del cielo en los días de Moisés. Como vio que algunos lo criticaban, añadió una gráfica comparación: explicó que para obtener la vida era necesario comer su carne y beber su sangre. Fue entonces cuando, como vimos al principio, muchos se molestaron y decidieron abandonarlo. Dijeron: "Este discurso es ofensivo; ¿quién puede escucharlo?" (Juan 6:48-60, 66).
¿Reaccionó igual Pedro? Es probable que también se sintiera confundido, pues aún no había comprendido que Jesús tenía que morir para cumplir la voluntad de Dios. Con todo, no se marchó con aquellos discípulos tan susceptibles. Sin duda, había algo en lo que Pedro era muy diferente a ellos. ¿Qué era? Sigamos analizando el relato.
Jesús les preguntó a los apóstoles: "Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?" (Juan 6:67). Aunque la pregunta iba dirigida a los doce, fue Pedro quien respondió. Solía ser así, no sabemos si porque tal vez era el mayor de todos o, sencillamente, porque era incapaz de callar lo que sentía. Y su respuesta fue de lo más memorable: "Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna" (Juan 6:68).
¡Qué conmovedor! Es obvio que su fe en Jesús le había hecho cultivar una valiosa cualidad: la lealtad. Pedro tenía claro que Jesús era el único Salvador y que su vida dependía de que escuchara esas enseñanzas sobre el Reino de Dios. Y aunque no siempre entendiera todo lo que Jesús decía, no había otro modo de obtener el favor de Dios y recibir la vida eterna.
¿Opina usted lo mismo? Hoy día, muchas personas afirman que aman a Jesús pero, por desgracia, no son leales de verdad. Ser realmente leal a Cristo implica ver sus enseñanzas como las veía Pedro. Hay que esforzarse por aprenderlas, comprenderlas y vivirlas, aun cuando algunas de ellas nos sorprendan o no encajen con nuestras preferencias personales. La lealtad es el único camino para recibir la vida eterna que Jesús nos ofreció.
Cuando fue corregido
Poco después, Jesús partió con los apóstoles y otros discípulos en un largo viaje hacia el norte. La cumbre nevada del monte Hermón, ubicado en la frontera norte de la Tierra Prometida, podía verse desde las azules aguas del mar de Galilea. A medida que se acercaban, la montaña iba creciendo ante sus ojos, mientras subían por el camino que les llevaba hasta las aldeas cercanas a Cesarea de Filipo. Fue en ese lugar, con una inmejorable vista de la Tierra Prometida a sus pies, donde Jesús les planteó a sus discípulos una cuestión crucial.
"¿Quién dicen las muchedumbres que soy?", preguntó. Nos imaginamos a Pedro clavando su mirada en los bondadosos ojos de su Maestro, consciente de su extraordinaria inteligencia. Jesús quería averiguar a qué conclusión habían llegado las personas a las que había hablado. Los discípulos le contaron algunos de los rumores que circulaban sobre su identidad. Con todo, Jesús deseaba indagar más, quería saber si sus discípulos más allegados también los habían creído. Por eso insistió: "Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?" (Lucas 9:18-22).
De nuevo, Pedro no lo pensó ni un segundo antes de contestar. Su respuesta expresó el sentir de muchos de los presentes: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo". Seguramente con una sonrisa, Jesús lo felicitó complacido y le explicó que es Jehová Dios —y no el hombre— quien revela esa importante verdad a sus siervos fieles. En efecto, Jehová le había permitido a Pedro comprender una de las enseñanzas divinas más importantes que se hayan revelado jamás: la identidad del Cristo, el Mesías prometido (Mateo 16:16, 17).
Las Escrituras se habían referido a Cristo como "la piedra que los edificadores rechazaron" (Salmo 118:22; Lucas 20:17). Teniendo presentes esta y otras profecías, Jesús reveló que Jehová fundaría una congregación sobre la piedra (o masa rocosa) que Pedro acababa de identificar. A continuación, le confirió a Pedro un gran honor dentro de dicha congregación. No le dio un puesto superior al de los otros apóstoles —como algunos afirman—, sino que le otorgó importantes responsabilidades. El relato indica que le prometió "las llaves del reino" (Mateo 16:19). Es decir, le encargó abrir las puertas de entrada al Reino de Dios primero a los judíos, luego a los samaritanos y, finalmente, a los gentiles (los no judíos).
Eso sí, Jesús advirtió posteriormente que se exigiría más de quienes recibieran más responsabilidades, y poco después, Pedro comprobó cuánta razón tenía (Lucas 12:48). Jesús siguió explicando verdades sobre el Mesías, como que pronto sería torturado y asesinado en Jerusalén. Pero a Pedro le disgustó tanto escuchar aquello que lo llevó aparte y lo reprendió: "Sé bondadoso contigo mismo, Señor; tú absolutamente no tendrás este destino" (Mateo 16:21, 22).
Por supuesto, lo dijo con la mejor intención del mundo. Por eso, debió quedarse atónito cuando Jesús le dio la espalda y, mirando a los demás discípulos —quienes tal vez opinaran como Pedro—, exclamó: "¡Ponte detrás de mí, Satanás! Me eres un tropiezo, porque no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres" (Mateo 16:23; Marcos 8:32, 33). Todos podemos aprender mucho de la respuesta de Jesús. Admitámoslo: es muy fácil que nuestra mentalidad humana desplace a la espiritual. Y si no vigilamos nuestros comentarios, sin quererlo podríamos ponernos del lado de Satanás, aun cuando nuestra intención sea contribuir a la voluntad de Dios. Pero volvamos al relato de Pedro y veamos cómo reaccionó ante aquella reprensión.
Pedro comprendía que Cristo no estaba hablando literalmente cuando lo llamó "Satanás". A fin de cuentas, cuando Jesús se dirigía al Diablo, lo hacía en otros términos. En cierta ocasión, por ejemplo, le dijo: "Vete", mientras que a Pedro le dijo: "Ponte detrás de mí" (Mateo 4:10). Por tanto, no estaba rechazando a Pedro como apóstol, pues veía su buen corazón y su potencial; sencillamente estaba corrigiendo su forma de pensar. En otras palabras, el Maestro le estaba pidiendo que dejara de estorbarle el paso y que se colocara detrás de él para seguirlo y apoyarlo.
En lugar de ofenderse o replicarle, Pedro fue humilde y aceptó la corrección. ¡Cuánto podemos aprender los cristianos de este hombre tan leal! Todos necesitamos que nos corrijan de vez en cuando, pero si queremos que eso nos sirva para acercarnos más a Jesucristo y a su Padre, Jehová Dios, debemos aceptar la disciplina y aprender la lección (Proverbios 4:13).
Núm. 3: * ¿Aprueba la Biblia la poligamia? (rs pág. 236 párr. 2—pág. 237 párr. 2)
*** rs pág. 236 - pág. 237 Matrimonio ***
¿Puede alguien practicar la poligamia si la ley de su localidad la permite?
1 Tim. 3:2, 12: "El superintendente por lo tanto debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer [...] Que los siervos ministeriales sean esposos de una sola mujer." (A estos hombres no solo se les confió cierta responsabilidad, sino que ellos eran también ejemplos que otros de la congregación cristiana habían de imitar.)
1 Cor. 7:2: "A causa de la ocurrencia común de la fornicación, que cada hombre tenga su propia esposa y que cada mujer tenga su propio esposo." (Aquí no se hace ninguna concesión para que alguno de ellos tuviera varios cónyuges.)
¿Por qué permitió Dios que Abrahán, Jacob y Salomón tuvieran cada uno más de una esposa?
Jehová no es el autor de la poligamia. Dio a Adán solamente una esposa. Más tarde, Lamec, descendiente de Caín, tomó para sí dos esposas (Gén. 4:19). Con el tiempo otros imitaron su ejemplo, y algunos tomaron como concubinas a esclavas. Dios toleró la práctica, y bajo la Ley de Moisés hasta estableció medidas para asegurar que se tratara debidamente a las mujeres que estuvieran en tal relación. Hizo esto hasta que se estableció la congregación cristiana, pero entonces requirió que Sus siervos volvieran a la norma que él mismo había instituido en Edén.
En cuanto a Abrahán, él tomó a Sarai (Sara) como esposa. Cuando ella tenía unos 75 años de edad y creía que nunca tendría un hijo, ella pidió a su esposo que tuviera relaciones con la sirvienta suya para que Sarai pudiera tener un hijo legal mediante ella. Abrahán lo hizo, pero esto ocasionó graves desavenencias en su casa (Gén. 16:1-4). Jehová cumplió su promesa a Abrahán respecto a una "descendencia" cuando, posteriormente, de manera milagrosa hizo que Sara misma llegara a estar embarazada (Gén. 18:9-14). No fue sino hasta después de la muerte de Sara cuando Abrahán tomó otra esposa. (Gén. 23:2; 25:1.)
Jacob llegó a ser polígamo debido a que su suegro lo engañó. La poligamia no era lo que Jacob tenía presente cuando fue a buscar una esposa en Padán-aram. El registro bíblico suministra suficientes detalles acerca de la desdichada rivalidad entre sus esposas. (Gén. 29:18–30:24.)
Se sabe muy bien que Salomón tuvo muchas esposas, al igual que concubinas. Pero no todo el mundo está al tanto de que, al hacer esto, él estaba violando el mandamiento que Jehová había dado claramente en cuanto a que el rey "tampoco debe [...] multiplicarse esposas, para que no se desvíe su corazón" (Deu. 17:17). También debe notarse que, debido a la influencia de sus esposas extranjeras, Salomón se volvió a la adoración de dioses falsos y "empezó a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová [...] Y Jehová llegó a estar enojado con Salomón". (1 Rey. 11:1-9.)
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