Lectura de la Biblia: Isaías 34 a 37
Núm. 1: Isaías 35:1-10
Núm. 2: Jehová merece nuestra confianza (Sal. 25:1-5)
Núm. 3: ¿En qué se basa nuestra esperanza de vivir para siempre? (rs pág. 432 párrs. 5-7)
(Isaías 34:1-37:38)
34 Acérquense, naciones, para oír; y ustedes los grupos nacionales, presten atención. Escuche la tierra y lo que la llena, la tierra productiva y todo su producto. 2 Porque Jehová tiene indignación contra todas las naciones, y furia contra todo el ejército de ellas. Tiene que darlos por entero a la destrucción; tiene que darlos al degüello. 3 Y sus muertos serán echados afuera; y en cuanto a sus cadáveres, su hedor ascenderá; y las montañas tienen que derretirse a causa de su sangre. 4 Y todos los del ejército de los cielos tienen que podrirse. Y los cielos tienen que enrollarse, justamente como el rollo de un libro; y todo su ejército se marchitará y se deshará, tal como el follaje se marchita [y cae] de la vid, y como un [higo] marchito de la higuera. 5 "Porque en los cielos mi espada ciertamente se empapará. ¡Miren! Sobre Edom descenderá, y sobre el pueblo que tengo dado por entero a la destrucción en justicia. 6 Jehová tiene una espada; esta tiene que llenarse de sangre; tiene que hacerse mantecosa con la grasa, con la sangre de carneros jóvenes y machos cabríos, con la grasa de los riñones de carneros. Porque Jehová tiene un sacrificio en Bozrá, y una gran degollación en la tierra de Edom. 7 Y los toros salvajes tienen que bajar con ellos, y toros jóvenes con los poderosos; y su tierra tiene que estar empapada de sangre, y su mismísimo polvo se hará mantecoso con la grasa." 8 Porque Jehová tiene un día de venganza, un año de retribuciones para la causa judicial respecto a Sión. 9 Y los torrentes de ella tienen que cambiarse en pez, y su polvo en azufre; y su tierra tiene que llegar a ser como pez ardiente. 10 Ni de noche ni de día se extinguirá; hasta tiempo indefinido su humo seguirá ascendiendo. De generación en generación quedará abrasada; para siempre jamás, nadie irá pasando por ella. 11 Y el pelícano y el puerco espín tienen que tomar posesión de ella, y los búhos chicos y los cuervos mismos residirán en ella; y él tiene que extender sobre ella el cordel de medir de lo vacío y las piedras de lo desierto. 12 Sus nobles... no hay ninguno allí a quien llamen a la gobernación real misma, y todos sus mismísimos príncipes llegarán a ser nada. 13 Sobre sus torres de habitación tienen que subir espinos, ortigas y yerbajo espinoso en sus lugares fortificados; y ella tiene que llegar a ser un lugar de habitación de chacales, el patio para los avestruces. 14 Y los frecuentadores de regiones áridas tienen que encontrarse con animales aulladores, y hasta el demonio de forma de cabra llamará a su compañero. Sí, allí la chotacabras ciertamente tendrá su reposo y hallará para sí un lugar de descanso. 15 Allí la culebra veloz ha hecho su nido y pone [huevos], y [los] tiene que empollar y recoger debajo de su sombra. Sí, allí tienen que juntarse los milanos, cada cual con su compañera. 16 Escudriñen ustedes mismos en el libro de Jehová y lean en [voz] alta: no ha faltado ninguno de ellos; realmente no dejan de tener cada cual su compañera, porque es la boca de Jehová la que ha dado el mandato, y es su espíritu lo que los ha juntado. 17 Y Él es quien les ha echado la suerte, y su propia mano les ha repartido proporcionalmente el lugar por el cordel de medir. Hasta tiempo indefinido tomarán posesión de él; por generación tras generación residirán en él.
35 El desierto y la región árida se alborozarán, y la llanura desértica estará gozosa, y florecerá como el azafrán. 2 Sin falta florecerá, y realmente estará gozosa con gozo y con alegre gritería. La gloria del Líbano mismo tendrá que serle dada, el esplendor del Carmelo y de Sarón. Habrá los que verán la gloria de Jehová, el esplendor de nuestro Dios. 3 Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas vacilantes. 4 Digan a los que están ansiosos de corazón: "Sean fuertes. No tengan miedo. ¡Miren! Su propio Dios vendrá con venganza misma, Dios aun con un pago. Él mismo vendrá y los salvará". 5 En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas, y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para [ellos], habrá hierba verde con cañas y papiros. 8 Y ciertamente llegará a haber una calzada allí, aun un camino; y será llamada el Camino de la Santidad. El inmundo no pasará por ella. Y será para el que anda por el camino, y ningún tonto andará errante [por ella]. 9 Ningún león resultará estar allí, y las bestias salvajes de las rapaces no subirán a él. Ninguna será hallada allí; y los que hayan sido recomprados tendrán que andar [allí]. 10 Y los mismísimos redimidos por Jehová volverán y ciertamente vendrán a Sión con clamor gozoso; y habrá regocijo hasta tiempo indefinido sobre la cabeza de ellos. Alborozo y regocijo alcanzarán, y el desconsuelo y el suspirar tendrán que huir.
36 Ahora bien, en el año catorce del rey Ezequías aconteció que Senaquerib el rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y procedió a apoderarse de ellas. 2 Y el rey de Asiria por fin envió a Rabsaqué desde Lakís a Jerusalén, al rey Ezequías, con una pesada fuerza militar, y él procedió a detenerse junto al conducto del estanque superior, en la calzada del campo del lavandero. 3 Entonces salieron a él Eliaquim hijo de Hilquías, que estaba sobre la casa, y Sebná el secretario, y Joah hijo de Asaf el registrador. 4 Por consiguiente, Rabsaqué les dijo: "Por favor, digan a Ezequías: 'Esto es lo que ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: "¿Qué es esta confianza en que has confiado? 5 Has dicho (pero es la palabra de labios): 'Hay consejo y poderío para la guerra'. Ahora bien, ¿en quién has cifrado confianza, para que te hayas rebelado contra mí? 6 ¡Mira! Has confiado en el sostén de esta caña quebrantada, en Egipto, la cual, si un hombre se apoyara en ella, ciertamente entraría en la palma de su mano y la traspasaría. Así es Faraón el rey de Egipto para todos los que cifran su confianza en él. 7 Y en caso de que me digas: 'Es en Jehová nuestro Dios en quien hemos confiado', ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado, mientras dice a Judá y Jerusalén: 'Ante este altar deben inclinarse'?"'. 8 Ahora, pues, sírvete hacer una apuesta con mi señor el rey de Asiria, y déjame darte dos mil caballos, [para ver] si puedes, por tu parte, poner jinetes sobre ellos. 9 ¿Cómo, pues, podrías volver atrás el rostro de un solo gobernador de los siervos más pequeños de mi señor, mientras tú, por tu parte, cifras tu confianza en Egipto por carros y por hombres de a caballo? 10 Y ahora, ¿será sin autorización de parte de Jehová como he subido contra este país para arruinarlo? Jehová mismo me dijo: 'Sube contra este país, y tienes que arruinarlo'". 11 Ante esto, Eliaquim y Sebná y Joah dijeron a Rabsaqué: "Habla, por favor, a tus siervos en el lenguaje siríaco, porque estamos escuchando; y no nos hables en el lenguaje de los judíos a oídos de la gente que está sobre el muro". 12 Pero Rabsaqué dijo: "¿Acaso es a tu señor y a ti a quienes me ha enviado mi señor a hablar estas palabras? ¿No es a los hombres que se hallan sentados sobre el muro, para que ellos coman su propio excremento y beban sus propios orines con ustedes?". 13 Y Rabsaqué continuó de pie y clamando en alta voz en el lenguaje de los judíos, y pasó a decir: "Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria. 14 Esto es lo que ha dicho el rey: 'No los engañe Ezequías, porque él no puede librarlos. 15 Y no los haga confiar Ezequías en Jehová, diciendo: "Sin falta Jehová nos librará. Esta ciudad no será dada en la mano del rey de Asiria". 16 No escuchen a Ezequías, porque esto es lo que ha dicho el rey de Asiria: "Háganme una capitulación y salgan a mí, y coma cada cual de su propia vid y cada cual de su propia higuera, y beba cada cual el agua de su propia cisterna, 17 hasta que yo venga y realmente los lleve a una tierra semejante a su propia tierra, una tierra de grano y vino nuevo, una tierra de pan y viñas; 18 para que Ezequías no los ilusione, diciendo: 'Jehová mismo nos librará'. ¿Acaso los dioses de las naciones han librado cada cual a su propio país de la mano del rey de Asiria? 19 ¿Dónde están los dioses de Hamat y Arpad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim? ¿Y han librado ellos a Samaria de mi mano? 20 ¿Quiénes hay entre todos los dioses de estos países que hayan librado su país de mi mano, para que Jehová libre a Jerusalén de mi mano?"'". 21 Y ellos continuaron callados y no le respondieron palabra, pues fue el mandamiento del rey, que dijo: "No deben contestarle". 22 Pero Eliaquim hijo de Hilquías, que estaba sobre la casa, y Sebná el secretario, y Joah hijo de Asaf el registrador llegaron a donde Ezequías con sus prendas de vestir rasgadas, y le refirieron las palabras de Rabsaqué.
37 Y aconteció que, tan pronto como el rey Ezequías lo oyó, inmediatamente rasgó sus prendas de vestir y se cubrió de saco y entró en la casa de Jehová. 2 Además, envió a Eliaquim, que estaba sobre la casa, y a Sebná el secretario, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de saco, a Isaías hijo de Amoz el profeta. 3 Y ellos procedieron a decirle: "Esto es lo que ha dicho Ezequías: 'Este día es día de angustia y de reprensión y de insolencia desdeñosa, porque los hijos han llegado hasta la boca de la matriz, y no hay poder para dar a luz. 4 Tal vez Jehová tu Dios oiga las palabras de Rabsaqué, a quien el rey de Asiria su señor envió para desafiar con escarnio al Dios vivo, y realmente le pida cuenta por las palabras que Jehová tu Dios ha oído. Y tienes que elevar oración a favor del resto que se puede hallar'". 5 De manera que los siervos del rey Ezequías entraron a donde Isaías. 6 Entonces Isaías les dijo: "Esto es lo que deben decir a su señor: 'Esto es lo que ha dicho Jehová: "No tengas miedo a causa de las palabras que has oído, con las cuales hablaron injuriosamente de mí los servidores del rey de Asiria. 7 Mira, voy a poner en él un espíritu, y tendrá que oír un informe y regresar a su propia tierra; y ciertamente haré que caiga a espada en su propia tierra"'". 8 Después de aquello Rabsaqué regresó y halló al rey de Asiria peleando contra Libná, pues había oído que este había partido de Lakís. 9 Ahora oyó decir respecto a Tirhaqá el rey de Etiopía: "Ha salido a pelear contra ti". Cuando lo oyó, al instante envió mensajeros a Ezequías, diciendo: 10 "Esto es lo que ustedes deben decir a Ezequías el rey de Judá: 'No te engañe tu Dios en quien estás confiando, diciendo: "Jerusalén no será dada en la mano del rey de Asiria". 11 ¡Mira! Tú mismo has oído lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países al darlos por entero a la destrucción, ¿y acaso tú mismo serás librado? 12 ¿Acaso los dioses de las naciones que mis antepasados arruinaron las han librado, aun a Gozán y a Harán y a Rézef y a los hijos de Edén que estaban en Tel-asar? 13 ¿Dónde está el rey de Hamat y el rey de Arpad y el rey de la ciudad de Sefarvaim... de Hená y de Ivá?'". 14 Entonces Ezequías tomó las cartas de la mano de los mensajeros y las leyó, después de lo cual Ezequías subió a la casa de Jehová y extendió aquello delante de Jehová. 15 Y Ezequías se puso a orar a Jehová, diciendo: 16 "Oh Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, sentado sobre los querubines, tú solo eres el Dios [verdadero] de todos los reinos de la tierra. Tú mismo has hecho los cielos y la tierra. 17 Inclina tu oído, oh Jehová, y oye. Abre tus ojos, oh Jehová, y ve, y oye todas las palabras de Senaquerib que él ha enviado para desafiar con escarnio al Dios vivo. 18 Es un hecho, oh Jehová, que los reyes de Asiria han devastado todas las tierras, y su propia tierra. 19 Y hubo una entrega de sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino la hechura de manos de hombre, madera y piedra, de modo que los destruyeron. 20 Y ahora, oh Jehová nuestro Dios, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que tú, oh Jehová, eres [Dios], tú solo". 21 E Isaías hijo de Amoz procedió a enviar a decir a Ezequías: "Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: 'Porque me has orado respecto a Senaquerib el rey de Asiria, 22 esta es la palabra que Jehová ha hablado contra él: "La virgen hija de Sión te ha despreciado, te ha hecho escarnio. Detrás de ti la hija de Jerusalén ha meneado [la] cabeza. 23 ¿A quién has desafiado con escarnio, y de quién has hablado injuriosamente? ¿Y contra quién has alzado [la] voz y levantas en alto los ojos? ¡Es contra el Santo de Israel! 24 Por medio de tus siervos has desafiado con escarnio a Jehová, y dices: 'Con la multitud de mis carros de guerra yo mismo... yo ciertamente ascenderé a la altura de regiones montañosas, las partes más remotas del Líbano; y cortaré sus cedros encumbrados, sus enebros selectos. Y entraré en su altura final, el bosque de su huerto. 25 Yo mismo ciertamente cavaré y beberé aguas, y secaré con las plantas de mis pies todos los canales del Nilo de Egipto'. 26 ¿No has oído? Desde tiempos remotos es lo que ciertamente haré. Desde días pasados aun lo he formado. Ahora ciertamente lo haré entrar. Y tú servirás para hacer que ciudades fortificadas queden desoladas como montones de ruinas. 27 Y sus habitantes se hallarán débiles de mano; simplemente estarán aterrorizados y avergonzados. Tienen que llegar a ser como la vegetación del campo y tierna hierba verde, hierba de los techos y de la terraza ante el viento del este. 28 Y tu sentarte quieto y tu salir y tu entrar conozco bien, y tu excitarte contra mí, 29 porque tu excitarte contra mí y tu rugido han subido y entrado en mis oídos. Y ciertamente pondré mi garfio en tu nariz y mi freno entre tus labios, y realmente te conduciré de vuelta por el camino por el cual has venido". 30 "'Y esta será la señal para ti: Este año habrá un comer de lo que crece de los granos caídos, y en el segundo año, grano que brota de sí mismo; pero en el tercer año siembren, y sieguen, y planten viñas y coman su fruto. 31 Y los que escapen de la casa de Judá, los que queden, ciertamente echarán raíces hacia abajo y producirán fruto hacia arriba. 32 Porque de Jerusalén saldrá un resto, y los que escapen del monte Sión. El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto. 33 "'Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová respecto al rey de Asiria: "No entrará en esta ciudad, ni disparará allí una flecha, ni se presentará contra ella con escudo, ni alzará contra ella cerco de sitiar"'. 34 "'Por el camino por el cual vino, regresará, y en esta ciudad no entrará —es la expresión de Jehová—. 35 Y ciertamente defenderé esta ciudad para salvarla por causa de mí mismo y por causa de David mi siervo'". 36 Y el ángel de Jehová procedió a salir y a derribar a ciento ochenta y cinco mil [hombres] en el campamento de los asirios. Cuando la gente se levantó muy de mañana, pues, allí estaban todos, cadáveres muertos. 37 Por eso Senaquerib el rey de Asiria partió y se fue y regresó, y se puso a morar en Nínive. 38 Y aconteció que, mientras se inclinaba en la casa de Nisroc su dios, Adramélec y Sarézer, sus propios hijos, lo derribaron a espada, y ellos mismos escaparon a la tierra de Ararat. Y Esar-hadón su hijo empezó a reinar en lugar de él.
Núm. 1: Isaías 35:1-10
35 El desierto y la región árida se alborozarán, y la llanura desértica estará gozosa, y florecerá como el azafrán. 2 Sin falta florecerá, y realmente estará gozosa con gozo y con alegre gritería. La gloria del Líbano mismo tendrá que serle dada, el esplendor del Carmelo y de Sarón. Habrá los que verán la gloria de Jehová, el esplendor de nuestro Dios. 3 Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas vacilantes. 4 Digan a los que están ansiosos de corazón: "Sean fuertes. No tengan miedo. ¡Miren! Su propio Dios vendrá con venganza misma, Dios aun con un pago. Él mismo vendrá y los salvará". 5 En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas, y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para [ellos], habrá hierba verde con cañas y papiros. 8 Y ciertamente llegará a haber una calzada allí, aun un camino; y será llamada el Camino de la Santidad. El inmundo no pasará por ella. Y será para el que anda por el camino, y ningún tonto andará errante [por ella]. 9 Ningún león resultará estar allí, y las bestias salvajes de las rapaces no subirán a él. Ninguna será hallada allí; y los que hayan sido recomprados tendrán que andar [allí]. 10 Y los mismísimos redimidos por Jehová volverán y ciertamente vendrán a Sión con clamor gozoso; y habrá regocijo hasta tiempo indefinido sobre la cabeza de ellos. Alborozo y regocijo alcanzarán, y el desconsuelo y el suspirar tendrán que huir.
Núm. 2: Jehová merece nuestra confianza (Sal. 25:1-5)
(Salmo 25:1-5) A ti, oh Jehová, levanto mi alma misma. 2 Oh Dios mío, en ti he cifrado mi confianza; oh, no sea yo avergonzado. No se alborocen mis enemigos sobre mí. 3 También, ninguno de los que esperan en ti quedará avergonzado. Quedarán avergonzados los que obran traidoramente sin éxito. 4 Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas. 5 Hazme andar en tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios de salvación. En ti he esperado todo el día.
*** w01 15/10 pág. 21 párr. 17 Preparemos el corazón para que agrade a Jehová ***
17 "Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento", aconsejó el rey Salomón (Proverbios 3:5). La persona que confía en Jehová sabe que todo lo que él pide o manda en su Palabra es siempre bueno (Isaías 48:17). No hay duda de que Jehová merece nuestra confianza absoluta, ya que es capaz de cumplir cuanto se ha propuesto (Isaías 40:26, 29). Es más, su propio nombre significa "Él Hace que Llegue a Ser", lo cual fortalece nuestra certidumbre de que cumplirá sus promesas. Él es "justo en todos sus caminos, y leal en todas sus obras" (Salmo 145:17). Claro está, para cultivar esta confianza, tenemos que "gust[ar] y ve[r] que Jehová es bueno" aplicando en la vida lo que aprendemos en la Biblia y reflexionando sobre los beneficios que eso nos reporta (Salmo 34:8).
*** w76 15/5 pág. 316 Un Dios que merece nuestra confianza ***
RARA vez se puede confiar en las las promesas humanas. A pesar de esto, todavía hay personas en quienes confiamos. ¿Por qué? Nuestra confianza se basa principalmente en el registro que se han hecho de ser confiables y fidedignas. Sabemos que una variedad de cosas podría impedirles que llevaran a cabo lo que han prometido. Pero no permitimos que estas posibilidades impidan que confiemos en ellas.
¿Qué hay de nuestro Creador? ¿No merece mucho mayor confianza? Sí, él nos ha dado base para estar seguros de que nada impedirá jamás el cumplimiento de ninguna promesa suya. En el registro pasado de Jehová Dios como Cumplidor de su palabra no se encuentra siquiera una sola falta. Considere el caso de los israelitas en el tiempo de Josué. Ellos fueron testigos del cumplimiento de la promesa de Dios de que se les daría la tierra de Canaán... una promesa que se le había hecho a Abrahán el antepasado de ellos más de cuatrocientos años antes. (Gén. 15:13-21) También, en cumplimiento de la promesa que Dios les hizo por medio de Moisés, y con la ayuda y protección que Dios les dio, lograron tomar posesión de Canaán a pesar de la feroz oposición de naciones más fuertes. (Deu. 7:17-21; 11:23)
Reflexionando en lo que Jehová Dios había efectuado, Josué pudo decir a los israelitas: "No falló ni una promesa de toda la buena promesa que le había hecho Jehová a la casa de Israel;; todo se realizó."—Jos. 21:45.
NINGÚN OBSTÁCULO PUEDE DETENER EL CUMPLIMIENTO
¡Qué diferente es el caso cuando se trata del hombre! A menos que pueda cumplir lo que ha prometido dentro de un tiempo comparativamente corto, acontecimientos imprevistos pudieran impedirle para siempre hacerlo. Su palabra de promesa podría convertirse en palabra muerta. Pero en el caso del Dios eterno, su palabra de promesa siempre es 'viva y poderosa.' (Heb. 4:12) Nada puede impedir que se lleve a cabo.
Por medio de su profeta Isaías (55:10, 11), Jehová declaró: "Tal como la lluvia fuerte desciende, y la nieve, desde los cielos y no vuelve a ese lugar, a menos que realmente sature la tierra y la haga producir y brotar, y realmente se dé semilla al sembrador y pan al que come, así resultará ser mi palabra que sale de mi boca.No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado."
Una vez que la lluvia o la nieve empieza a caer, ¿quién puede impedir que la precipitación penetre por filtración en el suelo? El agua que desciende en forma de nieve o lluvia de seguro efectúa su propósito. Combinándose con nutrimentos del suelo, suministra lo que las plantas necesitan para crecer y producir fruto. En el caso del grano, parte de la semilla que se produce se puede apartar para sembrarla en la siguiente temporada y una porción mucho más grande puede ser molida y convertida en harina para hacer pan. De esta manera se realiza el propósito final de la precipitación.
Núm. 3: ¿En qué se basa nuestra esperanza de vivir para siempre? (rs pág. 432 párrs. 5-7)
*** rs pág. 432 párr. 5-7 Vida ***
¿Sobre qué base puede alguien esperar tener más que su breve existencia humana actual?
Mat. 20:28: "El Hijo del hombre [Jesucristo] no vino para que se le sirviera, sino para servir y para dar su alma en rescate en cambio por muchos."
Juan 3:16: "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna."
Heb. 5:9: "Después de haber sido hecho perfecto [Jesucristo] vino a ser responsable por la salvación eterna para todos los que le obedecen." (También Juan 3:36.)
*** w97 15/8 págs. 13-14 párrs. 4-12 ¿Vivimos para el presente, o para un futuro eterno? ***
Fundamentos para creer en la vida eterna
7 Podemos tener la seguridad de que la esperanza de la vida eterna no es un sueño ni una fantasía humana. Como dice Tito 1:2, nuestra devoción piadosa se basa en "una esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración". El propósito original de Dios para todos los seres humanos obedientes era que vivieran por siempre. (Génesis 1:28.) Nada puede frustrar este propósito, ni siquiera la rebelión de Adán y Eva. Como dice Génesis 3:15, Dios prometió inmediatamente una "descendencia" que desharía todo el daño causado a la humanidad. Cuando llegó la "descendencia", el Mesías Jesús, hizo de la esperanza de la vida eterna una de sus enseñanzas fundamentales. (Juan 3:16; 6:47, 51; 10:28; 17:3.) Al dar su vida perfecta como rescate, Cristo obtuvo el derecho legal de conceder vida eterna a la humanidad. (Mateo 20:28.) Algunos de sus discípulos, 144.000 en total, vivirán para siempre en los cielos. (Revelación 14:1-4.) Así, algunos hombres que en un tiempo fueron mortales 'se vestirán de inmortalidad'. (1 Corintios 15:53.)
8 "Inmortalidad" significa más que simplemente no morir nunca. Implica "el poder de una vida indestructible". (Hebreos 7:16; compárese con Revelación 20:6.) Ahora bien, ¿qué logra Dios al conceder una dádiva tan extraordinaria? Recordemos el desafío de Satanás de que no se podría confiar en ninguna de las criaturas de Dios. (Job 1:9-11; 2:4, 5.) Al conceder inmortalidad a los 144.000, Dios indica su absoluta confianza en este grupo que ha respondido al desafío de Satanás de una forma tan sobresaliente. Pero, ¿qué será del resto de la humanidad? Jesús dijo a los primeros miembros de este "rebaño pequeño" de herederos del Reino que ellos 'se sentarían sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel'. (Lucas 12:32; 22:30.) Esas palabras implican que otras personas recibirán vida eterna en la Tierra como súbditos de su Reino. Aunque a estas "otras ovejas" no se les concede inmortalidad, reciben "vida eterna". (Juan 10:16; Mateo 25:46.) La vida eterna es, por tanto, la esperanza de todos los cristianos. No se trata de una fantasía, sino de una promesa solemne de "Dios, que no puede mentir", pagada con la sangre preciosa de Jesús. (Tito 1:2.)
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