Edición del martes, 31/may/2011.
Es debido a la religión que profesa. Un fallo judicial amparó su derecho de "objeción de conciencia"
Carolina Magnin tiene 21 años y lucha por su vida, no por la gravedad de su cuadro, sino por su negativa a ser tratada correctamente de su cuadro de anemia. Carolina es testigo de Jehová, una religión que entre otras cosas prohíbe a sus fieles las transfusiones de sangre, a las que considera un pecado.
La joven ingresó al hospital local el 18 de mayo luego de sufrir una grave hemorragia a raíz de un desorden hormonal. Se trata de un cuadro que fácilmente podría haber sido revertido más teniendo en cuenta que se trata de una persona sana y joven, pero la negativa de la joven a recibir una transfusión sigue poniendo su vida en riesgo.
La joven firmó un consentimiento por escrito ante los médicos para evitar que se la transfunda. De igual manera desde el hospital se presentó un recurso de amparo ante la justicia local que fue resuelto por la jueza de Garantías Aleli Kalf a favor de la postura de la joven. "Resolvió a favor de la objeción de conciencia de la paciente, en base a una vasta jurisprudencia que existe al respecto", explicó el doctor Eduardo More, abogado del hospital, ayer durante una movilización que encabezó el padre de la joven en la puerta del nosocomio. "Nosotros siempre debemos proyectarnos hacia la vida, pero la jueza rechazó el amparo y estamos brindando un tratamiento que no es el óptimo", agregó el secretario de Salud, Miguel Rosini. "Debemos rogar que no tenga una nueva hemorragia", bregó el funcionario.
"Yo como padre de ella tengo las manos atadas, pero quiero hacer algo para salvar a mi hija. La vida tiene que estar sobre cualquier derecho", afirmó su padre, quien debe "luchar" también contra la creencia de la madre de la joven, quien también profesa la misma religión y ha influido en la determinación de la joven, quien ayer iba a ser trasladada a otro establecimiento, según se señaló.
La idea del "pecado" de la transfusión
La doctrina que establece que este tratamiento médico es "pecado" no fue establecida por el fundador de la denominación religiosa, Charles Russel, sino que fue establecida durante la presidencia del señor Natan Knorr, en un artículo titulado: "La Santidad de la Sangre".
El argumento principal que se presenta para prohibir las trasfusiones sanguíneas es que en la Biblia se prohíbe consumir sangre y según los Testigos, realizarse una transfusión equivale a consumirla.
Consumir sangre como alimento y realizar una transfusión son cosas totalmente diferentes. Cuando comemos, estamos ingiriendo oralmente materia orgánica (vegetal, animal u hongos), y tras un proceso digestivo queda reducida a componentes simples que pueden ser asimilados, es decir: glucosa, aminoácidos, ácidos grasos y glicerol. Luego, en el proceso de absorción, los nutrientes pasan al sistema circulatorio, el cual los distribuye por todo el organismo. Por otra parte, una transfusión es un procedimiento médico que busca restablecer el volumen sanguíneo después que un paciente haya perdido mucha sangre como resultado de una grave hemorragia u otra causa. De no realizarse una transfusión a tiempo, el transporte de oxígeno no puede realizarse y por lo tanto el paciente puede sufrir un shock y finalmente morir.
La joven ingresó al hospital local el 18 de mayo luego de sufrir una grave hemorragia a raíz de un desorden hormonal. Se trata de un cuadro que fácilmente podría haber sido revertido más teniendo en cuenta que se trata de una persona sana y joven, pero la negativa de la joven a recibir una transfusión sigue poniendo su vida en riesgo.
La joven firmó un consentimiento por escrito ante los médicos para evitar que se la transfunda. De igual manera desde el hospital se presentó un recurso de amparo ante la justicia local que fue resuelto por la jueza de Garantías Aleli Kalf a favor de la postura de la joven. "Resolvió a favor de la objeción de conciencia de la paciente, en base a una vasta jurisprudencia que existe al respecto", explicó el doctor Eduardo More, abogado del hospital, ayer durante una movilización que encabezó el padre de la joven en la puerta del nosocomio. "Nosotros siempre debemos proyectarnos hacia la vida, pero la jueza rechazó el amparo y estamos brindando un tratamiento que no es el óptimo", agregó el secretario de Salud, Miguel Rosini. "Debemos rogar que no tenga una nueva hemorragia", bregó el funcionario.
"Yo como padre de ella tengo las manos atadas, pero quiero hacer algo para salvar a mi hija. La vida tiene que estar sobre cualquier derecho", afirmó su padre, quien debe "luchar" también contra la creencia de la madre de la joven, quien también profesa la misma religión y ha influido en la determinación de la joven, quien ayer iba a ser trasladada a otro establecimiento, según se señaló.
La idea del "pecado" de la transfusión
La doctrina que establece que este tratamiento médico es "pecado" no fue establecida por el fundador de la denominación religiosa, Charles Russel, sino que fue establecida durante la presidencia del señor Natan Knorr, en un artículo titulado: "La Santidad de la Sangre".
El argumento principal que se presenta para prohibir las trasfusiones sanguíneas es que en la Biblia se prohíbe consumir sangre y según los Testigos, realizarse una transfusión equivale a consumirla.
Consumir sangre como alimento y realizar una transfusión son cosas totalmente diferentes. Cuando comemos, estamos ingiriendo oralmente materia orgánica (vegetal, animal u hongos), y tras un proceso digestivo queda reducida a componentes simples que pueden ser asimilados, es decir: glucosa, aminoácidos, ácidos grasos y glicerol. Luego, en el proceso de absorción, los nutrientes pasan al sistema circulatorio, el cual los distribuye por todo el organismo. Por otra parte, una transfusión es un procedimiento médico que busca restablecer el volumen sanguíneo después que un paciente haya perdido mucha sangre como resultado de una grave hemorragia u otra causa. De no realizarse una transfusión a tiempo, el transporte de oxígeno no puede realizarse y por lo tanto el paciente puede sufrir un shock y finalmente morir.
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